La dificultad de la empresa Toyota Argentina para emplear a 200 personas con secundario completo como uno de los requisitos solicitados, puso la luz nuevamente sobre los serios problemas de terminalidad del nivel medio que hay en nuestro país. Una crisis que es previa a la pandemia, aunque el foco de la deserción en este último año como consecuencia de la cuarentena también golpeó más fuerte.Fue el presidente de Toyota Argentina, Daniel Herrero, quien se refirió esta semana a los escollos que encontró en la búsqueda de 200 empleados para proyectos a futuro para su planta de Zárate. “Se nos hace difícil en nuestra área geográfica encontrar esas 200 personas con secundario completo, porque en Buenos Aires se perdió el valor de un secundario”, dijo, con preocupación, el ejecutivo durante una charla en el Rotary Club, y también alertó que la empresa identificó en ellos graves problemas de comprensión lectora.Los últimos datos disponibles del Ministerio de Educación de la Nación indican que hay alrededor de 85.000 estudiantes argentinos que, con o sin pandemia, cada año llegan hasta 5° o 6° año del secundario según la modalidad, y no se reciben. No obtienen su título. Desde otro punto de vista, la tasa de egreso a nivel nacional es del 54 por ciento. Es decir que apenas la mitad de los estudiantes argentinos cumple en tiempo y forma con los estudios obligatorios. El porcentaje aumenta al 68%, y es un poco más alentador, cuando se incluye a los centros educativos para adultos, que en cada jurisdicción funcionan bajo distintas modalidades.¿Por qué Toyota no consigue 200 jóvenes con título secundario para trabajar en su planta? A esta misma pregunta intentó responder el Observatorio de Argentinos por la Educación, que elaboró un informe con autoría de Mariano Narodowski, de la Universidad Torcuato Di Tella. Según se lee en el estudio, “es evidente que postular el deterioro de la educación argentina es un argumento fuerte, al que abonamos con el término “colapso”. Un empantanamiento que genera una retroalimentación positiva al espiral de declive de la educación – se reflexiona inicialmente el documento–. Sin embargo, los aspectos sobre cómo la situación Toyota opera concretamente en un escenario educativo requiere un esfuerzo mayor de comprensión, de una complejidad que a veces pasa inadvertida en la opinión pública”.ExclusiónEsta situación, dice el informe, puede ser representativa de lo que sucede en distintos puntos del país. “Para comenzar, se analizó el número de graduados del nivel secundario de 25 años o menos en Zárate y sus localidades contiguas, para saber si hay o no suficientes personas para cubrir las vacantes. Como tantos otros, este sencillo dato lamentablemente no está disponible –se advierte el informe–. Sí sabemos que el partido de Zárate registraba 1314 estudiantes cursando el sexto año del secundario en 2018, último dato oficial disponible. Al proyectar esta cifra para la edad de 25 años, es evidente que no hay escasez de graduados. Y mucho menos si se suman los partidos cercanos a la fábrica, como Campana, Escobar y San Miguel. El número total se quintuplicaría. Por lo tanto, parece haber suficientes graduados secundarios en el área analizada”.En cuanto a las habilidades de estos jóvenes, de acuerdo con el trabajo del observatorio, el 64% de los estudiantes del último año de secundaria en Zárate están por encima del nivel básico de comprensión lectora, datos que se desprenden de la prueba Aprender 2017. “Entonces, si efectivamente hay suficientes graduados secundarios en Zárate y adyacencias, y la mayoría por encima del nivel básico de comprensión lectora, ¿por qué no hay suficientes postulantes en Toyota? Para responder a esta pregunta debemos primero entender quiénes son los que terminan el secundario y quiénes lo abandonan”, se describe en el trabajo.Al analizar a los estudiantes del nivel secundario por sexo y nivel de ingresos, “se observa que los varones del tercil de menores ingresos –potenciales candidatos para esta búsqueda laboral– son apenas un 2% del total de inscriptos en el sexto año del nivel secundario”.En Zárate, igual que sucede a nivel nacional, los graduados secundarios son mayoritariamente mujeres, de sectores medios y altos. Estos sectores, según el análisis del informe, tienden a priorizar la continuidad de sus estudios en la educación superior. Si bien no hay datos específicos de Zárate, la Encuesta Permanente de Hogares para el Gran Buenos Aires muestra que en el quintil de menores ingresos, el acceso a los estudios superiores es del 9%, mientras en el resto de los segmentos socioeconómicos la cifra se cuadruplica.“Para aquellos que se preguntaban por qué los jóvenes pobres sub 25 de Zárate-Campana con secundario completo no se postulan de a cientos para trabajar en Toyota, con un salario promedio de $150.000, la lacónica respuesta es que casi no hay varones pobres con secundario completo en Zárate-Campana”, señala Narodowski, académico asociado del Observatorio Argentinos por la Educación.En base a estos datos, el especialista concluye: “La escuela secundaria excluye a los adolescentes varones pobres, para quienes el trabajo industrial implicaría una clara mejora de la calidad de vida y, probablemente, movilidad social ascendente, mientras que los graduados secundarios de los sectores medios y altos de la población no parecen interesados en incorporarse a la actividad industrial en el sector privado”.

Fuente: La Nación

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