Muchos referentes brindaron su voz para hacerse eco de la aprobación del trigo HB4 (tolerante a sequía y con resistencia al glufosinato de amonio), cuya publicación en el Boletín Oficial sucedió este viernes. 
Una de estas voces es Lino Barañao, ex-ministro de Ciencia y Técnica.
“Este es el caso más exitoso que hemos tenido en la investigación científica argentina ya que se trata de un hallazgo innovador. Además, se trata de la perseverancia y el trabajo de la investigadora Raquel Chan -Instituto de Agrobiotecnología del Litoral- y de un grupo de productores innovadores”, admite el ahora actual investigador del Conicet y consultor privado. 
Este grupo, agrega Barañao, consiguió llevar la transgénesis entre plantas al campo y también hacer asociaciones con empresas internacionales. 

“El avance pone al país en un lugar de privilegio y altamente competitivo en lo que hace a la innovación en el sector agropecuario. También demuestra el gran talento de la investigación científica argentina cuando se aboca a la solución de problemas concretos”, afirma. 
Pensando a futuro y sobre lo que vendrá, Barañao dice que “ser innovador a nivel mundial tiene su precio pero, tarde o temprano, este tipo de eventos deberán ser aprobados porque está la amenaza latente del cambio climático y sus consecuencias. Por esto y también por el aumento poblacional que viene, es que el trigo HB4 es necesario”. 
Por su parte, está confiado y sostiene que, bajo este contexto, “no hay ningún argumento racional para que los países compradores rechacen la aprobación del trigo HB4 porque se trata del traspaso del gen de una planta a otra -del girasol al trigo-”, y añade que, tranquilamente, en el curso de la evolución este hecho se puede dar, pero no hay tantos años para esperar este cambio evolutivo de que una planta adquiera genes de tolerancia a la sequía de otra planta. 
Ante las primeras reacciones, comenta que mantener la diferenciación de semillas de trigo, convencionales versus HB4, es posible. “Se hace mediante un test rápido. Es totalmente factible de la misma forma que se hace un test de Covid-19”.
Por último, concluye que “la aprobación valorizaba todo este esfuerzo que se hizo estos años y, además, fue muy coherente de un Estado que apoya a la investigación y el desarrollo”.

Fuente: InfoCampo

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