LIMA.- En unas elecciones en las que están en disputa dos modelos antagónicos, el boca de urna señala un ajustado resultado con la candidata de derecha Keiko Fujimori ligeramente por encima del izquierdista Pedro Castillo, por 50,3% contra 49,7%.Los primeros resultados oficiales se conocerán a las 23.30 de Perú (1.30 de la Argentina).El maestro de escuela rural y la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori habían llegado empatados en los sondeos, tras una campaña marcada por la exacerbación de los miedos.El voto del miedo: el terror y el espanto en Perú por los dos candidatosFujimori se presentó a la presidencia con la promesa de mantener el modelo de libre mercado instaurado hace tres décadas con la Constitución que forjó su padre. Su candidatura recibió así el apoyo de la elite económica y de intelectuales liberales como el novelista Mario Vargas Llosa, así como políticos de otros países, entre ellos el opositor venezolano Leopoldo López.El maestro y sindicalista Castillo, un desconocido hasta principios de año convertido en la sorpresa de las elecciones, propuso reescribir la Constitución para fortalecer el papel del Estado en la economía.Con ese ideario Castillo reunió, entre otras, las adhesiones públicas de los expresidentes de Bolivia, Evo Morales, y Uruguay, José “Pepe” Mujica, dos influyentes representantes de la izquierda latinoamericana.Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, y Pedro Castillo, de Perú Libre, son los dos candidatos que se disputan la presidencia de Perú (Getty Images/)Los comicios más polarizados en décadas en el país siguieron a una tormenta política con cuatro presidentes en cinco años, protestas y múltiples denuncias de corrupción contra políticos.El mandatario interino Francisco Sagasti, quien asumió en noviembre pasado, exhortó a sus compatriotas “a respetar escrupulosamente la voluntad expresada en las urnas”.Elecciones en Perú: Keiko Fujimori, la heredera de la dinastía que busca reivindicar el legado económico de su padreQuien gane estas elecciones enfrentará una situación especialmente dramática por el Covid-19, que ya dejó más de 1,9 millones de casos y más de 185.800 muertos.Las autoridades debieron corregir la semana pasada la cifra de decesos, la más altas del mundo en relación a los habitantes, tras haber registrado erróneamente un número tres veces menor.Dos millones de peruanos perdieron sus empleos durante la pandemia y tres millones pasaron a ser pobres, por lo que ahora un tercio de los 33 millones de habitantes vive en la pobreza, según datos oficiales, aunque en este caso también las cifras podrían estar subvaluadas.Keiko Fujimori, la heredera de la dinastíaKeiko fue primera dama durante el gobierno de su padre y heredó su legado de derecha tras su caída y desaparición de la escena pública. Años después entró al Congreso y desde ahí, como líder de la principal fuerza del recinto, ejerció una acción demoledora contra el presidente Kuczynski, arrinconado y forzado a renunciar en 2018.Fujimori, considerada como “populista de derecha” en las elecciones pasadas, pasó a ser esta vez la favorita de los sectores dominantes, que ya no la consideran una dirigente populista sino un “mal menor” contra los temidos desafueros de Castillo.Castillo, un político sin experienciaSerá la primera apuesta presidencial de Castillo, que carece de experiencia previa en la función pública y basa su fogueo en sus días como dirigente del poderoso sindicato de maestros, un gremio que demostró su fuerza cuando paralizó el país durante un extendido reclamo en 2017.Con claras posiciones de izquierda, Castillo promueve un rol fortalecido del Estado en la economía, pero advirtió que no busca eliminar la empresa privada ni la inversión extranjera. Según su discurso, las “riquezas [naturales] deben nacionalizarse, con nuevas reglas de impuestos y regalías que son muy necesarias”.Puntos en comúnPese a sus marcadas diferencias en materia económica, los dos tienen una mirada conservadora de la sociedad, rechazando las doctrinas progresistas y liberales. Los dos son antiaborto, defienden la familia tradicional, no dan importancia a los derechos de la comunidad LGTBI y rechazan el enfoque de género en la educación.Los dos rivales también compartirán las mismas limitaciones en caso de acceder al poder. Ninguno podrá desplegar la agenda que ofrece como solución a los problemas de fondo del país si no se sienta a negociar con un Congreso fragmentado, y siempre díscolo, donde no habrá un partido dominante y especialista en tumbar presidentes.Con información de Ramiro Pellet Lastra

Fuente: La Nación

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