ROSARIO.– Desde el jueves de la semana pasada, los habitantes de Villa Constitución, una ciudad de 50.000 habitantes ubicada en el límite sur entre Santa Fe y Buenos Aires, viven en el infierno. Las gigantescas quemas desatadas en la zona de islas, allí donde el río Pavón se desprende del Paraná, ya arrasaron miles de hectáreas. Cuando el viento sopla del Este, la ciudad se llena de un humo denso y una capa de cenizas, lo que disparó las consultas médicas por alergias y problemas respiratorios.Los incendios frente a Villa Constitución y San Nicolás de los últimos días son el más reciente episodio de una dramática saga de miles que comenzó en febrero de 2020 y que se extiende hasta hoy. Según los cálculos hechos por César Massi, referente de la Red Nacional de Humedales (Renahu), desde ese momento hasta ahora se quemaron unas 850.000 hectáreas solo en la zona denominada Piecas Delta del Paraná, que va desde la ciudad de Santa Fe al norte hasta Zárate (Buenos Aires) por el sur. El fuego consumió en un año y medio más de la tercera parte de un territorio conformado por alrededor de 2,3 millones de hectáreas. Una superficie equivalente a 42 veces la ciudad de Buenos Aires.Secretos de la ciudad: un viaje no apto para claustrofóbicos por túneles del sistema de agua que datan de 1870La última semana de agosto fue la que más incendios concentró en 2021: según el relevamiento semanal que hace el Museo de Ciencias Antonio Scasso, de San Nicolás, entre el 23 y el 30 de este mes se registraron 2323 focos sobre un total de 9300 desde enero hasta ahora, convirtiendo a este año en el segundo peor en cantidad de incendios desde 2012, solo superado por 2020.Brigadistas trabajan para apagar los incendios en el Delta, que hacen cubrir de humo la zona de San Nicolás y Villa Constitución (Marcelo Manera/)Humo y contaminaciónLas consecuencias de los incendios, que según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación son intencionales en un 95% de los casos, son innumerables: a la destrucción del ecosistema, la erosión de suelos y la alteración de ritmos de vida de fauna y flora se suma la contaminación que el humo genera, que afecta seriamente la salud humana de los centenares de miles de personas que habitan en las ciudades grandes, medianas y pequeñas asentadas sobre la costa del Paraná. Diego Martín, concejal socialista y presidente del Concejo Municipal de Villa Constitución, sostuvo que en los últimos días se multiplicaron en esa ciudad las consultas pediátricas por alergias o dificultades respiratorias relacionadas con la presencia de humo.La Universidad Nacional de Rosario, que realiza mediciones de calidad del aire de manera periódica, alertó en varias ocasiones que cuando las partículas contaminantes flotan en el ambiente la calidad del aire se deteriora con rapidez y supera los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Cuando el humo cubre Rosario, como ocurrió durante el pasado fin de semana, las partículas contaminantes duplican, triplican o hasta cuadruplican los niveles considerados como tolerables.Modelo productivo y ley de humedalesPara Massi, las quemas encuentran su explicación en la persistencia de un modelo productivo que usa al fuego en el humedal del Paraná como método de “limpieza” del terreno. La severa bajante del río, sin lagunas ni riachos que funcionen como cortafuegos naturales, hace el resto del trabajo. “Precisamos una ley de protección de los humedales porque hay que reconfigurar con urgencia las actividades que se hacen en los territorios. Hoy no hay control que valga y nadie detiene ni las quemas ni los endicamientos. Falta decisión política, recursos y control. Sin ley, cada uno hace lo que quiere y vamos siempre atrás del daño”, argumentó el ambientalista.Por los incendios en el Delta, el humo cubre la zona de San Nicolás y Villa Constitución (Marcelo Manera/)El domingo pasado, centenares de personas convocadas por la Multisectorial de Humedales cortaron durante varias horas el tránsito en el ingreso del puente Rosario/Victoria para pedir al Congreso de la Nación que destrabe el tratamiento de esa ley, que corre riesgo de volver a perder estado parlamentario como ya ocurrió en tres ocasiones. A principios de mes, un grupo de unos 40 kayakistas unió a remo Rosario y Buenos Aires para visibilizar el reclamo, hasta ahora sin respuestas concretas por parte de los legisladores nacionales.Respuestas estatales“Hace exactamente un año atrás, el 22 de agosto de 2020, el ministro Cabandié [Juan, responsable de la cartera nacional de Ambiente] prometió que acá en Villa Constitución iba a funcionar un faro de conservación para prevenir las quemas. Pero el avance fue nulo y solo hay un guardaparque, sin recursos ni herramientas” explicó Martín. Los faros de conservación, una red de cinco instalaciones en diferentes puntos del Delta medio con personal y tecnología pensada para prevenir y monitorear los incendios, fueron anunciados el año pasado en el pico de las quemas.En el reporte diario que emite el Ministerio de Ambiente se detalla que las torres de control ya fueron adjudicadas, pero aún no se instalaron, que las lanchas (5) se están licitando y que “se avanza” en la fabricación de cinco módulos habitacionales. “Sentimos que no se reconoce el problema, la coordinación entre las partes solo aparece cuando todo ya está prendido y la prevención brilla por su ausencia”, agregó el concejal socialista.Brigadistas trabajan para apagar los incendios en el Delta, que hacen cubrir de humo la zona de San Nicolás y Villa Constitución (Marcelo Manera/)La gestión de la información, un elemento clave para diseñar políticas y estrategias de control, también es tambaleante, ya que las provincias que comparten el Delta no reportan o subreportan los focos a la Nación: hasta ayer, en el reporte ministerial se menciona que Buenos Aires reportó apenas 5150 hectáreas quemadas en todo su territorio desde enero hasta ahora; Entre Ríos, 5642 hectáreas, y Santa Fe ni siquiera aportó datos, algo que –según fuentes ministeriales– “se está por actualizar”.

Fuente: La Nación

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