El Banco Central (BCRA) confirmó hoy, por vía indirecta, que no tiene previsto retocar el “supercepo” -es decir, los refuerzos al cepo cambiario dispuestos de urgencia durante el año pasado cuando las reservas líquidas de la entidad caían sostenidamente hasta llegar a cero (hacia octubre)- como mínimo hasta el año que viene.La conclusión surge evaluar dos resoluciones que adoptó hoy, al extender hasta fin de año dos decisiones.Por un lado, la suspensión aplicada en tiempos del desembarco de la pademia en el país (19 de marzo del 2020) a la posibilidad que los bancos tienen de distribuir utilidades entre sus accionistas. La entidad justificó entonces su decisión, adoptada hasta mediados este año y dispuesta por la Comunicación “A” 6939, en la imperiosa necesidad mantener sólidos y líquidos a los bancos ante la crisis que se aventuraba por el impacto del coronavirus. Esa prohibición, que ya había sido prorrogada semestralmente dos veces, se mantendrá vigente ahora hasta que culmine el presente año (Comunicación “A” 7312).Por otro lado, las restricciones y requerimientos impuestos a las empresas para acceder al mercado al mercado de cambios y comprar divisas destinadas a honrar deudas por importaciones u otros pagos (Comunicación “A” 7030, un par de veces mínimamente flexibilizada y ahora prorrogada por la “A” 7313).Con ambas decisiones la entidad que conduce Miguel Pesce homogeniza un horizonte de posible vencimientos para las tres normas básicas (la tercera es la que obligó a muchas empresas a reestructurar las deudas financieras por vencer desde el último trimestre de 2020 y hasta el final de 2021), que dieron sustento al denominado “supercepo”, destinado a tener mayor control sobre la demanda de dólares por parte de las compañías, para cuotificar y adaptar esos pedidos a las disponibilidades de la oferta real y facilitar una recomposición en su tenencia neta de reservas.El BCRA ya había avisado a comienzos de año, al definir sus objetivos para el período, que buscaría “calibrar sus políticas para propender a la estabilidad cambiaria y fortalecer su posición de reservas internacionales”. Incluso había advertido que lo central de las regulaciones cambiarias (aludiendo a las restricciones impuestas a la demanda de personas) se mantendrán “hasta tanto se potencie la capacidad exportadora del país” y dado que evalúa que contribuyen a “minimizar eventuales presiones en el mercado de cambios”.Pesce incluso suele repetir que las condiciones para avanzar en un desarme mayor del cepo cambiario no estarán dadas hasta que Argentina no consiga exportar por unos US$90.000 millones al año. “Cualquier flexibilización antes de llegar a ese umbral sería volverle a colocarle limitantes al crecimiento del país”, sostiene.El último récord de exportaciones argentinas se produjo en 2011, cuando alcanzaron los US$82.981 millones. Y, según las últimas proyecciones de mercado, el país logaría unos US$65.300 millones durante el presente año y US$67.150 millones en 2022, es decir, se mantendría entre 26% y 27% por debajo de ese umbral aun cuando concluya 2022.El BCRA estuvo recomponiendo reservas netas y en mayo cerró su posición vendida en futuros. Suma poder de fuego para sostener la estabilidad cambiaria de cara a noviembre. pic.twitter.com/8UYsmrTCGK— Adrián Yarde Buller (@AYardeBuller) June 24, 2021Aunque recompuso notablemente su “poder de fuego”, al recolocar su tenencia de reservas netas por encima de los US$8000 millones, tras recomprar casi US$6500 millones en el mercado en lo que va del año, y reducir además a cero su exposición en los mercados locales de futuros del dólar, en el BCRA saben que en la segunda parte del año la ecuación del mercado cambia y no desconocen que ese fenómeno puede verse agudizado por el impulso que cualquier elección suele darle a la demanda de coberturas cambiarias.Por lo pronto, la previsión oficial es comenzar a flexibilizar el supercepo desde el año entrante, en especial, buscando facilitar las exportaciones y agilizar los pagos de importaciones y deudas comerciales y financieras de las empresas para que, a su vez, mejoren sus chances de lograr financiamiento externo para apalancar inversiones locales.Claro que dependerá del mapa político que surja de las próximas elecciones y del impacto que la consolidación del oficialismo o su posible traspié tenga en la “gobernabilidad” y los mercados. Pero también de los avances que se logren en la renegociación de deudas con el FMI y el Club de París, ahora que quedó oficializado que no se buscarán cerrar acuerdos durante el presente año, como venían descontando desde hace unos meses los inversores y principales analistas de mercado.Al respecto, y dado que el acuerdo parche con el Club de París estira hasta fin de marzo del 2022 los plazos para lograr algún entendimiento con el FMI, la especulación que es cualquier flexibilización del mercado se podría demorar hasta que se inicie el segundo trimestre. “Con un acuerdo y la temporada alta de liquidación de divisas del agro por recomenzar, estimo que el BCRA recién entonces se sentiría con margen para relajar algo”, conjeturó un consultor con buena llegada a la administración Fernández.

Fuente: La Nación

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