Barbijo omnipresente, alcohol en gel y nada de mate compartido, ni facturas de cortesía. La pandemia modificó los hábitos de votación de los argentinos y, en algunas escuelas, ralentizó el proceso.En la escuela técnica Raggio, en Libertador y General Paz, era muy notable la ausencia de gente a las 9 de la mañana, pero a las 11.30 se había formado una larga cola esperando para entrar. Ocupaba toda la cuadra de Libertador y daba la vuelta por Pico, algo inédito en otras elecciones. Los protocolos sanitarios ralentizaron el proceso, una situación que se repite en varios lugares de Capital y provincia de Buenos Aires.En vivo. Minuto a minuto de la jornada electoralProtocolos en una escuela de La Lucila (Gerardo Viercovich/)En el polideportivo de Cramer y Manuela Pedraza habían dividido a los votantes en dos filas, según su mesa fuera par, o impar, y la cola era extensa. “Más de una hora”, dijo una mujer que, impaciente, decidió irse. Tenía que llevar a su madre a votar y luego ir a trabajar.CifrasHasta este mediodía, votó en las PASO el 26% del total del padrón, según informó la Cámara Nacional Electoral. Una cifra muy baja para esta hora, según fuentes de la justicia electoral.Los retrasos también eran marcados en la Escuela N° 13, de Fuerte Apache. Con distancia y paciencia, unas 40 personas esperaban en fila sobre la plaza de pasto raído al lado de un cementerio de autos abandonados. La mujer policía apostada en la entrada dejaba pasar de a tres personas, a medida que se vaciaban las mesas. “Faltaron cuatro de los cinco presidentes de mesa y eso retrasó todo”, explicó Juan Manuel Rodríguez Bedini, fiscal de Juntos. Un hombre que hacía la cola explicó que fue temprano y no pudo votar porque no estaba el presidente de mesa. Cuando volvió tuvo que esperar. “Pero por suerte no me engancharon como presidente”, se alegró.Fuerte ApacheLa votación en Fuerte Apache (Gerardo Viercovich/)Lucas Coronel, de 23 años, esperaba sentado en uno de los juegos a que la cola se hiciera más corta, pero tampoco tenía demasiado tiempo. A la tarde tenía que presentarse en su trabajo como armador de pedidos en el supermercado Wallmart. Estudia ingeniería informática en la UBA y está aprendiendo a programar. Espera pronto poder conseguir empleo en esa industria, que está en expansión.El barrio, dice, está mejor. “Quedaron lindas las canchas que armó Tevez”, aseguró. Carlos Tevez, exjugador de Boca, de la selección y de varios clubes europeos, se crió en el barrio y colabora con sus antiguos vecinos.Análisis. Las clases medias, ante una elección dramáticaA apenas 20 minutos, en el colegio Lincoln, en el bajo de La Lucila, la situación era muy distinta. “Por ahora está muy tranquilo, veremos qué pasa al mediodía”, confirmó Leda Rosignoli, representante legal del instituto. Hace cinco elecciones que Rosignoli es la delegada de la institución el domingo de comicios.Menos alumnosLa preocupación allí pasa por la falta de alumnos. El Lincoln es una institución orientada a hijos de embajadores y de gerentes extranjeros. Siguen el calendario escolar del Hemisferio Norte. La pandemia y la situación política y económica hizo que muchas de las familias se volvieran a su país de origen y la cantidad de alumnos se redujó a casi la mitad. “Lo mismo ocurrió en 2001”, explicó Rosignioli.El edificio es grande y espacioso, así que no hay problemas de concentración de gente. “A las 11 haremos el primer corte para ver cómo venimos, pero está todo bajo control”, explicó Hernán Álvarez, uno de los fiscales. Compartía la mesa, pero no el mate, con los representantes del resto de los partidos.En el Lincoln la única gran marca de la pandemia es que van a impedir que la gente se quede a disfrutar de las instalaciones. El colegio tiene un edificio imponente sobre la barranca y la vista al río hacía que, en elecciones anteriores, muchas familias aprovecharan para pasar un rato al sol luego de votar. Está vez, no será posible.

Fuente: La Nación

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