La nutrición de cultivos para la producción de granos se fundamenta en las reservas de nutrientes disponibles en el suelo y el desafío para la fertilización es cubrir los requerimientos de nutrientes que el suelo no puede aportar para maximizar los rendimientos. En la región pampeana las variadas condiciones de fertilidad del suelo y de manejo de la fertilización conducen a resultados productivos dispersos, donde en promedio la fertilización aporta el 23% a la producción de granos.Clima y demanda, los factores que posibilitaron fuertes subas para los precios de la soja y del maíz en ChicagoEl diagnostico, la interpretación de resultados y el diseño de estrategias de nutrición son la base para la decisión del manejo orientado a maximizar los resultados productivos de la fertilización, ya que hay que tener en cuenta que aplicar fertilizantes sin diagnostico e interpretación puede estar lejos de una nutrición balanceada. Es necesario mejorar los diagnósticos y pasar de la visión del lote al ambiente para capturar la variabilidad espacial y temporal de los nutrientes en el suelo. Mediante la interpretación de los resultados se concilia el diseño de las estrategias de manejo, ya que los fertilizantes son aplicados al suelo y luego los nutrientes son liberados a través de procesos físicos y químicos que determinan el grado de disponibilidad para las plantas.Luego de cuatro campañas de estudios desarrollados por Fertilizar Asociación Civil en 10 sitios representativos de la región pampeana se validaron mejoras en los rindes al implementar estrategias de fertilización recomendadas o de nutrición balanceada respecto de la aplicación actual. La implementación de modelos de recomendación regionales o de nutrición balanceada incorporando indicadores de caracterización del sitio productivo y diferentes expectativas productivas permitiría mejorar la producción de cultivos y la eficiencia en el uso de los nutrientes aplicados respecto de prácticas frecuentes de fertilización. En condiciones no limitadas en nutrición los rindes son hasta casi 20% superiores a los que se alcanzan con las practicas actuales. Sin embargo, en la mayoría de los cultivos la implementación de recomendaciones medias de fertilización, considerando ajustes con nitrógeno, fósforo y azufre (NPS), y micronutrientes según diagnósticos por análisis de suelos y de expectativas de rindes, reducen esta diferencia de producción a la mitad.Además de la evaluación del aporte de la fertilización a los rindes registramos algunos indicadores de calidad de producción (concentración de nutrientes) y de calidad del ambiente productivo (cambios en los niveles de P-Bray 0-20 cm y el perfil de los nitratos en profundidad 0-200 cm). Respecto de la calidad de los granos vimos que la concentración promedio de N, P, S y Zn para trigo, cebada, maíz, soja y girasol sube en los planteos de nutrición con ajustes de NPS para máximos rindes, alejándonos de la dilución de concentración de nutrientes por aumentos de rindes. En cuanto a la calidad del ambiente vimos que, en promedio, los niveles de P-Bray 0-20 cm aumentan en planteos de fertilización recomendada respecto del manejo actual y de los controles sin fertilización. Acerca de los perfiles de nitratos a cosecha de los cultivos vemos que en planteos de fertilización balanceada existe en promedio para todos los sitios muestreados un aumento del N-NO3 contra los controles sin fertilización principalmente en los horizontes superficiales.En resumen, el diseño de las prácticas de manejo de la fertilización y nutrición de cultivos es la herramienta para conciliar la variabilidad de la oferta de nutrientes con la demanda de los cultivos. El diagnostico y la interpretación de la información resulta clave para elevar la productividad y la calidad no solo de los productos cosechados sino también del ambiente productivo..—————————-El autor es ingeniero agrónomo y coordinador técnico de Fertilizar AC.

Fuente: La Nación

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