En tiempos de márgenes ajustados, la optimización de recursos y la eficiencia en la producción surgen como una necesidad. Cuestión que también pusieron sobre la mesa las grandes empresas. 
Es el caso de Prodeman, firma cordobesa de reconocimiento mundial por su producción de maní. La campaña pasada, ellos encararon el manejo por ambientes en 9.200 hectáreas que se destinan anualmente al cultivo de maíz.
“Cada cuatro años se rotan los lotes con dos gramíneas. Incluimos maíz, maíz pisingallo, soja, trigo y centeno”, confirma José Folguera, encargado técnico de campo. 
Folguera fue uno de los responsable de gran cambio en la ambientación del campo. “Había un montón de información dando vueltas de muchas campañas. Fue una gran tarea de gabinete”, recuerda respecto a la recolección de datos. 
Esa compilación de información abarcó una amplia región entre el sur de Córdoba, el norte de La Pampa y el este de San Luis.
El asesor técnico se refiere a este gran cambio de paradigma productivo y confiesa que no estaban acostumbrados a trabajar con densidades de maíz tan bajas y fue muy extraña la experiencia de ver lotes con densidades de 30.000 plantas por hectárea, cuando lo usual eran 60.000 semillas.
Al respecto analiza que la problemática de las malezas también los limitó bastante para ajustar mucho más la densidad. “El yuyo colorado está diseminado por todo el sur de Córdoba, pero también había presencia de Eleusine o rama negra, lo que nos obligaba, por su parte, a subir entre un 15% o 20% la cantidad de plantas recomendadas por la dosis variable”, explica el técnico. 
Por otro lado, Folguera destaca que el impacto en los costos por la eficientización en la siembra fue superlativo, generando un ahorro de 25 dólares por hectárea (aproximandamente, 230.000 dólares) solo en semillas y con respecto a la dosis fija normal. 
Todo este trabajo cambió la dinámica de siembra del maíz, extendiendo la fecha de implantación desde fines de noviembre hasta el 10 de diciembre en toda esa región de trabajo.

La ambientación por lotes y el manejo variable de semillas y fertilizantes derivó en un aumento de productividad y mayores rendimientos. Sobre todo en un año que fue bastante complicado en términos climáticos, con un enero y febrero de escasas lluvias.
“Con la siembra variable hemos sacado hasta 10 y 12 quintales por hectárea de diferencia, con un promedio de 9 quintales con respecto a la franja de densidad fija, especialmente en ambientes de medio potencial”, remarca el técnico de Prodeman.
En Prodeman todo este trabajo no lo hicieron solos. Confiaron productivamente y se apoyaron en los servicios y genética de Nidera. 
“Siempre usamos materiales de Nidera, pero antes llegaba la bolsa al lote, la poníamos en la sembradora y salíamos a trabajar. Ahora llega la bolsa y con ella la recomendación para distribuirla de manera eficiente y optimizar los insumos”, reconoce Folguera.
También se apoyaron en las herramientas digitales de la semillera, que ofrecen recomendaciones de densidad y fertilización variable específicas para cada híbrido de su portfolio. En este caso se trata del Sistema de Manejo Variable (SMV). Con esta tecnología, los productores pueden acceder en forma gratuita a una recomendación personalizada de siembra y ambientación de los lotes. 
Para hacer el seguimiento, ellos sumaron el Asistente Dinámico Nidera (ADN), que permite identificar el material más adecuado para cada ambiente.
“Creo que ahora es fundamental aprender de todos estos datos obtenidos, interpretarlos, analizarlos en profundidad, y plantear los objetivos para la próxima campaña”, alentó. 
 
 
 
 

Fuente: InfoCampo

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