Con el propósito de alentar el turismo receptivo a la Argentina desde países limítrofes, el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación impulsa una disparatada medida, que considera la posibilidad de bonificar hasta el 100 por ciento del valor de los pasajes de Aerolíneas Argentinas para aquellos turistas que vengan al país por un mínimo de cuatro noches.Si bien, por el momento, se trata de una propuesta en estado embrionario, desde la cartera que conduce Matías Lammens, se informó que se contempla incluir en esa promoción una tanda de 100.000 pasajes, que podrían incrementarse más adelante, y que estaría pensada fundamentalmente para visitantes de Brasil, Chile y Uruguay.La idea oficial es utilizar parte de los 1400 millones de pesos del presupuesto que tiene el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) en la compra de tickets aéreos.Argumentar que tamaño disparate sería para favorecer a sectores alicaídos y golpeados por la pandemia como el turístico y el gastronómico una vez que cesen las actuales restricciones a la llegada de personas del exterior del país por la pandemia de coronavirus, carece de soporte cuando el depreciado valor del peso ya nos vuelve un destino por demás atractivo. De igual modo, sectores oficiales apuestan a reducir el gigantesco déficit de la línea aérea de bandera con la inconcebible medida, como si no fuera a costa del Tesoro Nacional, esto es, del bolsillo de los argentinos.Que las autoridades nacionales se preocupen por estimular la actividad en un sector de la economía que ha sido duramente castigado por la pandemia y que ha experimentado una caída interanual del orden del 88% debería celebrarse, si no fuera porque se echa mano, una vez más y equivocadamente, de exhaustas fuentes de recursos. Que se apunte a obsequiar pasajes aéreos a turistas extranjeros para que visiten un país que, por sus bajos precios en dólares, ya constituye suficiente incentivo para quienes viven en el exterior, es otro vergonzoso desatino. Salvando las distancias, es como si, en circunstancias normales y no de pandemia, el Estado decidiera regalar entradas para un clásico entre Boca y River para incentivar la asistencia de espectadores, cuando habitualmente se trata de un espectáculo que registra una sobredemanda de tickets.Tamaña medida pergeñada por funcionarios dispuestos a seguir incrementando el gasto del Estado en áreas que no lo demandan confirma otro de los múltiples desaciertos de la gestión gubernamental. Pretender alentar así el turismo nacional, sin contemplar cuán oneroso e inncesario resulta esto para el Estado solo puede generar una extendida desaprobación.Una vez más, se plantea una política desleal desde el punto de vista comercial, al favorecer exclusivamente a Aerolíneas Argentinas y no a otras líneas aéreas que operan en el país, cuando muchas se han retirado de esta plaza en el último tiempo.Claramente, estamos ante un un nuevo condimento en la infalible receta que aplica el Gobierno en su denodado afán por destruir lo poco que ya queda del castigado sector aerocomercial, como lo hemos señalado en anteriores editoriales.Habida cuenta de las interminables e innecesarias penurias a las cuales las autoridades gubernamentales han sometido a miles de argentinos que han estado o aún siguen varados en distintos lugares del mundo, la anunciada medida se vuelve ofensiva e indignante para una ciudadanía cansada, que demanda algo de sensatez por parte de quienes continúan equivocando el rumbo de la gestión.

Fuente: La Nación

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