Se suponía fuera de toda posibilidad el súbito colapso de un edificio en un país avanzado como Estados Unidos. Sin embargo, se produjo el derrumbe del Champlain Towers South, en Surfside, Miami, que ha costado la vida de más de 120 personas. Luego del terrible accidente, se supo que informes previos advertían sobre la necesidad de reparaciones preventivas.El proceso constructivo en su totalidad, desde los planos, su aprobación por la autoridad correspondiente, las obras y el posterior mantenimiento, es una tarea compleja y multidisciplinaria que no está exenta de errores en ninguna de sus etapas. La tecnología para la construcción de edificios evoluciona permanentemente y las normas de seguridad se actualizan al ritmo de ese progreso. Esta evolución ha permitido construir edificios más altos, más esbeltos y funcionales.Los Estados Unidos, al igual que los países de Europa o Japón, China y Rusia, están en la avanzada del conocimiento. Las normas y los reglamentos de diseño de puentes y edificios argentinos derivan, con pequeñas adaptaciones, de los utilizados en dichos países.Adicionalmente, en esas naciones, y en otras más cercanas como Chile, Perú, Ecuador y México, los proyectos de estructuras son revisados por profesionales independientes con conocimientos reconocidos en la materia. Además de las normas y procedimientos, se ha de auditar en forma periódica el mantenimiento de los edificios. Si alguna enseñanza deja el derrumbe de Miami es que las estructuras deben revisarse no solo desde su proyecto y hasta la conclusión de la obra, sino también una vez finalizadas y en uso, para minimizar riesgos de sobrecargas, movimientos de suelos o falta de mantenimiento.Es doloroso comprobar que en zonas urbanas de la Argentina, y con mayor proporción en la ciudad de Buenos Aires, han ocurrido muchos siniestros en obras que podrían haberse evitado con una revisión de los proyectos e inspecciones oportunas por parte de profesionales experimentados. Son bien conocidos los casos de excavaciones para nuevos edificios en las que se afecta gravemente a los linderos, ya sea por actuar sin diligencia como por carecerse completamente de documentación de esas construcciones.También se comprueba que los consorcios de propietarios no interpretan la verdadera importancia de atender debidamente cualquier daño, tanto en frentes como en estructuras o en conductos de gas o energía, y son reticentes a gastar en inspecciones y reparaciones de alguna importancia. En ese sentido, debe señalarse como una medida positiva lo que establece la ley 257 de la ciudad de Buenos Aires, para la revisión periódica de fachadas y balcones. Pero debe irse más allá.El Instituto de Construcciones y Estructuras de la Academia Nacional de Ingeniería ha recomendado acertadamente diversas acciones tendientes a minimizar los problemas que hoy se presentan. Entre ellas, se considera de vital importancia la función que cumple el Centro de Investigación de los Reglamentos de Seguridad de las Obras Civiles (Cirsoc), que en estos momentos es un organismo desvalorizado por las propias autoridades. Debería jerarquizárselo y asignársele recursos y atribuciones, para que continúe con la emisión y actualización de los reglamentos de seguridad. Además, debería legislarse e instrumentarse un sistema privado independiente para la auditoría de los proyectos estructurales e inspecciones de la seguridad de las obras y el mantenimiento de edificios. Prevenir es salvar vidas.

Fuente: La Nación

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