“Hace falta un Pacto Verde americano”, propone Fernando Vilella, director del programa de Bioeconomía de la FAUBA, en referencia al documento de los países del CAS. La propuesta se centra en revalorizar los sistemas de producción de los países de la región, basados en la eficiencia y el cuidado del ambiente. “La agricultura y la ganadería son las únicas actividades económicas que fijan carbono”, destaca Vilella en referencia a que el resto de las actividades como la industria y el transporte son emisoras netas de gases de efecto invernadero, pero no los capturan.Efecto cepo: casi el 18% de los productores pasarán superficie ganadera a agriculturaLa referencia del “Pacto Verde” alude al Pacto Verde lanzado por la Unión Europea que apunta a la neutralidad de carbono en toda su economía, pero también fija estándares para la importación de productos de otras regiones. Este último punto abre un debate si algunas de esas reglas no se transformarán en una barrera para arancelaria que impida exportar productos agroindustriales a la UE.Las críticas de los países europeos contra la producción de carne en los países del Mercosur apuntan hacia esa dirección. Esto se reflejó en las discusiones por el acuerdo Unión Europea-Mercosur en las que Francia, en defensa de sus productores ganaderos, arremetió contra la carne originaria de Brasil.“Hay sí una oportunidad de mejora en la certificación de la producción para desarrollar alimentos diferenciados”, apunta Vilella Para el especialista, desde un enfoque de bioeconomía, los países de la región pueden demostrar que la huella de carbono, tomando como base el balance entre emisiones y capturas, tienen oportunidades para exhibir sus sistemas de producción. Al respecto, destaca las experiencias que se están haciendo en trazabilidad y en explicar a los consumidores con herramientas como el blockchain cada paso de la forma de producir.Por otra parte, Vilella añade: “lo bueno del trabajo que llevó adelante el IICA y que recogen los países del CAS es que no solo se consideran a los países grandes en ganadería sino también a los de menor producción como Bolivia y Chile”.ImpactoEl documento de Gabriel Delgado y Diego Gauna destaca que el ganado bovino en las Américas representa el 44% de las existencias globales (64% si no se considerara a India). A su vez, las exportaciones de carne bovina de los países del Mercosur, más Chile y Bolivia, llegaron a US$14.000 millones en 2020. En términos globales, a su vez, representan el 38,6%. Además, señala que la carne bovina tiene un rol importante en el empleo directo e indirecto y en los “procesos de desarrollo territorial en los países del CAS”. Calcula que en Brasil emplea a tres millones de personas, en la Argentina, 420.000 y en Paraguay, 360.000. De allí que considera que son “centrales para la sostenibilidad económica, social y ambiental de los países del CAS”.

Fuente: La Nación

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