Los Dylan famosos no son tantos. Será fácil llegar a la conclusión de que el nombre del perro del presidente Alberto Fernández guarda relación con el rock. Y no será difícil comprobar que el equívoco que lo tuvo como protagonista esta semana sostenía un link con ese mundo que ama y que lo apasiona: el rock, especialmente el argentino, sobre todo el de una generación que fue joven en la década del setenta.Como punto de partida de la relación de Alberto Fernández con la música se pueden tomar diversos momentos de su historia. Desde los primeros discos que lo sorprendieron hasta algunas clases de guitarra que allá lejos y hace tiempo le dio su admirado amigo Litto Nebbia (quien también por estos días estuvo en boca de todos, cuando el Presidente mencionó versos de unas de sus canciones, “Llegamos de los barcos”).Alberto Fernández junto a Litto NebbiaProbablemente esos puntos de contacto más fuertes que comenzaron su relación con la música eran aquellos dos temas de Los Gatos (”Sueña y corre” y “Soy de cualquier lugar”) que fueron publicados como singles, en las caras A y B de un mismo disco de 45 RPM que Fernández tuvo en sus manos a los 11 años. Y la guitarra podría ser una constante, más que el dato anecdótico de un momento de su vida. Más de una vez dijo que era su cable a tierra. Además ha dicho, en otras ocasiones, que la conformación ideológica de una persona también estaba dada por la cultura musical y que la veta “hippie” o pacifista de su mirada está influida por artistas como Dylan, Joan Báez y por muchos del rock argentino.Su amistad con músicos consagrados. Una guitarra que atesora y con la que Pappo tocó en una de sus últimas grabaciones. La posibilidad (en 2005, cuando era Jefe de Gabinete de Ministros), de tomar el micrófono en la Casa de Gobierno para hablar en el ciclo “Música en el Salón Blanco”, el día que allí se presentó Luis Alberto Spinetta (“Spinetta es un cúmulo de capacidades musicales y un cúmulo de transmitir sensaciones. Alguien como yo nunca va a dejar de agradecerle”, piensa acerca de este prócer del rock argentino).Los links con la música se encuentran también en su amistad con Litto Nebbia o con los integrantes del grupo Súper Ratones, tanto como en otras guitarreadas con amigos o en un video de más de cuatro minutos que le dedicó a Bob Dylan, cuando el cantautor cumplió 80 años, el 24 de mayo último. “Son 80 años de alguien que cambió la cabeza de muchos. Pero no solamente penetró en la cabeza de muchos. Penetró en el alma de muchos de nosotros que vimos en él a alguien que escribía aquello que nosotros sentíamos y le ponía la música justa”, decía en ese vídeo.Fernández no se quedó únicamente en el lugar de fan y de guitarrero aficionado. También escribió muchas canciones y lo sigue haciendo. Una de las primeras que se hicieron públicas, aunque él las había grabado inicialmente para tener un registro privado, fue “Cuentan”, con el retorno de la democracia, en 1983.En ese historial sonoro aparecen otros como “Los caminos hacia el cielo”, que es anterior, de su adolescencia. Y más recientes son canciones como la que le dedicó a José Luis Properzi “Person”, baterista de los Súper Ratones, fallecido en noviembre de 2015.La referencia que Fernández hace a “el sol que regalaste el último verano” no se trata del último verano de Person, sino del tema que el presidente grabó con el grupo, en 2009. Participó con una guitarra acústica en la canción que, justamente, lleva ese nombre: “El último verano”.Fernández en cancionesLa influencia de Nebbia y del rock de finales de los sesenta y setenta atraviesan toda la producción de canciones del Presidente. Incluso en las más recientes, como es la que dedicó a Person. Los matices se encontrarán en las letras. “Cuentan” es un claro ejemplo (como se dijo, es una mirada sobre el retorno de la democracia).“Cuentan que si te animas a mirar el horizonte, no habrá un monte que desvíe tu camino. Cuentan que si en la noche no reparas en lo oscuro, no habrá luces que encandilen al destino. Y cuentan que hay marionetas enredadas en sus hilos, que se anudan a este mundo por sus hijos. / Y cuentan que los poetas se olvidaron de las rimas, cuando vieron que en las guerras no hay poesías. / Cuentan que en las fronteras de un país que no conozco, los periódicos no exhiben los despojos. Cuentan que en cada vida la alegría se despeja, cuando el miedo a los temores no refleja. Cuentan que hay transeúntes que caminan por las calles, convirtiendo atrocidades en detalles. Y cuentan que existen cuentos que jamás nadie ha contado, que se esfuman en relatos de malvados. / Cuentan que bajo el techo donde el cura oficia misa, pecadores se ventilan su impudicia. Cuentan que existen sombras condenadas al olvido, que demoran reclamando algún castigo. / Y cuentan que hay marionetas enredadas en sus hilos, que se anudan a este mundo por sus hijos. Y cuentan que los poetas se olvidaron de las rimas, cuando vieron que en las guerras no hay poesías. Cuentan, todos cuentan.

Fuente: La Nación

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