La película se repite una y otra vez y River siempre tiene el mismo papel protagónico. Es el equipo que busca, propone e insiste hasta el cansancio con desbordes, juego interno y externo, pases filtrados, paredes y remates de media y larga distancia, pero al que nada le parece funcionar. Su rival, en cambio, cuenta con un rol secundario que lo incomoda. Se dedica a esperar, ubica a sus 11 futbolistas en campo propio, tapa los espacios, se aferra al cero en su arco y espera por un contragolpe o una pelota detenida para lastimar. Anoche en el Monumental el actor de turno fue Arsenal, el último del torneo. Y el equipo de Marcelo Gallardo recién logró torcer a 16 minutos del final, con un gol en contra, el desenlace de un filme que parecía destinado a un insulso 0-0. Ganó y respiró.River se llevó un merecido y crucial 1-0 para sostenerse como escolta en la Liga Profesional y seguir sumando: ya lleva 17 puntos ganados de los últimos 21. Ayer no pudo desplegar lo mejor de su fútbol, pero sacó adelante un encuentro áspero, que se le hizo cuesta arriba y que está acostumbrado a no poder resolver. Cuando todo parecía diluirse y se le escapaban dos puntos, apareció una de sus mejores fórmulas: Agustín Palavecino trasladó y abrió para Matías Suárez, quien la soltó para el desborde por izquierda de Fabrizio Angileri. Punzante e incisivo, el lateral pinchó la pelota y, cuando aparecía Julián Álvarez, se la llevó por delante Emiliano Méndez. Una casualidad con sabor a causalidad.Pelota en el aire, sin dueño: River buscó y buscó, pero careció de claridad (Mauro Alfieri/)Hasta el cansancio había buscado River esa jugada que le permita destrabar el desarrollo del juego. Recién se dio a los 29 minutos del segundo tiempo con un error forzado, pero pudo haber sido mucho antes. Le faltó precisión y ser más efectivo al llegar con posición de remate al área. Tampoco tuvo demasiada creatividad al buscar variantes para contrarrestar la austera posición de su rival. Pero contó con un bien preciado: paciencia para jugar y no desesperarse. De acuerdo con los números de Opta, parte de Stats Perform, River contó con el 77,3% de la posesión, dio 716 pases (contra 213) y tuvo 23 tiros (cuatro al arco) contra solo cuatro (dos al arco) de su rival. Y aunque el arquero Alejandro Medina fue una de las figuras, no haber podido hacerlo trabajar más fue un claro síntoma de las dificultades que tuvo el local frente a un Arsenal que ya suma nueve juegos sin ganar y en los últimos seis no pudo convertir.Enzo Pérez, uno de los puntos altos del equipo millonario (Mauro Alfieri/)Pese a todo, el Millonario se sacó de encima una obligación. Tras los triunfos del líder Talleres y los animadores Independiente y Estudiantes, conseguir un éxito para no perder terreno en los puestos de vanguardia de la Liga era una necesidad. Y con David Martínez, Milton Casco, Felipe Peña, Jonatan Maidana y Javier Pinola en la enfermería, Gallardo decidió premiar a los tres futbolistas que ingresaron en Rosario y sacó del equipo titular a los tres puntos más bajos del equipo: Santiago Simón entró en lugar de Alex Vigo en el lateral derecho, Agustín Palavecino ingresó por Bruno Zuculini en el medio y Benjamín Rollheiser reemplazó a Braian Romero en la delantera.Gallardo consiguió que River mantenga el protagonismo, pero el nivel todavía no es el esperado (Mauro Alfieri/)A lo largo de todo el encuentro, River dominó la pelota, los tiempos y los espacios frente a un tímido Arsenal se dedicó a esperar y defender. El equipo de Israel Damonte le tapó las bandas al de Gallardo e impidió que Simón y Angileri lastimen con desbordes y centros, buscó que su rival no tenga espacios en tres cuartos del campo para que los jugadores de buen pie tengan dificultades para asociarse y demoró el juego cada vez que pudo.Enfrente, el equipo de Gallardo se mostró insistente y movedizo. Fue el único que quiso ganar. Buscó siempre el hueco para lastimar por dentro y por afuera y en la primera parte tuvo al menos siete llegadas concretas con peligro, pero no pudo convertir entre las atajadas del arquero Medina, el travesaño y los disparos desviados. Con Enzo Pérez como llave del equipo de lanzador con pases filtrados para romper líneas, en ataque apareció Benjamín Rollheiser como carta incisiva, más algunos chispazos de Nicolás De La Cruz, Jorge Carrascal y Julián Álvarez.Santiago Simón maniobra; Castro lo persigue (Mauro Alfieri/)Para el segundo tiempo, la tarea era demostrar que tenía variantes y sorpresa para desarmar el cerrojo defensivo y que podía potenciarse con más creatividad, lucidez y paciencia, un aspecto fundamental para no desarmarse y sufrir. Y aunque mostró calma y no se le fue la cabeza, desde lo futbolístico quedó en deuda. Porque más allá de que empujó sin parar y mostró dinamismo mientras Arsenal se encerraba cada vez más cerca de su arco en un partido muy físico, ni siquiera con los ingresos de Matías Suárez y Braian Romero pudo darle mayor volumen a su juego.River extendió la buena racha en el torneo local (Mauro Alfieri/)Con empuje, corazón y sacrificio, River sacó adelante un partido que no se presagiaba tan difícil. Volvió a ganar y se posiciona como uno de los grandes candidatos a pelear la Liga Profesional hasta el final. Y aunque tiene mucho trabajo por delante para hacer crecer su rendimiento colectivo, también sabe que está preparado para arremangarse y luchar.
Fuente: La Nación