Córdoba.- Mariana Díaz, de 39 años, comenzó a tener contracciones de parto cuando estaba sola en su casa del barrio Alberdi de Córdoba con su hija de cuatro años. Su mamá estaba en camino y, por los dolores, no alcanzó a bajar desde su primer piso a abrir. Directamente llamó al 911 de emergencias y, con la guía de la cabo primero Cristina Ramírez, dio a luz a una beba.Covid: la Ciudad y la Provincia quedaron a un paso de suavizar las restriccionesRamírez, quien es paramédica, coordina el centro de llamadas del 911. A la comunicación de Díaz la recibió una compañera y, como notó “nerviosa y asustada” a la mujer, le pidió ayuda a ella. “Traté de contenerla, le dije que haríamos el trabajo juntas, que se calmara y siguiera las indicaciones. Todo el tiempo me preguntaba qué hacía si nacía la criatura”, cuenta Ramírez a LA NACION.La ambulancia estaba en camino, pero las mujeres iniciaron con técnicas de respiración para empezar a prepararse. “El parto ya se estaba desencadenando -sigue Ramírez-, así que le expliqué qué posición tomar en la cama donde estaba para ayudar a la expulsión porque el bebé estaba coronado”.Díaz insistía en cómo iba a hacer; no tenía toallas cerca ni ningún elemento de higiene. “Cuando sentimos el llanto fue muy emocionante. Le pedí que la pusiera en el pecho, que le masajeara la espalda y me dijera el color de la piel. La pudo cubrir con una sábana”, describe Ramírez.Maruja: la mujer que festejó sus 101 años al recibir la segunda dosis de la vacuna contra el Covid-19Una vez que la beba nació, Díaz les indicó que un vecino en planta baja tenía una llave, así que allí la buscaron los agentes y pudieron ingresar los profesionales médicos. Las dos mujeres no volvieron a tener contacto.Ramírez es mamá de Felipe, de cuatro años, y asegura que también pensó en él cuando ayudaba. Es la segunda vez que colabora en un parto por teléfono; el anterior nacimiento había sido un varón.

Fuente: La Nación

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