Controlaron con éxito el coronavirus en Nueva Zelanda, la isla al sudeste de Australia, pero no están pudiendo contra un población de pollos salvajes que regresaron a las calles de la ciudad de Titirangi, en los suburbios al oeste de la capital del país, Auckland.
La junta local, dice el diario local, había desembolsado unos 22,500 dólares para la eliminación de casi 200 gallinas y pollos de la aldea, el año pasado, después de que contribuyeron a una infestación de ratas.
De acuerdo a los datos que reporta un periódico local Stuff, las calles despobladas de la ciudad, debido a la pandemia, dieron lugar al regreso de las gallinas salvajes. Y el problema está lejos de terminar allí ya que más aves han entrado en el pueblo para descansar.
Alrededor de 20-30 pollos salvajes volvieron a las calles luego del trabajo de  los contratistas del consejo habían estado trabajando para capturar y reubicarlas en 2019.
Asimismo, esta situación causa una división entre los aldeanos. 
“Se han reavivado las antiguas divisiones en la aldea”, dijo Greg Presland, el presidente sufriente de la junta comunitaria, que tiene la tarea de abordar el problema.
Algunos residentes han dicho en las redes sociales que las gallinas aportan un carácter pintoresco y encantador a la aldea. Otros dicen que son “como algo sacado de una película de Stephen King”.
Presland contó en primera persona que “alrededor de 15” de las aves se instalaron a 50 metros de su casa y agregó que el problema comenzó en 2008 cuando un residente había liberado a dos gallinas domesticadas en el pueblo y la población aumentó.
 
 

Fuente: InfoCampo

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