De puño y letra. Mario Segovia, conocido como el Rey de la efedrina, preso en el complejo penitenciario de Ezeiza donde cumple una pena por tráfico de estupefacientes, lideraba desde la prisión una organización dedicada al contrabando de explosivos y armas. En las últimas horas fue procesado por este delito y se trabó un embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de 80.000.000 de pesos. Una prueba fundamental en su contra fue el hallazgo de una serie de cartas manuscritas donde él dejó expresas directivas a otros integrantes de la banda, entre los que se encuentra su hijo Matías.Así se desprende de la resolución del juez federal de Lomas de Zamora Juan Pablo Auge, a la que tuvo acceso LA NACION.Las cartas de Segovia (vanes/)“Los elementos de prueba recolectados permitieron acreditar que Mario Segovia detentó la calidad de jefe de la organización criminal, función que ha llevado a cabo desde su lugar de detención transmitiendo sus órdenes durante las visitas que recibía, por medio de comunicaciones telefónicas y por cartas manuscritas dirigidas a su hijo Matías y a su cuñado Gonzalo Ortega”, sostuvo el juez Auge.Las cartas escritas por el Rey de la efedrina habían sido secuestradas en un allanamiento hecho por personal de la Policía Federal Argentina (PFA) el 13 de julio pasado en la mansión que los Segovia tiene en la zona residencial de Fisherton, en las afueras de Rosario. El procedimiento, ordenado en su momento por el juez federal de Quilmes Luis Armella, magistrado que subrogaba el Juzgado Federal Federal N° 2 de Lomas de Zamora, fue el punto final de una extensa investigación que duró cinco años del fiscal federal de Lomas de Zamora Sergio Mola y de su colega Diego Iglesias, a cargo de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).El personal de la PFA, además de los manuscritos, secuestró manuales para uso de explosivos, y elementos y componentes que se podrían usar para posibles detonaciones, como así también se incautaron accesorios de fusiles y chalecos antibala.Mario Segovia, el denominado Rey de la efedrinaEn la casa de Álvarez Condarco a 472 bis del barrio Fisherton se encontraron varios estuches para fusiles varios y carabinas, manuales y reglamentos de armas AR-15, que son similares a la AK47.“Las armas tenían como destino su comercialización. Las bombas y explosivos todavía no se pudo determinar cuál iba a ser el destino. No sabemos si querían experimentar en la fabricación para después vender o si quería fabricar para hacer volar [sic] a alguien o cometer un atentado a un edificio público”, explicó a LA NACION un investigador.Noticia en desarrollo

Fuente: La Nación

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