En la huerta se realizan distintas labores para la obtención de las condiciones que permitan obtener los mejores rendimientos en los cultivos.
Entre ellas, el Mulching es una opción, y consiste en una capa compacta de restos vegetales que tiene como principal finalidad retener la humedad y crear humus.
A veces, las fuentes de mulch en las tierras áridas pueden parecer escasas, pero en realidad existen grandes cantidades de material, el cual puede también crecer en la huerta, colectarse después de la cosecha (bejucos viejos y otros materiales verdes) o reunidos de los ambientes silvestres.
Algunas especies de árboles como casuarinas, pinos y algunas acacias producen abundante material de hojas.
En tanto, el estiércol del ganado es abundante en los potreros y establos, y cerca de los canales de drenaje de agua, las inundaciones dejan depósitos profundos de hojas y palitos.
Este mulch es reunido después de las lluvias desde los riachuelos y áreas de flujo de agua, especialmente si se ponen leños en un ángulo en el riachuelo para atrapar los escombros.
En relación a las piedras, son especialmente útiles  y por lo general suelen hallarse en los alrededores de los arboles y en suelos secos.
Aplicaciones

El objetivo principal es ayudar a retener el calor del suelo, lo cual permite la siembra y el trasplante precoz de ciertas cosechas y estimula un crecimiento más rápido.
Con el avance de la estación, el aporcado tiene diferentes efectos sobre el suelo.
Al estabilizar la temperatura, evita las fluctuaciones de calor durante las variables condiciones del verano. En cuanto a la humedad, la estabilidad generada reduce la evaporación.
También sirve para controlar plagas al prevenir la germinación de las malas hierbas por falta de luz solar.
Añade nutrientes al suelo, debido a la descomposición gradual del material.
Esta labor normalmente se realiza al comienzo de la estación vegetativa y se puede repetir tanto como sea necesario.

ventajas

Disminuye la evaporación por lo que mantiene la humedad del suelo.
Además de economizar el consumo de agua, facilita que las raíces de las plantas encuentren la humedad suficiente a poca profundidad.
Reduce el lavado de elementos fertilizantes debido a la formación de humedad superficial.
Mejora las condiciones térmicas del sistema radicular de la planta.
Aumenta la temperatura con respecto al suelo desnudo y una amortiguación en sus fluctuaciones, lo que confiere precocidad al cultivo.
Por el aumento de temperatura y humedad del suelo, se favorece el proceso de nitrificación.
La cubierta actúa como barrera entre el suelo y los frutos, con lo que se reducen los problemas sanitarios, especialmente las podredumbres.
Si la cubierta utilizada es opaca, la falta de radiación solar evita el desarrollo de malas hierbas que compitan con el cultivo por los recursos hídricos y nutritivos.

Materiales
En su mayoría son, cartón, papel, algas marinas, hojas, estiércol degradado, ropas viejas de algodón o de lana, láminas de plástico, aserrín y alfombras viejas.
La forma específica en que se descomponen muchos de estos materiales y reaccionan a la lluvia y al rocío determina en gran medida su grado de eficacia.
Con respecto a las cubiertas orgánicas, se pudren rápidamente y requieren nitrógeno para descomponerse. A su vez, pueden formar una barrera que bloquee el agua y el aire o dejar evaporar el agua del suelo debido a su porosidad. Entre ellos se encuentran el compost, residuos como el estiércol, hierbas (de trabajos de siega), hojas, paja, heno, virutas de madera.
Por su parte, entre las inorgánicas se encuentra el acolchado con caucho hecho con neumáticos reciclados, el plástico, cosechas cultivadas bajo finas láminas plásticas, las rocas o gravilla, que en climas fríos ayudan a retener el calor del suelo.

Fuente: InfoCampo

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