Pasos adelante y atrás, todos esos que, desde marzo de 2020, vive el mundo por la pandemia de Covid-19. Un escenario como el del CCK, que es ideal para la música sinfónica y que allá por los tiempos de la vieja normalidad convocaba a solistas del trap y del pop local para un concierto intervenido por un cuarteto de cuerdas, sets electrónicos y una banda que podría estar configurada como una sofisticación rockera. Pero no pudo ser. Afortunadamente nadie abandonó el barco y luego de varias mutaciones, el 23 de julio se grabó un espectáculo que se estrenará por la web y las redes del CCK y Contar este 6 de septiembre. Se llama La Trampa y reúne a Paco Amoroso, Taichu, Ca7riel, Chita, Zoe Gotusso, BB Asul y Benito Cerati con una ecléctica formación instrumental dirigida por Alejandro Terán. Alista al cuarteto de cuerdas Divergente (Javier Casalla, Julio Domínguez, Elizabeth Ridolfi y Karmen Rencar), el trío de multi instrumentistas conformado por Christian Terán, José Melgarejo y Santiago Castellani, la banda de base integrada por Nicolás Rainone, Pedro Onetto, Fernando Samalea y Martín Morales Sánchez y la electrónica de Manuel Schaller y Sebastián Schachtel. Todo eso, con la conducción de Charo López.Ca7riel, en el CCK (Manuel Pose Varela/)“Siempre digo que de la misma manera como a un pianista se le puede pegar una melodía durante una caminata y al llegar a su casa se sienta al piano, como soy arreglador de orquesta cuando algo me gusta lo llevo a la orquesta. Tengo mi Finale [programa para escribir música], me siento y trabajo”, dice Terán, conocido por sus proyectos al frente de la orquesta Hypnofón y como arreglador y director de los 11 Episodios Sinfónicos de Gustavo Cerati. “Hoy la etiqueta de música urbana es muy amplia y hay una cantidad de artistas sub 30 súper especiales. Se pueden juntar bajo la sombrilla de lo urbano aunque cada uno genera su fantasía, son todos muy talentosos”.Terán es, además, el papá de BB Asul, que participa en este concierto-espectáculo integral. “Ella, que siempre hace cosas especiales, me mantiene actualizado con lo que va pasando artísticamente en esa franja sub 30. Este espectáculo es especialmente fantástico: tiene la melancolía de la pandemia que nunca sabremos cuando terminará, y de la incertidumbre del futuro, por el mundo horroroso e idiota que supimos dejarle a la generación siguiente. Tiene un poco de ese animé melanco, y de encontrarse en vueltas tecnológicas, como los ‘zoompleaños’. Claro que la humanidad ha sabido reponerse de sus padres, de sus generaciones anteriores. La nuestra es la saliente, como es mi caso -reflexiona, a los 54-. Nos las arreglamos para dejar un mundo de pesadilla, en donde el océano tiene riesgo de morir”.La grabación de La Trampa, en el CCK (Manuel Pose Varela/)¿Cómo es el show que se verá desde el 30? “Después de muchas idas y venidas, esto se va a convertir en un soundtrack pero hecho en tiempo real, cosa que solo a nosotros se nos ocurre”, dice y se ríe. El nosotros incluye al cineasta Mariano Dawidson y a la directora de arte Johanna Wilhelm. “Es un objeto audiovisual, un sountrack en tiempo real y la imaginación de cada artista, en cada episodio. La materia prima son canciones pero no todas las que uno se imaginaría”Esto quizá signifique que el público no debe esperar los grandes éxitos que tienen millones de reproducciones en YouTube. “Si quieren, espérenlos -aclara Terán-, pero los van a encontrar atravesados por un trip o una sicodélica. Porque lo que son los éxitos de estos artistas ya están en todas las plataformas. Nadie va a hacer lo mismo ni se verá de la misma manera que en sus producciones audiovisuales. Creo que son artista que conforman una escena que rebalsó el trap, el hip hop, lo urbano o como quieras llamarlo. Es una escena de artistas nuevos. En este caso vamos a hacerlos atravesar un generador de una sicodelia para depositarlos en una realidad paralela. Eso es lo que la orquesta Hypnofón y los ensambles que pasan por mi lápiz, digamos, tienen. Porque es la misma búsqueda, una realidad paralela, el trip, algo irremediablemente argentino, donde el espacio- tiempo deja de ser lineal y uno pude volver a ser un niño otra vez. O el artista puede ser transformado, fuera de su personaje. Creo que va a ser un lindo puntapié inicial para encontrar las particularidades de los artistas que nacieron contenidos por una escena pero que hoy comienzan a mostrar una madurez de discurso y particularidades. Hoy se habla mucho del posthumano y de la inteligencia artificial. Lo que no se puede prever es la incertidumbre del ser humano, la imprevisibilidad y hasta la locura. Es hora de enfrentar al algoritmo con imprevisibilidad. De alguna manera pelearemos hasta que nos reemplacen como especie dominante.”¿Y por qué la trampa? “Viene de esto que estamos hablando. Quizá no todo es lo que parece. Fue un nombre provisorio, aparecieron otros y volvimos a éste. Johanna Wilhelm es una artista única. Ella está interviniendo en el espectáculo con su propia sicodelia. Y encontró en La Trampa una significación muy linda”.Los pasos del proyecto fueron así. Una primera idea “pre pandémica” como concierto; es decir, presencial. Un resurgimiento en formato de streaming. Una vuelta al proyecto en vivo y ante nuevas restricciones, otra cancelación. “Le vino bien todo ese ida y vuelta –dice Terán, que mira el vaso medio lleno- en cada reformulación aparecieron ideas nuevas. Los obstáculos se convirtieron en oportunidades. Yo tiré la piedra y escondí la mano. En la última reunión virtual de producción que mantuvimos entre los que participamos yo decía que ya me limitaba a ser el director de la orquesta para dejar todo en manos de Johanna y del equipo de Dawidson. Me gustaría que de esto salgan cosas impensadas, porque en estos casos uno no sabe cuanto va a dar 1 + 1, especialmente por el elenco de músicos que participan. Intentaremos ese soundtrack de una pequeña película sobre artistas que atravesaron el trip -contaba días antes de la grabación-. Porque el espectáculo está ubicado en una especie de retrofuturo, un poco distópico, un poco melancólico, un poco animé.”En la escena sub-30De los artistas que participan en este espectáculo, probablemente Ca7riel y Paco Amoroso sean los que más llamaron la atención en la escena trapera de los últimos años. Los más personales y los que, con sus sets en vivo, generen el más fluido link con la tradición escénica del rock. Como dúo trapero instalaron temas exitosos, como “Piola”, “Jala Jala” y “Ouke”. En ese momento, Ca7irel se plantaba sobre el escenario como una especie de MC principal y Paco en el rol de apoyo, pero cada uno fue mostrando su propia personalidad escénica y estética y eso permitió que Paco también produjera temas en solitario. Diversificaron la tarea, siempre con muy buenos resultados.Paco Amoroso, uno de los protagonistas de La Trampa (Manuel Pose Varela/)Con apenas 19, Taichu (Taise López) es una de las más nuevas guerreras de esta escena. Así lo demuestra, desde sus uñas hasta las canciones: “Tolkin Yit” , “Who” o su debut, “Luxury”. BB Asul no eligió la batuta, como su padre, Alejandro Terán. Se decidió por sus propias canciones. Salió al ruedo hace un par de años, con temas como “UWU”, que estrenó como primer single; “Kim Jonh Un” y “1312?. Maneja un espectro sonoro amplio y también navega con los códigos traperos. A mediados de 2020 publicó junto a Taichu “Yandere”; y en julio pasado, “Focus”, con ODD Mami.La veinteañera Chita (Francesca Gil) apareció en la escena con un EP de cuatro temas donde apostó por un cruce de influencias. Tres años después, tiende a homogeneizarse en el nü-jazz, el soul y el hip-hop siempre signado por el lenguaje verbal de esta generación sub-30. Por eso, además de esta línea también suma colaboraciones traperas ( “Nada más que hablar”, con Neo Pistea y “I rili don’t Care”, con Ca7riel) y temas en solitario y en clave urbana, como el reciente “Lo que hace conmigo”.La Trampa no es una producción trapera, aunque inicialmente esa fue una de las ideas que rondaron este espectáculo que mutó con el paso de los años y las restricciones impuestas por la pandemia y las cuarentenas. Hoy es una producción con artistas sub 30 que tiene cierto foco en la corriente trapera pero no de manera excluyente. Por eso aparecen artistas como Zoe Gotusso y Benito Cerati. Zoe surgió del éxito generado por el proyecto cordobés de covers Salvapantallas, impulsado junto a Santiago Celli. Cuando cada uno siguió su camino, Gotusso profundizó en la propia composición de canciones pop, aunque sin mayores rótulos para ser definida. Así llegó a conformar un repertorio con el que viajó a Montevideo y grabó el disco Cuarto creciente.Benito Cerati cuenta con portación de apellido. Desde el comienzo de su vida artística, lo que produjo tuvo una atención mediática extra por ser el hijo de Gustavo Cerati. Sin embargo, supo por mérito propio permanecer en el camino. Hace casi diez años creó el proyecto Blank Tiger, luego rebautizado como Zero Kill. Desde entonces lleva cuatro álbumes publicados; Lapsus es el más reciente, editado a fines de 2020.

Fuente: La Nación

Comparte este artículo en: