Su destino estaba escrito. Belén Succi (35) nació en una familia en la que el deporte era costumbre. Sus padres siempre la incentivaron a realizar actividad física y así fue como conoció la natación, el handball y, finalmente, el hockey. Al igual que lo había hecho su mamá, Belén eligió el puesto de arquera, y desde los 16 años defiende el arco de la Selección Nacional, con las Leonas. Gracias a su destacada actuación, el equipo alcanzó la medalla de plata en los últimos Juegos Olímpicos en Tokio, pero Belén no sólo es una deportista de élite, también es una mamá amorosa y docente por vocación. “Tuve la suerte de ir a un colegio que entendía mi pasión, y eso me ayudó a continuar con mis estudios en paralelo a la carrera. Por eso, hoy también soy feliz siendo profesora allí”, nos dice durante una tarde de juegos y paseos con su hijo Bautista (8), su gran compañero. “Tuve mis crisis, Bauti me vio llorar y le dije: ‘Mamá no puede más’. Creo que eso fue buenísimo para su enseñanza, sabe que no soy una superheroína. Al igual que él, tengo mis sueños y nos tenemos que apoyar como familia”
(Matias Salgado/)–Tu familia habrá ocupado un rol muy importante en tu camino. –Tuve mucho sostén por todos lados, desde lo social hasta lo económico, porque ser arquero tiene un costo muy alto, y por suerte el Club Atlético de San Isidro (CASI), mis compañeras de seleccionado y mis papás, que se desvivían trabajando, me ayudaron a comprarme todos los materiales y a pagarme los viajes, lo que me permitió soñar en grande. Cuando uno no tiene ese sostén económico, muchas veces empieza a dudar si los sueños se pueden hacer realidad, y a mí me ayudaron mucho para que así sea. Se los debo todo a ellos. –¿En algún momento pensaste en un plan alternativo? –Papá es remisero, nunca pudo estudiar ninguna carrera porque tenía que salir a trabajar, entonces en casa el estudio siempre fue prioridad, más allá de la pasión por el deporte. Me incentivaron a tener un título, y ni bien terminé el colegio, empecé a trabajar como profesora de Educación Física, estudiaba y también entrenaba. Siempre me interesó mucho la docencia, estudié en el Profesorado de San Fernando y, a pesar de que me llevó mucho tiempo, pude obtener el título. –¿Es muy difícil tener una vida familiar y, a la vez, dedicarte al deporte de alto rendimiento? –Tenés que tener todo organizado. A mí me cuesta, pero sé que me tengo que levantar siempre a la misma hora, llevar a mi hijo al colegio, después entrenar, ir a trabajar, darle de comer… Trato de tener un orden para poder cumplir con todo. Estoy separada del padre de Bauti, pero tenemos una muy buena relación, y al ser los dos docentes tratamos de manejar todo con diálogo y enseñanza. –¿Cómo sos como mamá? –Con Bauti tenemos un vínculo en el que nunca falta la comunicación. No lo reto de mala manera ni soy de pegar gritos. Él tiene los límites muy marcados con el ejemplo más que con la imposición y es consciente de que mamá se esforzó mucho para ir a un juego olímpico. –Contaste que la cuarentena te costó mucho. –Los tres primeros meses vivimos solos en casa y no era fácil entrenar entre cuatro paredes, trabajar como docente virtual, ordenar la casa y también educar a mi hijo. Tuve mis crisis y él me vio llorar. Le dije: “Mamá no puede más”, y creo que eso fue buenísimo para su enseñanza, porque sabe que no soy una superheroína. Al igual que él, tengo mis sueños y nos tenemos que apoyar como familia. –Si te dice que quiere ser deportista de alto rendimiento, ¿qué le dirías? –Tiene que ser libre y feliz. Tomará sus propias decisiones en la vida y nosotros, como padres, estaremos atrás para acompañarlo en lo que quiera. En el camino se va a equivocar, como me sigue pasando a mí, pero ahí vamos a estar. Sólo le exijo que tenga una carrera, un título en el futuro. –La última medalla de plata que ganaron en Tokio se la dedicaste a él, con lágrimas en los ojos. –Exploté de cansancio. Fue un año y medio de pandemia en que lo psicológico me llevó a puntos límites. Muchas concentraciones y viajes sin mi hijo, y a su vez, siendo yo su sostén… Por eso, cuando recordaba todo lo que atravesé para llegar ahí, no pude contener el llanto. Valió la pena, lo logramos como familia. Esa medalla fue un aprendizaje de vida, para la que atravesamos muchas situaciones difíciles, ausencias de mamá y un estrés familiar muy grande, pero dio sus frutos y valió la pena. Espero que a él le quede ese ejemplo. La medalla queda guardada, pero el camino que recorrimos y lo que vivimos juntos vale más que cualquier medalla que tengo guardada. Hoy no pienso en el retiro. Me lo voy a plantear más adelante y veré qué tengo para darle al Seleccionado. Si no tengo la misma pasión, tendré que dar un paso al costado.Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola @joaquinamakeup_Juntos andan en skate, bicicleta y coleccionan Legos. “Ser una mamá presente y saber que dejé una sonrisa, una huella, en los chicos que toman mis clases, me hace feliz”, cuenta. La mujer que en el hockey es pura garra, en su casa parece otra: “En la intimidad mi personalidad es muy distinta a la que tengo en la cancha. Me gusta estar en silencio, con música baja”, asegura. (Matias Salgado/)Belen y Bautista coleccionan muñecos Lego en su casa de Olivos (Matias Salgado/)La tapa de la revista ¡Hola! de esta semana. (Getty Images/)

Fuente: La Nación

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Su destino estaba escrito. Belén Succi (35) nació en una familia en la que el deporte era costumbre. Sus padres siempre la incentivaron a realizar actividad física y así fue como conoció la natación, el handball y, finalmente, el hockey. Al igual que lo había hecho su mamá, Belén eligió el puesto de arquera, y desde los 16 años defiende el arco de la Selección Nacional, con las Leonas. Gracias a su destacada actuación, el equipo alcanzó la medalla de plata en los últimos Juegos Olímpicos en Tokio, pero Belén no sólo es una deportista de élite, también es una mamá amorosa y docente por vocación. “Tuve la suerte de ir a un colegio que entendía mi pasión, y eso me ayudó a continuar con mis estudios en paralelo a la carrera. Por eso, hoy también soy feliz siendo profesora allí”, nos dice durante una tarde de juegos y paseos con su hijo Bautista (8), su gran compañero. “Tuve mis crisis, Bauti me vio llorar y le dije: ‘Mamá no puede más’. Creo que eso fue buenísimo para su enseñanza, sabe que no soy una superheroína. Al igual que él, tengo mis sueños y nos tenemos que apoyar como familia”
(Matias Salgado/)–Tu familia habrá ocupado un rol muy importante en tu camino. –Tuve mucho sostén por todos lados, desde lo social hasta lo económico, porque ser arquero tiene un costo muy alto, y por suerte el Club Atlético de San Isidro (CASI), mis compañeras de seleccionado y mis papás, que se desvivían trabajando, me ayudaron a comprarme todos los materiales y a pagarme los viajes, lo que me permitió soñar en grande. Cuando uno no tiene ese sostén económico, muchas veces empieza a dudar si los sueños se pueden hacer realidad, y a mí me ayudaron mucho para que así sea. Se los debo todo a ellos. –¿En algún momento pensaste en un plan alternativo? –Papá es remisero, nunca pudo estudiar ninguna carrera porque tenía que salir a trabajar, entonces en casa el estudio siempre fue prioridad, más allá de la pasión por el deporte. Me incentivaron a tener un título, y ni bien terminé el colegio, empecé a trabajar como profesora de Educación Física, estudiaba y también entrenaba. Siempre me interesó mucho la docencia, estudié en el Profesorado de San Fernando y, a pesar de que me llevó mucho tiempo, pude obtener el título. –¿Es muy difícil tener una vida familiar y, a la vez, dedicarte al deporte de alto rendimiento? –Tenés que tener todo organizado. A mí me cuesta, pero sé que me tengo que levantar siempre a la misma hora, llevar a mi hijo al colegio, después entrenar, ir a trabajar, darle de comer… Trato de tener un orden para poder cumplir con todo. Estoy separada del padre de Bauti, pero tenemos una muy buena relación, y al ser los dos docentes tratamos de manejar todo con diálogo y enseñanza. –¿Cómo sos como mamá? –Con Bauti tenemos un vínculo en el que nunca falta la comunicación. No lo reto de mala manera ni soy de pegar gritos. Él tiene los límites muy marcados con el ejemplo más que con la imposición y es consciente de que mamá se esforzó mucho para ir a un juego olímpico. –Contaste que la cuarentena te costó mucho. –Los tres primeros meses vivimos solos en casa y no era fácil entrenar entre cuatro paredes, trabajar como docente virtual, ordenar la casa y también educar a mi hijo. Tuve mis crisis y él me vio llorar. Le dije: “Mamá no puede más”, y creo que eso fue buenísimo para su enseñanza, porque sabe que no soy una superheroína. Al igual que él, tengo mis sueños y nos tenemos que apoyar como familia. –Si te dice que quiere ser deportista de alto rendimiento, ¿qué le dirías? –Tiene que ser libre y feliz. Tomará sus propias decisiones en la vida y nosotros, como padres, estaremos atrás para acompañarlo en lo que quiera. En el camino se va a equivocar, como me sigue pasando a mí, pero ahí vamos a estar. Sólo le exijo que tenga una carrera, un título en el futuro. –La última medalla de plata que ganaron en Tokio se la dedicaste a él, con lágrimas en los ojos. –Exploté de cansancio. Fue un año y medio de pandemia en que lo psicológico me llevó a puntos límites. Muchas concentraciones y viajes sin mi hijo, y a su vez, siendo yo su sostén… Por eso, cuando recordaba todo lo que atravesé para llegar ahí, no pude contener el llanto. Valió la pena, lo logramos como familia. Esa medalla fue un aprendizaje de vida, para la que atravesamos muchas situaciones difíciles, ausencias de mamá y un estrés familiar muy grande, pero dio sus frutos y valió la pena. Espero que a él le quede ese ejemplo. La medalla queda guardada, pero el camino que recorrimos y lo que vivimos juntos vale más que cualquier medalla que tengo guardada. Hoy no pienso en el retiro. Me lo voy a plantear más adelante y veré qué tengo para darle al Seleccionado. Si no tengo la misma pasión, tendré que dar un paso al costado.Maquillaje y peinado: Joaquina Espínola @joaquinamakeup_Juntos andan en skate, bicicleta y coleccionan Legos. “Ser una mamá presente y saber que dejé una sonrisa, una huella, en los chicos que toman mis clases, me hace feliz”, cuenta. La mujer que en el hockey es pura garra, en su casa parece otra: “En la intimidad mi personalidad es muy distinta a la que tengo en la cancha. Me gusta estar en silencio, con música baja”, asegura. (Matias Salgado/)Belen y Bautista coleccionan muñecos Lego en su casa de Olivos (Matias Salgado/)La tapa de la revista ¡Hola! de esta semana. (Getty Images/)

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OAKLAND, California, EE.UU. (AP) — Giancarlo Stanton conectó un jonrón por cuarto juego al hilo, Aaron Judge sacudió un bambinazo de tres carreras delante de su familia y amigos, y los Yanquis de Nueva York prorrogaron el viernes su mejor racha en casi 60 años al imponerse a 8-2 a los Atléticos de Oakland para sumar su 13er triunfo seguido.Se estima que el 25to vuelacercas de Stanton se fue a 472 pies, sobre el segundo anfiteatro entre los jardines izquierdo y central, uno de los más largos que se recuerdan recientemente en el Coliseum. Con este, Stanton apila seis en sus nueve últimos juegos. Luke Voit se voló la barda un out más tarde en el cuarto episodio.Gerrit Cole (13-6) ganó su tercera apertura consecutiva tras abanicar a nueve y conceder dos boletos en más de seis innings con pelota de seis hits y sin carreras en contra. Alcanzó los 200 ponches por cuarta vez en su carrera.Kyle Higashioka conectó un cuadrangular de dos carreras en el noveno para Nueva York 76-52), que está en su mejor racha de triunfos desde los 13 conseguidos entre el 1 y el 12 de septiembre de 1961.La derrota fue a la foja de Sean Manaea (8-9), que tiene un registro de 0-3 en cinco aperturas en agosto, ninguna de más de cinco entradas.Por los Yanquis, el colombiano Gio Urshela de 4-0.Por los Atléticos, el dominicano Starlin Marte de 5-2, con una anotada. El venezolano Elvis Andrus de 4-1.

Fuente: La Nación

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OAKLAND, California, EE.UU. (AP) — Giancarlo Stanton conectó un jonrón por cuarto juego al hilo, Aaron Judge sacudió un bambinazo de tres carreras delante de su familia y amigos, y los Yanquis de Nueva York prorrogaron el viernes su mejor racha en casi 60 años al imponerse a 8-2 a los Atléticos de Oakland para sumar su 13er triunfo seguido.Se estima que el 25to vuelacercas de Stanton se fue a 472 pies, sobre el segundo anfiteatro entre los jardines izquierdo y central, uno de los más largos que se recuerdan recientemente en el Coliseum. Con este, Stanton apila seis en sus nueve últimos juegos. Luke Voit se voló la barda un out más tarde en el cuarto episodio.Gerrit Cole (13-6) ganó su tercera apertura consecutiva tras abanicar a nueve y conceder dos boletos en más de seis innings con pelota de seis hits y sin carreras en contra. Alcanzó los 200 ponches por cuarta vez en su carrera.Kyle Higashioka conectó un cuadrangular de dos carreras en el noveno para Nueva York 76-52), que está en su mejor racha de triunfos desde los 13 conseguidos entre el 1 y el 12 de septiembre de 1961.La derrota fue a la foja de Sean Manaea (8-9), que tiene un registro de 0-3 en cinco aperturas en agosto, ninguna de más de cinco entradas.Por los Yanquis, el colombiano Gio Urshela de 4-0.Por los Atléticos, el dominicano Starlin Marte de 5-2, con una anotada. El venezolano Elvis Andrus de 4-1.

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FILADELFIA (AP) — Jean Segura aportó un sencillo cuando había un out de la undécima entrada, y los Filis de Filadelfia se impusieron el viernes 7-6 sobre los Diamondbacks de Arizona, en un encuentro que deparó muchos vuelcos al final.Brad Miller empató la pizarra por medio de un jonrón de dos carreras en el décimo inning, mientras que Bryce Harper conectó otro cuadrangular por los Filis, quienes cortaron una seguidilla de tres derrotas y ganaron por tercera ocasión en 11 compromisos.Filadelfia permaneció cinco juegos y medio detrás de Atlanta, líder de la División Este de la Liga Nacional.Christian Walker disparó un cuadrangular de dos anotaciones en el noveno capítulo, mientras que el dominicano Ketel Marte bateó un jonrón de dos carreras, el cual significó la ventaja en el décimo capítulo.Pero ello no bastó para Arizona, el peor equipo de la Liga Nacional, con una foja de 44-86.Segura puso fin al maratón de cuatro horas y 12 minutos al conectar un sencillo con un out hacia el jardín derecho ante Taylor Clarke (1-1) para empujar al venezolano Ronald Torreyes.El triunfo fue para el dominicano Enyel de los Santos (2-2).Por los Diamondbacks, el venezolano David Peralta de 4-1. El dominicano Marte de 2-1 con una anotada y dos impulsadas.Por los Filis, los venezolanos Odúbel Herrera de 5-1 con una anotada, Freddy Galvis de 4-1, Torreyes de 1-0 con una anotada. Los dominicanos Segura de 6-2 con una anotada y una producida, Jorge Bonifacio de 1-0.

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FILADELFIA (AP) — Jean Segura aportó un sencillo cuando había un out de la undécima entrada, y los Filis de Filadelfia se impusieron el viernes 7-6 sobre los Diamondbacks de Arizona, en un encuentro que deparó muchos vuelcos al final.Brad Miller empató la pizarra por medio de un jonrón de dos carreras en el décimo inning, mientras que Bryce Harper conectó otro cuadrangular por los Filis, quienes cortaron una seguidilla de tres derrotas y ganaron por tercera ocasión en 11 compromisos.Filadelfia permaneció cinco juegos y medio detrás de Atlanta, líder de la División Este de la Liga Nacional.Christian Walker disparó un cuadrangular de dos anotaciones en el noveno capítulo, mientras que el dominicano Ketel Marte bateó un jonrón de dos carreras, el cual significó la ventaja en el décimo capítulo.Pero ello no bastó para Arizona, el peor equipo de la Liga Nacional, con una foja de 44-86.Segura puso fin al maratón de cuatro horas y 12 minutos al conectar un sencillo con un out hacia el jardín derecho ante Taylor Clarke (1-1) para empujar al venezolano Ronald Torreyes.El triunfo fue para el dominicano Enyel de los Santos (2-2).Por los Diamondbacks, el venezolano David Peralta de 4-1. El dominicano Marte de 2-1 con una anotada y dos impulsadas.Por los Filis, los venezolanos Odúbel Herrera de 5-1 con una anotada, Freddy Galvis de 4-1, Torreyes de 1-0 con una anotada. Los dominicanos Segura de 6-2 con una anotada y una producida, Jorge Bonifacio de 1-0.

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Para diferenciarse de la “lluvia de inversiones”, prometida infructuosamente por Mauricio Macri, el gobierno de Alberto Fernández optó por provocar otra lluvia. Esta vez, de papelitos de colores bajo la forma de billetes de pesos con los cuales busca promover un repunte artificial y transitorio del consumo para mejorar las chances del oficialismo en las elecciones legislativas del 14 de noviembre.Cuando termine este recreo económico, dentro de poco menos de 80 días, se abrirá una etapa de 23 meses con tantas o más incógnitas que el próximo resultado electoral.Por lo pronto, con una inflación reprimida por dólar y tarifas semi-congeladas mientras la “maquinita” del Banco Central (BCRA) trabaja a full, nada asegura que los actuales anabólicos para el consumo (reapertura de paritarias, créditos a tasa cero para monotributistas, rebaja y devolución de Ganancias, bonos a jubilados, refuerzo de planes sociales, entre otros) seguirán surtiendo efecto después de las elecciones. Sobre todo, cuando habrá más pesos y menos dólares disponibles debido a la progresiva declinación de las reservas netas del BCRA.Si no se corrigen a tiempo esas distorsiones, en especial de precios relativos, este año cerraría con una amplia brecha cambiaria, más presiones inflacionarias, más déficit fiscal por subsidios, menos superávit comercial y más controles cambiarios. Este escenario complicará no sólo la reactivación de la economía en 2022 (más allá de lo que ocurra con la pandemia), sino también el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para aliviar el peso de los vencimientos por casi US$40.000 millones que se concentran entre el año próximo y 2023.La gran mayoría de los analistas descuenta una corrección cambiaria para después de las elecciones o, a más tardar, a comienzos de enero de 2022. La incógnita es la forma. O sea, si habrá una aceleración del crawling peg (las minidevaluaciones diarias del BCRA, que vienen ajustando el tipo de cambio a razón de 1% mensual frente a una inflación de 3%); o bien un salto, como el 22% que la dupla Axel Kicillof- Juan Carlos Fábrega aplicó en enero de 2014 para compensar el retraso previo. Hace dos meses, el propio ex titular del BCRA había pronosticado una devaluación post electoral “controlada” de 15 a 20%.También hay coincidencias sobre la necesidad de apurar la negociación con el FMI. Aunque el ministro Martín Guzmán aceptó poner como fecha límite de un acuerdo el 31 de marzo de 2002 como “puente” para refinanciar la deuda con el Club de París (US$2400 millones), se estima que las reservas netas del BCRA no serán suficientes para pagar los vencimientos del primer trimestre con los organismos internacionales, que suman US$7200 millones. La consultora EcoGo, dirigida por Marina Dal Poggetto, resalta que hasta China exige el acuerdo con el Fondo para seguir desembolsando el financiamiento de las represas hidroeléctricas de Santa Cruz (hoy transitoriamente frenado) y que la escasez de divisas se verá agravada si se produce la reapertura del turismo al exterior. De ahí que las incógnitas giren alrededor del tipo de acuerdo, plazo y condicionalidades.En una charla virtual organizada por el IAEF, el economista Carlos Melconian afirmó que si no aparecían la “Santa Soja” (con ingresos extra por US$8000 millones) y los Derechos Especiales de Giro del FMI (US$4334 millones), “este año hubiera explotado todo”.Los DEG girados esta semana, que no son un préstamo ni tienen costo sino parte de la asignación global por US$650.000 millones distribuida entre sus 190 países miembros para enfrentar el impacto de la pandemia, permitieron que las reservas brutas del BCRA superaran los 46.300 millones por primera vez desde octubre de 2019. Sin embargo, los DEG pasarán por una puerta giratoria. Así como entraron ahora, saldrán antes de fin de año para pagar los vencimientos de 2021 con el Fondo, que hasta diciembre suman un monto ligeramente inferior y podrá reembolsar con el monto aportado. Ya quedó en el recuerdo el documento del bloque de senadores oficialistas, impulsado por Cristina Kirchner, que le reclamaba al Gobierno no destinar los DEG a pagarle al FMI. Cuando el dólar empezó a subir hace un mes, la propia vicepresidenta dio marcha atrás. El debate interno pasa ahora por si serán contabilizados como ingreso de capital al Tesoro, en cuyo caso provocarán una mejora transitoria y cosmética del déficit fiscal de este año (bajará 1% del PBI), que no podrá computarse en el próximo a menos que otros países le presten o donen DEG a la Argentina.Hacia adelante, Melconian prevé un acuerdo sui generis. Cree que los US$40.000 millones que vencen en 2022 y 2023 no serán refinanciados por el Fondo a largo plazo, como en el canje de deuda de 2020 con los acreedores privados. Y que el staff del organismo podría proponer un rollover trimestral permanente a 10 años, a cambio del cumplimiento de metas fiscales, monetarias y de reservas de corto plazo. La deuda sería fraccionada así a razón de 4000 millones por año en función de esa condicionalidad, que no incluiría reformas estructurales.Héctor Torres, exdirector argentino en el FMI (2004/2008 y 2016/2017) no descarta esa posibilidad, pero en un reportaje con radio EcoMedios consideró que no serviría para generar confianza, como sí lo sería avanzar hacia un consenso político sobre las reformas (laboral, previsional, tributaria) que necesita la Argentina para lograr un crecimiento económico sostenido a base de mayores inversiones y exportaciones. También sostuvo que la renegociación de la deuda se hizo al revés: primero se podría haber negociado un acuerdo con el Fondo con cláusulas flexibles para 2019/2020, en vez de empezar por la reestructuración de la deuda con los privados que no permitió bajar el riesgo país, hoy en torno de 1540/1600 puntos, ante la ausencia de un plan económico.Al igual que muchos economistas, Torres coincide en que un default con el Fondo no es opción, porque el país dejaría de recibir financiamiento de organismos como el Banco Mundial y el BID, así como cartas de crédito para exportaciones e importaciones.Aun así, el debate sobre el endeudamiento en plena campaña electoral encubre una realidad: la incapacidad de la dirigencia política para lograr un Estado financiable, que contribuya a la estabilidad económica. Por más que se fraccione la historia reciente, sólo en la última década se necesitaron entre 20.000 y 30.000 millones de dólares por año para cubrir el déficit fiscal. En su segundo mandato, después de que el gasto público subiera 20 puntos de PBI, CFK dilapidó 25.000 millones en reservas ante la imposibilidad de acceder al crédito externo y recurrió a la emisión de pesos. También dejó un tendal de juicios en el exterior (más de US$17.000 millones) por reestatizaciones, expropiaciones o incumplimiento de contratos. Macri se endeudó a razón de US$30.000 millones por año para financiar el gradualismo fiscal, hasta que en 2018 se le cortó el crédito externo y debió recurrir al FMI con la asistencia récord de US$45.000 millones para completar su mandato. En todo ese período, el kirchnerismo en el Congreso votó en contra todas las leyes de presupuesto. Y Alberto Fernández, que sancionó la ley de emergencias múltiples al comenzar su gestión, financió el déficit con deuda en pesos a corto plazo o indexada equivalente a casi US$30.000 millones y más de 60% con emisión monetaria.Más atrás en el tiempo, la Argentina firmó desde 1958 con el Fondo Monetario 20 acuerdos stand-by; 6 convenios compensatorios por caída de exportaciones y uno denominado “oil facility”, según un trabajo de los economistas Lisandro Barry y Carlos Quaglio publicado en 2018. O sea, un total de 27 en 50 años, con un promedio de uno casi dos años (1,8) y condiciones que no llegaron a cumplirse en ningún caso.ßnestorscibona@gmail.com

Fuente: La Nación

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Para diferenciarse de la “lluvia de inversiones”, prometida infructuosamente por Mauricio Macri, el gobierno de Alberto Fernández optó por provocar otra lluvia. Esta vez, de papelitos de colores bajo la forma de billetes de pesos con los cuales busca promover un repunte artificial y transitorio del consumo para mejorar las chances del oficialismo en las elecciones legislativas del 14 de noviembre.Cuando termine este recreo económico, dentro de poco menos de 80 días, se abrirá una etapa de 23 meses con tantas o más incógnitas que el próximo resultado electoral.Por lo pronto, con una inflación reprimida por dólar y tarifas semi-congeladas mientras la “maquinita” del Banco Central (BCRA) trabaja a full, nada asegura que los actuales anabólicos para el consumo (reapertura de paritarias, créditos a tasa cero para monotributistas, rebaja y devolución de Ganancias, bonos a jubilados, refuerzo de planes sociales, entre otros) seguirán surtiendo efecto después de las elecciones. Sobre todo, cuando habrá más pesos y menos dólares disponibles debido a la progresiva declinación de las reservas netas del BCRA.Si no se corrigen a tiempo esas distorsiones, en especial de precios relativos, este año cerraría con una amplia brecha cambiaria, más presiones inflacionarias, más déficit fiscal por subsidios, menos superávit comercial y más controles cambiarios. Este escenario complicará no sólo la reactivación de la economía en 2022 (más allá de lo que ocurra con la pandemia), sino también el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para aliviar el peso de los vencimientos por casi US$40.000 millones que se concentran entre el año próximo y 2023.La gran mayoría de los analistas descuenta una corrección cambiaria para después de las elecciones o, a más tardar, a comienzos de enero de 2022. La incógnita es la forma. O sea, si habrá una aceleración del crawling peg (las minidevaluaciones diarias del BCRA, que vienen ajustando el tipo de cambio a razón de 1% mensual frente a una inflación de 3%); o bien un salto, como el 22% que la dupla Axel Kicillof- Juan Carlos Fábrega aplicó en enero de 2014 para compensar el retraso previo. Hace dos meses, el propio ex titular del BCRA había pronosticado una devaluación post electoral “controlada” de 15 a 20%.También hay coincidencias sobre la necesidad de apurar la negociación con el FMI. Aunque el ministro Martín Guzmán aceptó poner como fecha límite de un acuerdo el 31 de marzo de 2002 como “puente” para refinanciar la deuda con el Club de París (US$2400 millones), se estima que las reservas netas del BCRA no serán suficientes para pagar los vencimientos del primer trimestre con los organismos internacionales, que suman US$7200 millones. La consultora EcoGo, dirigida por Marina Dal Poggetto, resalta que hasta China exige el acuerdo con el Fondo para seguir desembolsando el financiamiento de las represas hidroeléctricas de Santa Cruz (hoy transitoriamente frenado) y que la escasez de divisas se verá agravada si se produce la reapertura del turismo al exterior. De ahí que las incógnitas giren alrededor del tipo de acuerdo, plazo y condicionalidades.En una charla virtual organizada por el IAEF, el economista Carlos Melconian afirmó que si no aparecían la “Santa Soja” (con ingresos extra por US$8000 millones) y los Derechos Especiales de Giro del FMI (US$4334 millones), “este año hubiera explotado todo”.Los DEG girados esta semana, que no son un préstamo ni tienen costo sino parte de la asignación global por US$650.000 millones distribuida entre sus 190 países miembros para enfrentar el impacto de la pandemia, permitieron que las reservas brutas del BCRA superaran los 46.300 millones por primera vez desde octubre de 2019. Sin embargo, los DEG pasarán por una puerta giratoria. Así como entraron ahora, saldrán antes de fin de año para pagar los vencimientos de 2021 con el Fondo, que hasta diciembre suman un monto ligeramente inferior y podrá reembolsar con el monto aportado. Ya quedó en el recuerdo el documento del bloque de senadores oficialistas, impulsado por Cristina Kirchner, que le reclamaba al Gobierno no destinar los DEG a pagarle al FMI. Cuando el dólar empezó a subir hace un mes, la propia vicepresidenta dio marcha atrás. El debate interno pasa ahora por si serán contabilizados como ingreso de capital al Tesoro, en cuyo caso provocarán una mejora transitoria y cosmética del déficit fiscal de este año (bajará 1% del PBI), que no podrá computarse en el próximo a menos que otros países le presten o donen DEG a la Argentina.Hacia adelante, Melconian prevé un acuerdo sui generis. Cree que los US$40.000 millones que vencen en 2022 y 2023 no serán refinanciados por el Fondo a largo plazo, como en el canje de deuda de 2020 con los acreedores privados. Y que el staff del organismo podría proponer un rollover trimestral permanente a 10 años, a cambio del cumplimiento de metas fiscales, monetarias y de reservas de corto plazo. La deuda sería fraccionada así a razón de 4000 millones por año en función de esa condicionalidad, que no incluiría reformas estructurales.Héctor Torres, exdirector argentino en el FMI (2004/2008 y 2016/2017) no descarta esa posibilidad, pero en un reportaje con radio EcoMedios consideró que no serviría para generar confianza, como sí lo sería avanzar hacia un consenso político sobre las reformas (laboral, previsional, tributaria) que necesita la Argentina para lograr un crecimiento económico sostenido a base de mayores inversiones y exportaciones. También sostuvo que la renegociación de la deuda se hizo al revés: primero se podría haber negociado un acuerdo con el Fondo con cláusulas flexibles para 2019/2020, en vez de empezar por la reestructuración de la deuda con los privados que no permitió bajar el riesgo país, hoy en torno de 1540/1600 puntos, ante la ausencia de un plan económico.Al igual que muchos economistas, Torres coincide en que un default con el Fondo no es opción, porque el país dejaría de recibir financiamiento de organismos como el Banco Mundial y el BID, así como cartas de crédito para exportaciones e importaciones.Aun así, el debate sobre el endeudamiento en plena campaña electoral encubre una realidad: la incapacidad de la dirigencia política para lograr un Estado financiable, que contribuya a la estabilidad económica. Por más que se fraccione la historia reciente, sólo en la última década se necesitaron entre 20.000 y 30.000 millones de dólares por año para cubrir el déficit fiscal. En su segundo mandato, después de que el gasto público subiera 20 puntos de PBI, CFK dilapidó 25.000 millones en reservas ante la imposibilidad de acceder al crédito externo y recurrió a la emisión de pesos. También dejó un tendal de juicios en el exterior (más de US$17.000 millones) por reestatizaciones, expropiaciones o incumplimiento de contratos. Macri se endeudó a razón de US$30.000 millones por año para financiar el gradualismo fiscal, hasta que en 2018 se le cortó el crédito externo y debió recurrir al FMI con la asistencia récord de US$45.000 millones para completar su mandato. En todo ese período, el kirchnerismo en el Congreso votó en contra todas las leyes de presupuesto. Y Alberto Fernández, que sancionó la ley de emergencias múltiples al comenzar su gestión, financió el déficit con deuda en pesos a corto plazo o indexada equivalente a casi US$30.000 millones y más de 60% con emisión monetaria.Más atrás en el tiempo, la Argentina firmó desde 1958 con el Fondo Monetario 20 acuerdos stand-by; 6 convenios compensatorios por caída de exportaciones y uno denominado “oil facility”, según un trabajo de los economistas Lisandro Barry y Carlos Quaglio publicado en 2018. O sea, un total de 27 en 50 años, con un promedio de uno casi dos años (1,8) y condiciones que no llegaron a cumplirse en ningún caso.ßnestorscibona@gmail.com

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El presidente Alberto Fernández envió señales de que seguirán en sus cargos los funcionarios de su entorno más cercano, los mismos que el kirchnerismo pidió remover tras el escándalo de Olivos. La confirmación se la transmitió a sus amigos en privado. En su momento de mayor debilidad, el Presidente se niega a entregarle a Cristina Kirchner y La Cámpora su último círculo de colaboradores. Ellos representan en la privacidad presidencial más que auxiliares de confianza, les da encargos personales, comparten secretos y un sentido de familiaridad. El dato es revelador, muestra que las órdenes y ofensas de Cristina Kirchner hacia la autoridad presidencial dejaron de ser significativas. Se volvieron folclore. Lo novedoso ahora es la resistencia de Alberto Fernández a cambiar el rumbo. Y ese es, desde la mirada de otros sectores de la coalición gobernante, el verdadero problema.Máximo Kirchner acusó a los medios por el “odio que estigmatiza a determinados sectores políticos”En La Cámpora amonestan al Presidente porque sus conductas, la erosión que les genera, ponen en riesgo su proyecto político para los próximos “40 años”, según los cálculos y planes que se discuten en el interior de la agrupación liderada por Máximo Kirchner. Pero desde la intimidad presidencial la respuesta dista del arrepentimiento. “Vamos a lograr la primera victoria del peronismo en una elección intermedia en los últimos 16 años”, confronta en la Casa Rosada un colaborador de Alberto Fernández. Se refiere a un eventual triunfo del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, que el Gobierno aspira a capitalizar como propio. ¿Cómo se llega a la cifra de 16 años? Porque la última vez que ganó el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires en una elección legislativa fue en 2005. Nunca más. Cuatro años después fue vencido por un efímero Francisco De Narváez, que hizo morder la derrota a un seleccionado que integraban Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa, con candidaturas testimoniales. Justamente Massa sería luego el verdugo de Cristina Kirchner en las legislativas siguientes, de 2013, cuando derrotó a Martín Insaurralde. Y en las últimas elecciones de medio término, en 2017 y con el macrismo en el poder, fue Esteban Bullrich quien venció a Cristina Kirchner. Un recuerdo doloroso para el Instituto Patria, que el Gobierno trae al presente en el peor momento del Presidente.La foto de unidad que intentó exhibir el Frente de TodosLos cálculos de la Casa Rosada son certeros, con la salvedad de que las elecciones todavía deben jugarse. Y los comicios aparecen impredecibles. Lo fundamental es que al recordarle a Cristina Kirchner que puede lograr la primera victoria legislativa del kirchnerismo en la provincia en los últimos 16 años, Alberto Fernández le advierte a su vicepresidenta que se considera capaz de superarla. Aquello que en otros ámbitos suena a surrealismo, en la Casa Rosada se repite con convicción. Por eso, no todos en el kirchnerismo consideran que un triunfo despeja las dificultades. Algunos piensan que las puede agravar. Son quienes pretenden disciplinar al Presidente, los mismos que en privado se preguntan cómo lo convencerán de las limitaciones personales y de su entorno si se adjudica una victoria como propia y les recuerda a sus socios que ganó después de una caída de 10 puntos del PBI y en medio de una pandemia mundial. Pierden si gana.Tensiones con La CámporaEn la Casa Rosada sonríen con la encerrona. “Si a Alberto le va mal en el gobierno, el kirchnerismo va a ser derrotado en las próximas elecciones presidenciales; pero si le va bien, ¿Quién va a quitarle la posibilidad de presentarse a una reelección?” No se repliegan, confrontan las críticas internas sin cuidados: “La Cámpora está estigmatizada, sólo gana elecciones en lugares muy puntuales y es un fenómeno del Conurbano”, diagnostican.Así, mientras en el kirchnerismo trazan estrategias para desligar su futuro político de la suerte presidencial, Alberto Fernández imagina un camino de resurrección. La semana próxima viajará a Ecuador para reunirse con el presidente Guillermo Lasso, una forma de mostrar que puede dialogar con jefes de Estado distantes de su credo político. Luego planea aterrizar en México para encabezar la Celac. Y el mes que viene participará de la asamblea de las Naciones Unidas. Allí, en Nueva York, aspira a concretar un encuentro bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. No hay retroceso frente a los mensajes internos. Y en su actitud desnuda la debilidad de Cristina Kirchner: ya no puede disciplinarlo, ni siquiera en su peor momento.Efectivamente, para algunos accionistas del Frente de Todos, ganar puede ser un problema si Alberto Fernández se considera fortalecido. Sobre todo, para quienes ven alejar sus proyectos políticos en cada nueva intervención pública del Presidente. Por ejemplo, con sus recientes elogios a la profesora Laura Radetich por su capacidad pedagógica para incitar al debate de manera “formidable”, es decir, a los gritos, con datos falsos y desprecio por la capacidad intelectual de los alumnos que se atrevían a contradecirla.

Fuente: La Nación

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El presidente Alberto Fernández envió señales de que seguirán en sus cargos los funcionarios de su entorno más cercano, los mismos que el kirchnerismo pidió remover tras el escándalo de Olivos. La confirmación se la transmitió a sus amigos en privado. En su momento de mayor debilidad, el Presidente se niega a entregarle a Cristina Kirchner y La Cámpora su último círculo de colaboradores. Ellos representan en la privacidad presidencial más que auxiliares de confianza, les da encargos personales, comparten secretos y un sentido de familiaridad. El dato es revelador, muestra que las órdenes y ofensas de Cristina Kirchner hacia la autoridad presidencial dejaron de ser significativas. Se volvieron folclore. Lo novedoso ahora es la resistencia de Alberto Fernández a cambiar el rumbo. Y ese es, desde la mirada de otros sectores de la coalición gobernante, el verdadero problema.Máximo Kirchner acusó a los medios por el “odio que estigmatiza a determinados sectores políticos”En La Cámpora amonestan al Presidente porque sus conductas, la erosión que les genera, ponen en riesgo su proyecto político para los próximos “40 años”, según los cálculos y planes que se discuten en el interior de la agrupación liderada por Máximo Kirchner. Pero desde la intimidad presidencial la respuesta dista del arrepentimiento. “Vamos a lograr la primera victoria del peronismo en una elección intermedia en los últimos 16 años”, confronta en la Casa Rosada un colaborador de Alberto Fernández. Se refiere a un eventual triunfo del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, que el Gobierno aspira a capitalizar como propio. ¿Cómo se llega a la cifra de 16 años? Porque la última vez que ganó el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires en una elección legislativa fue en 2005. Nunca más. Cuatro años después fue vencido por un efímero Francisco De Narváez, que hizo morder la derrota a un seleccionado que integraban Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa, con candidaturas testimoniales. Justamente Massa sería luego el verdugo de Cristina Kirchner en las legislativas siguientes, de 2013, cuando derrotó a Martín Insaurralde. Y en las últimas elecciones de medio término, en 2017 y con el macrismo en el poder, fue Esteban Bullrich quien venció a Cristina Kirchner. Un recuerdo doloroso para el Instituto Patria, que el Gobierno trae al presente en el peor momento del Presidente.La foto de unidad que intentó exhibir el Frente de TodosLos cálculos de la Casa Rosada son certeros, con la salvedad de que las elecciones todavía deben jugarse. Y los comicios aparecen impredecibles. Lo fundamental es que al recordarle a Cristina Kirchner que puede lograr la primera victoria legislativa del kirchnerismo en la provincia en los últimos 16 años, Alberto Fernández le advierte a su vicepresidenta que se considera capaz de superarla. Aquello que en otros ámbitos suena a surrealismo, en la Casa Rosada se repite con convicción. Por eso, no todos en el kirchnerismo consideran que un triunfo despeja las dificultades. Algunos piensan que las puede agravar. Son quienes pretenden disciplinar al Presidente, los mismos que en privado se preguntan cómo lo convencerán de las limitaciones personales y de su entorno si se adjudica una victoria como propia y les recuerda a sus socios que ganó después de una caída de 10 puntos del PBI y en medio de una pandemia mundial. Pierden si gana.Tensiones con La CámporaEn la Casa Rosada sonríen con la encerrona. “Si a Alberto le va mal en el gobierno, el kirchnerismo va a ser derrotado en las próximas elecciones presidenciales; pero si le va bien, ¿Quién va a quitarle la posibilidad de presentarse a una reelección?” No se repliegan, confrontan las críticas internas sin cuidados: “La Cámpora está estigmatizada, sólo gana elecciones en lugares muy puntuales y es un fenómeno del Conurbano”, diagnostican.Así, mientras en el kirchnerismo trazan estrategias para desligar su futuro político de la suerte presidencial, Alberto Fernández imagina un camino de resurrección. La semana próxima viajará a Ecuador para reunirse con el presidente Guillermo Lasso, una forma de mostrar que puede dialogar con jefes de Estado distantes de su credo político. Luego planea aterrizar en México para encabezar la Celac. Y el mes que viene participará de la asamblea de las Naciones Unidas. Allí, en Nueva York, aspira a concretar un encuentro bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. No hay retroceso frente a los mensajes internos. Y en su actitud desnuda la debilidad de Cristina Kirchner: ya no puede disciplinarlo, ni siquiera en su peor momento.Efectivamente, para algunos accionistas del Frente de Todos, ganar puede ser un problema si Alberto Fernández se considera fortalecido. Sobre todo, para quienes ven alejar sus proyectos políticos en cada nueva intervención pública del Presidente. Por ejemplo, con sus recientes elogios a la profesora Laura Radetich por su capacidad pedagógica para incitar al debate de manera “formidable”, es decir, a los gritos, con datos falsos y desprecio por la capacidad intelectual de los alumnos que se atrevían a contradecirla.

Fuente: La Nación

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