Como en tantos otros casos, el pedido de ayuda llegó a través de las redes sociales. Pero lo que anunciaba el mensaje que alertaba sobre dos perras en peligro, no se acercaba ni en la peor pesadilla a lo que vieron los rescatistas cuando dieron con el lugar. Encadenadas en la terraza de un complejo de departamentos usurpados, con bozal para que no ladraran ni resguardo del sol, la lluvia o las inclemencias climáticas, dos cachorras habían sobrevivido toda una vida a una vida de sufrimiento.Luego de varios intentos fallidos para que la responsable de las perras entrara en razón, un grupo de vecinos hizo una denuncia y se movilizó para que se tomaran cartas en el asunto. “Con Camila Cantero, una de las denunciantes intentamos hablar en buenos términos con la responsable de las perritas, una mujer de unos 40 años que honestamente demostró poco interés en mejorar la situación de los animales. Además, como eso no le había resultado suficiente, en todo momento se había mostrado a la defensiva y con una actitud de confrontación hacia nosotros. Su argumento era de lo más cruel: como era la dueña de los animales, podía hacer lo que quisiese con las perras”, recuerda Fernando Pieroni, uno de los rescatistas comprometidos a cambiar la vida de las perras.Pero ni Pieroni, ni Cantero, ni el grupo de vecinos que se había congregado esa tarde frente al complejo de departamentos estaban allí para escuchar excusas. También se habían hecho presentes algunos medios locales que cubrían la triste noticia. Finalmente, después de varias horas de negociaciones, la responsable de las perras, accedió -aunque de mala gana- a entregarlas. “A pesar del miedo y de la incertidumbre, las dos perritas se mostraron receptivas a nosotros. El primer acercamiento con ellas fue maravilloso, tuvimos una hermosa conexión. Y, en el camino a casa en el auto pude ver a una de ellas que me miraba fijo con una expresión indescriptible. Decido creer que sus ojos estaban cubiertos por lágrimas de emoción. Los animales son mágicos”, asegura conmovido Pieroni.Los primeros días de su nueva vida no fueron fáciles. Todo era distinto para ellas. Estaban muy asustadas y no querían despegarse ni un segundo de Fernando. “Dormían encima mío y me seguían todo el tiempo como si no quisiesen que las dejara solitas”. Cuando ya estuvieron un poco más tranquilas, tuvieron su consulta son el veterinario. Estaban cubiertas de pulgas y garrapatas y, además, el profesional les diagnosticó un principio de desnutrición e indicó un tratamiento para ir recuperando, de a poco, un peso saludable. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Ferpie (@fer_pieroni) “¡Me sorprendió mucho la unión entre ellas! Son inseparables. Debo suponer que se debe a que pasaron mucho mal juntas y el único amor que conocían era el que se daban entre ellas. Por eso la decisión de que fueran adoptadas juntas. Después del infierno que habían pasado, era algo justo y necesario. Si imaginaba por un segundo lo que había sido su vida antes de su rescate, dentro de esa terraza tenebrosa, con esa cadena y ese bozal esclavizante y las noches terribles que pasaron, era lógico que su mundo se redujera a apoyarse mutuamente, consolarse y abrazarse. La unión que tienen es maravillosa. Jamás podría separarlas”.Involucrarse para salvar vidas Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de Ferpie (@fer_pieroni) Pasó poco tiempo hasta que Pieroni recibió la noticia que tanto había esperado. Había llegado el día en que Alma y Nube, como las habían llamado, dejarían su casa para mudarse a su hogar definitivo con Lore, que se había enamorado de ellas. “Se me hizo un nudo en la garganta cuando Lore me dijo que quería que formaran parte de su vida para siempre. No fue nada fácil dejarlas ir. Habíamos tenido una conexión tan mágica que me costaba la despedida. Pero también sé que, cuando uno realmente ama, desea lo mejor para el otro. Y lo mejor en este caso era encontrarles un hogar”.Nube, Alma y Lore: unidas en una historia con final feliz.Lorena había seguido el caso desde cerca y se mantuvo atenta a todas las novedades. Por eso, en cuanto pudo ir a conocerlas, coordinó una visita con Fernando y fue amor a primera vista. “Los primeros días en casa fueron difíciles ya que venían de mucho sufrimiento, estaban súper temerosas. Pero de a poco fueron entrando en confianza y comenzando a disfrutar de las pequeñas cosas. Las dos tienen una mirada tan pura, tan llena de amor que es inexplicable. ¡Hoy nuestros día a día son mágicos! Llenos de amor, paseos y confianza. Estamos las tres súper felices”, concluye Lore con alegría.

Fuente: La Nación

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