El año pasado Gabriel Hofnug tenía un emprendimiento gastronómico en la zona de Catalinas, una de las más golpeadas por la cuarentena por el Covid-19 y el teletrabajo, ya que sus clientes eran empleados de multinacionales que dejaron de ir a las oficinas del Bajo. Empezó a pensar en cómo reconvertirse y, junto a Martín Nahra, ideó Asador Box, cajas con cortes de carne seleccionados y tratados correctamente para que la gente no se tuviera que mover de su casa para hacer un asado.“La idea nació con la premisa de seleccionar los mejores cortes disponibles en el mercado y enviárselos a los clientes listos para consumir. Algo así como un personal butcher que conoce en detalle el gusto de cada uno y le arma en función de eso la mejor propuesta de la semana”, contó en diálogo con LA NACION Hofnug, de 55 años, que tiene más de 30 de experiencia en la industria de la hospitalidad al haber trabajado en cadenas de hoteles del país y el exterior.Contrató a un joven de 21 años para trabajar en el campo y tuvo una repercusión contundentePara dar con lo mejor, Hofnug dijo que trabajan con varios frigoríficos que tienen carnes de pastura y también ofrecen carnes maduradas, un proceso que realizan ellos mismos.“La maduración en seco, o dry aging, es un proceso por el cual un determinado corte de carne se coloca en condiciones controladas de temperatura y humedad para eliminar agua de su músculo. Esto permite que la grasa intramuscular actúe como un agente que reblandece la carne dándole una contextura más tierna y un sabor más intenso. Nuestro proceso de maduración de la carne varía entre 45 y 50 días. Asar y probar uno de estos cortes madurados es una sensación única”, explicó.Al comienzo tenían una oferta de solo cuatro boxes, pero hoy tienen más de 12 propuestas que parten de los $5000 y llegan a los $15.000. Las cajas pueden contener desde entraña, bife de vacío, asado banderita del centro, picaña, mollejas, prime rib, los cortes dry aged -Tomahawk, Porterhouse y Ojo de bife-, chorizos de puro cerdo, provoleta artesanal, pan de masa madre, chimichurri fresco y hasta los vegetales para acompañar.“Empezamos en octubre de 2020 y teníamos la previsión de vender unas 1200 cajas en el primer año (lo que sería igual a una facturación de aproximadamente $12 millones). Se está manteniendo ese número, aunque estamos sumando capacidad para poder duplicar la producción a fines de este año”, aseguró.Las cajas pueden contener desde entraña, bife de vacío, asado banderita del centro, picaña, mollejas, prime rib, los cortes dry aged -Tomahawk, Porterhouse y Ojo de bife-, chorizos de puro cerdo, provoleta artesanal, pan de masa madre, chimichurri fresco, y hasta los vegetales para acompañar (Aleksandr_Vorobev/)La inversión inicial en el local fue de US$80.000 y luego volcaron otros US$50.000 para reconvertirlo en el centro de producción que es actualmente.“Tenemos pensadas dos posibilidades que están bastante avanzadas. Una es poner un local propio de venta al público donde estamos o en otro lugar y, por otro lado, estamos viendo de poner heladeras en negocios gastronómicos afines para que vendan nuestros productos. Los dos caminos están abiertos y vamos avanzando en paralelo”, adelantó.Actualmente en la planta trabajan ocho personas a cargo del fraccionamiento de la carne, el tratamiento, el envase y el transporte de la mercadería, ya que no tercerizan la logística. Hacen entregas en 24 horas a Capital Federal y el Gran Buenos Aires.“Queremos garantizar que el producto llegue como lo pensamos y por ese motivo no estamos pensando en expandirnos a toda la Argentina. En principio, buscamos llegar a más clientes en el mismo territorio”, cerró.

Fuente: La Nación

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