Es el subte de Moscú, pero podría ser el de cualquier otra ciudad. No tanto por la arquitectura o el tiempo de su construcción, sino por otros elementos que aparecen en la imagen: cierta soledad, la ausencia de multitudes, el inevitable tapabocas. Hay fotos que tienen sonido, y en esta lo que podríamos escuchar es un trajinar universal, el bramido del tren que resuena en los túneles, más bramido que nunca cuando no hay otros ruidos –el estrépito de la aglomeración humana, por caso– que le planteen competencia. Rusia enfrenta un alza en las muertes por Covid-19, y ese dato imprime aún mayor desolación a la escena. La pandemia que no cesa allá afuera, la solemnidad de pilares, luminarias y pisos impecables aquí adentro. Y por todos lados, las noticias de avances y retrocesos en una marcha que nadie prometió sencilla pero va siendo demasiado larga.

Fuente: La Nación

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