Esta es una pregunta para el ciudadano común: ¿ustedes creen, realmente, que al gobierno le importa su futuro? Para nada. Sólo quieren ganar por el poder. Terminadas las elecciones del 12 de septiembre, y ante la apabullante derrota del oficialismo en todo el país, asistimos a un festival de regalos clientelares casualmente en municipios y provincias donde obtuvieron menos votos. De pronto terminó la pandemia, la variante delta se fue de vacaciones y todo parece prometedor con un sorprendente interés en la presencialidad educativa resistida a ultranza durante casi dos años.En poco tiempo, los argentinos volveremos a votar, y como lo hemos dicho, estamos ante la elección más trascendente para nuestro país. Porque definitivamente está en juego nuestro futuro y los más preciados valores de nuestra cultura. Cuando hablamos de elegir entre dos modelos de país tenemos claro el rumbo que tomó este gobierno desde diciembre de 2019 hasta nuestros días. El lamentable manejo de la pandemia, una cuarentena ilimitada que destrozó vidas, economía, educación y libertad. Y como si fuera poco, con absoluto desprecio por los derechos más elementales abusó del poder con privilegios inaceptables en todos los sentidos. La ineficiente adquisición de vacunas y su aplicación, sólo demostraron la preeminencia de la ideología por encima de las necesidades de la sociedad, siendo responsables por la muerte de miles de los 115.000 fallecidos, que seguramente hubieran podido sortear el Covid. Pero las vacunas no estaban. Y mientras tanto, ellos de fiesta.Liberaron presos peligrosos, limitaron derechos constitucionales, permitieron la toma de tierras privadas, y nos dejaron indefensos ante el avance de la creciente inseguridad. Y entre tanto sufrimiento, avanzaron sin escrúpulos sobre las autonomías provinciales, la Justicia y el Ministerio Público. Pretendieron expropiar ilegalmente, y cuestionaron al Poder Judicial desde sus máximas autoridades hasta cualquier Juez que intentara contradecir sus intenciones. Entre tanto, llegamos al 50% de inflación, aumentó 10 % la pobreza, cerraron miles de pymes y se fueron del país varias empresas importantes aumentando la desocupación. Tuvimos que padecer con vergüenza vernos representados por un presidente y un canciller que se alineaban con dictadores que conducen países en los cuales se limitan libertades y se violan derechos humanos como Cuba, Venezuela y Nicaragua. Este proyecto de país sin planificación, con cepo a la carne, con indiscriminada emisión y carente de moneda. Con planes y subsidios y aumento del empleo público mientras se crean impuestos nuevos o se aumentan los demás. Esta es la realidad que no pueden esconder, cuando ya no se puede comprar alimentos, o comprar combustible o llegar a fin de mes.Las elecciones se perdieron por esto, no se trata sólo de ¨platita en los bolsillos¨. No nos engañan, son los mismos y van a ir por el mismo rumbo. Los argentinos estamos enojados, heridos en nuestros valores y pisoteados en nuestra dignidad. Los planes llevan más de 10 años sumiendo a quienes los reciben a la más insostenible falta de futuro, y a un presente denigrante con la imposibilidad de acceder a las más básicas necesidades. Queremos trabajo, porque nos merecemos tener oportunidad de crecer y en igualdad de oportunidades. Este es el camino y el modelo de país que ofrecemos desde la oposición que ganó en las urnas, el rumbo de la educación adecuada al siglo XXI, con real interacción con el trabajo, la simplificación de creación de empleo formal con menores cargas impositivas, la previsibilidad y respeto por la igualdad ante la ley y las instituciones. Defendemos la libertad y el orden, y entendemos el poder como servicio público y al sólo fin de construir un mejor futuro para todos los argentinos.No se confundan, para este gobierno y en particular para quien realmente detenta el poder, Cristina Fernandez de Kirchner, la única razón de intentar revertir los resultados electorales no es otro que mantener el poder, y cuanto más absoluto mejor. Quieren la suma del poder público, adoctrinando juventud y sometiendo a la justicia. Necesitan ese estilo de poder sobre todo para lograr impunidad. No pueden darse el lujo de una democracia republicana ni el equilibrio parlamentario. No sorprende, entonces, que intenten comprar votos, apelen a las presiones, amenazas, clientelismo extremo, porque para ellos el poder es el único fin en sí mismo.Pero no hay plata que pueda comprar nuestra dignidad, porque cuando estemos en ese cuarto oscuro, aún cuando reciban aquello que tanto necesitan, cuando decidan, espero que su elección sea por nuestro futuro y no por nuestra decadencia.Candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires (Juntos)
Fuente: La Nación