“La vicepresidenta dice que hay un ajuste fiscal, yo digo que no hubo, hubo una reducción del déficit”, afirmó ayer el ministro de Economía, Martín Guzmán, en declaraciones radiales: ¿Es esta la realidad? Analistas consultados por LA NACION opinaron que efectivamente hubo menor déficit fiscal, pero que no se debió a menor gasto, sino a ingresos extraordinarios, como el aporte solidario, los DEG del FMI o la mayor recaudación por retenciones a la soja debido al aumento del precio internacional.Los puntos más destacados del proyecto de MassaPor el lado del gasto, explicaron los economistas, no hubo una reducción, sino un cambio en su estructura: mayor desembolso en subsidios económicos que tienen que ver con el atraso tarifario y en subsidios sociales (Plan Trabajar, por ejemplo), en detrimento de las jubilaciones y los salarios del sector público.Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, dijo que no hay un ajuste, sino salida de la pandemia. “Si se cumpliera lo que dice el presupuesto para el gasto, este año terminaría con 21,8% del PBI frente a 20,8% del año pasado. En la prepandemia, en 2019, el gasto era de 18,5% del PBI y en 2018, de 20,1%. Hay una normalización de la economía, con lo que se normaliza el déficit fiscal. Lo que tenés ahora es que se achica el gasto Covid (ATP, IFE, etc…), que el año pasado fue 3,5% del PBI, y este año va a ser de solo 0,8%. Entonces, si se quita eso y se mira solo el gasto estructural, se ve que este está creciendo 8% anual en términos reales en los primeros ocho meses respecto de igual período de 2020 en términos reales”, indicó.Pero ¿cómo puede haber más gasto y menor déficit? Simple: aumentaron los ingresos extraordinarios, es decir, aquellos que no estaban previstos en el presupuesto para 2021, como el impuesto a la riqueza, los DEG del FMI o el mayor aporte de la soja por aumento del precio internacional. “Los dos primeros explican 1,5% del PBI. Entonces, el 4% de déficit fiscal presupuestado para este año, va a ser de 2,5%. Ahí dirán que se sobrecumplió la meta, pero no por menos gasto, sino por ingresos extras”, comentó Caamaño.Iván Cachanosky, economista de la Fundación Libertad & Progreso, dijo que el déficit primario se achicó: entre enero y agosto, fue de 1% del PBI, cuando en igual período del año pasado era de 4,5%. “Sí hubo un ajuste, pero el menos sano de todos, el que se hace vía inflación. La jubilación mínima crece por debajo de los precios, los salarios públicos se deterioran en términos reales, etc. Pero este no tiene que ver necesariamente con menos gasto, sino con la licuación del gasto”, explicó.Para Cachanosky también fue fundamental en la reducción del déficit fiscal el alza de la recaudación, vía impuesto a las grandes fortunas y mayor aporte de la soja por aumento de su cotización. “Hubo algunos ayudines”, remarcó.En cuanto a lo que puede pasar de ahora en más, Cachanovsky cree que se viene un período de más gasto, sobre todo por el resultado de las PASO y por la interna política. “Me parece que va a haber una aceleración en el gasto y que se lo va a financiar con emisión monetaria a costa de la inflación. Ese costo llegará postelecciones, pero después verán, porque hoy para el Gobierno noviembre es el fin del mundo”, concluyó.Según los analistas, entre agosto de 2020 y mayo de este año hubo un apretón monetario, pero ahora lo que va a ocurrir es que se va a volver a poner el pie en el acelerador, con los consecuentes costos inflacionarios. “Esto será para financiar gasto y ponerle plata en el bolsillo a la gente, algo en lo que no coincido, porque si le ponés dinero en el bolsillo a la gente hoy hay alto riesgo de que eso se vaya al dólar, ya que no se puede ir a consumo porque para eso se necesita una producción previa y la Argentina está estancada”, subrayó Cachanosky.¿En qué medida se aumentará el gasto? Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), aportó una estimación. “El gasto primario de septiembre-diciembre tendría que ser de $4000 millones para que se cumpla el cierre fiscal 2021 previsto en el presupuesto 2022. “Eso sobre el gasto primario del período septiembre-diciembre 2020 (gasto nominal de $2450 millones) implica un crecimiento real interanual del 10% en los últimos 4 meses”, afirmó.Esto implica, según Argañaraz, que algunos ítems deberían dispararse en el último tramo del año. “Por ejemplo, el gasto en personal debería mostrar un crecimiento del 35% real en los últimos 4 meses del año, cuando en los primeros 8 meses cayó un 3,6% real, mientras que el gasto en bienes y servicios debería triplicar su variación real (crecer 93% real). “El cumplimiento de la pauta oficial para todo 2021 implica terminar con un gasto prácticamente de igual valor real que el de 2020?, dijo el economista

Fuente: La Nación

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