Del libro “D’entre caronas”, del escritor uruguayo Weneslao Varela (1908-1997)ConfianzaEs reducido mi ranchoPero se le empaca al viento.Mientras le quepan recaos,Que desencillen viajeros!Lo alcè pa mì y pal que llegueSin mirar si es blanco o negro:Techo pal gueno y pal malo,Fogòn pal malo y pal gueno.Yo nunca tuve enemigos,Ni los tendrè ni los quiero:Me suebra con mis bagualesP’andar armao de recelo.Y aunque me gusta estar soloPa madurar en silencio,Se lo agradezco al caminoCuando me alcanza un viajero.Pa èl siempre el primer amargoEl mejor sitio en el juego,Y en cuanto està el churrasquito,Que corte siempre primero.Jamàs le pregunto el nombre,tan mal costunbre no tengoSi es oriental, si es bayano…Si es entrerriano o portenio.Si viene mojao, pa camaAlguna pilcha l’empriesto:Aunque suelo andar de pobreQue me lloran los pelegos.Que soy de mal ensillarLes dice mi caronero,Y al costao de un asesinoComo junto a un santo duermo.PA mejor, soy como el gato,Y estando dormido sientoCuando a una tela de araniaSe le revienta un cabresto.Ya al tender, de una bajeraDejo una orilla pal perro…Y al pobre las cicatricesLe hablan bien de su mal genio.Pa saber quién es, de entradaDe extremo a extremo lo observo.Ya ni me importa como antesQué color tiene un panuelo.Pa saber si miente o noCuando conversa lo atiendo:Preguntarle, es prevenirloAl que aprendiò pa embustero.Por las pilchas sé si doma,Si es desertor o tropero:Si ha estao en un batallònSe lo conozco en el cuerpo.Si ha tarjiao el arriadorLa carona o el cabresto:Me suebra pa colejirSi es crudo del todo o léido.Lo duro de cada oficioQueda en las manos impreso:Cuidao con los callos mochosEn la punta de los dedos.Aunque hay callos que se llevanAl revés y muy adentro:Las manos del gaucho pobreLas pule el robo o el juego.Pa comprarse ropa guenaNo siempre alcanza el dinero:Pero habiendo voluntà,PA lavarla hay siempre tiempo.El que es muy conversandorMuestra el revés sin quererlo:Pero al hombre muy callaoHay que andar pa conocerlo.Que desencille el que quieraChurrasco, fogòn y techoY al alcance de la manoTodo lo poco que tengo.PA mi confianza me bastaCon haber sido y ser gueno:Yo nunca tuve enemigos,Ni los tendré, ni los quiero.Y mi rancho tiene-el pobre-Mucho de nido de hornero,PA los tordos y pa mì,Abre sus alas lo mesmo.Y en él recibo a MandingaSin sentir remordimiento.Dios, que tiene autoridàSe encargue de hacerlos guenos.

Fuente: La Nación

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