Es un estado de alarma permanente. Pasan los años, cambian los nombres, circulan los entrenadores, pero San Lorenzo no tiene paz. El último episodio, en plena pandemia de Covid-19 y sin hinchas en los estadios, con un escándalo que se trasladó de una cancha de fútbol… a un aeropuerto. Con ribetes que rozan lo insólito, al mal momento que atraviesa el equipo –dejó otra mala imagen en su caída ante Talleres por 2 a 0– se sumaron escenas de violencia en Córdoba proveniente de las propias entrañas del club. Otro sacudón en la vida azulgrana.El capítulo más reciente sucedió en las tribunas y los pasillos del estadio Mario Kempes. Talleres propinó un golpe de alto impacto y se vio a un Ciclón descontrolado, que jugó mal, perdió y encima terminó con nueve futbolistas tras las expulsiones a Gino Peruzzi y Siro Rosané. “¡Esto es San Lorenzo, pongan h…!”, “¡basta de bol…, manga de muertos!” y “¡respeten la camiseta!” fueron algunas de las frases que sonaron en el estadio mundialista. ¿De parte de quién? De los “allegados”. O los “hinchas VIP”, personas autorizadas por la dirigencia a entrar a las tribunas. Que a estas alturas ya no acuden únicamente a los partidos más cercanos, sino que inclusive se trasladan a otras provincias, algo que se repite en varios clubes. El ejemplo más claro se dio en la sala de embarque del aeropuerto de Córdoba, donde hinchas reclamaron otra actitud a los futbolistas, que no sólo no aceptaron el planteo sino que terminaron cara a cara con los “allegados”. “Te peleo mano a mano”, se escuchó de algún integrante del plantel.Los simpatizantes de San Lorenzo están hartos de años de malas campañas y desaciertos dirigenciales. (Hernán Zenteno/)Tras un comienzo promisorio en el que logró mezclarse entre los primeros de la tabla en el Torneo 2021, San Lorenzo se derrumbó en sus últimos dos compromisos como visitante. Primero fue goleado por 4-0 por Unión, en Santa Fe. Tras eso llegó el dolor de cabeza contra Talleres, cuando se vio a un equipo apático, carente de sorpresa, que sólo apeló a los pelotazos largos y evidenció graves problemas defensivos. El flojo rendimiento se tradujo en gestos de fastidio e impotencia del entrenador Paolo Montero. “Debemos mejorar algunas situaciones de juego. Estamos amargados pero convencidos de que podemos revertirlo”, sostuvo el uruguayo.La deuda de los azulgranas no es nueva. Los hinchas acarrean las frustraciones de los últimos años, en los que ha habido volantazos en todas las estructuras, aunque ninguno dio resultado. En un momento fue la incertidumbre que generó la licencia de Marcelo Tinelli en la presidencia, golpe fuerte. Tomó esa función el vicepresidente primero Horacio Arreceygor, que contrató a Mauro Cetto como director de fútbol; esa situación llevó al alejamiento de emblemas, como Alberto Acosta y Hugo Tocalli. También, el de Leandro Romagnoli, que había tenido un interinato como director técnico tras la partida de Diego Dabove.El paso de los apellidosEn el rubro entrenadores la lista asoma infinita. Pasaron Pablo Guede, Diego Aguirre, Claudio Biaggio, Jorge Almirón, Juan Antonio Pizzi, Diego Monarriz, Mariano Soso y el propio Dabove. Varios de ellos, en su momento, eran pretendidos por algunos de los principales clubes de la Argentina. Para varios, consagrados en otras instituciones, el desafío pasó por romper un karma de durar más de 15 partidos en el cargo. Puertas adentro, cada una de las crisis futbolísticas golpea, duele: se habla de un club en permanente reconstrucción. Así de frenético y abrumado está el mundo San Lorenzo.Bajo la dirección de Paolo Montero San Lorenzo es la nada misma en cuanto a juego. (Prensa San Lorenzo/)En cuanto a los futbolistas, el rendimiento general estuvo bastante por debajo de lo que se puede esperar por sus potenciales. En el cruce con Talleres apenas aprobó Sebastián Torrico, que salvó al Ciclón de otra goleada. Nadie duda: San Lorenzo cuenta con varios jugadores de jerarquía, como Ángel y Oscar Romero y Néstor Ortigoza, que fue reemplazado en el entretiempo frente al conjunto cordobés.Los hermanos paraguayos siempre conforman un tema aparte, porque no rinden de acuerdo con lo que se espera de ellos y tienen contratos onerosos y porque en Boedo están abiertos a escuchar ofertas del exterior. Son parte de un equipo que en las últimas semanas se desfiguró progresivamente hasta no jugar a nada. Finalmente surge Cristian Zapata, que debutó el último lunes, pero el colombiano cayó en un momento de crisis del club. Uno de tantos.San Lorenzo tratará de dar vuelta la página con miras al cruce del próximo domingo con Argentinos, Nadie descarta que los hermanos Romero y el propio Ortigoza observen el partido desde el banco de suplentes. El Ciclón procurará algo de paz.

Fuente: La Nación

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