Los cultivos de servicio están en auge. Sin embargo, aun hay pocas precisiones técnicas sobre la totalidad de los beneficios y uso que pueden aportarle al sistema. Por ello, muchos productores y técnicos, con su experiencia, van aportando el desarrollo necesario para formar el conocimiento. 
Por ahora representan actualmente un gran aliado para el control de malezas resistentes o tolerantes al uso de herbicidas. 
Claudio Bosco, asesor técnico de la zona de Galvez (centro de Santa Fe), ya sembró los cultivos de servicio sobre un lote de maíz en pie. Él cuenta su historia. 
“Mi problema era controlar la rama negra adentro de los maíces. La maleza empezaba a nacer cuando el maizal estaba verde y era imposible de entrar a hacer un tratamiento químico. Justamente, en una oportunidad, hace seis años, noté que la semillazón de un cultivo de avena, antecesor de esos maíces, no tenía el nacimiento de la maleza. Fue cuando me di cuenta que tenía que ocupar ese lugar que había ganado la maleza”, dice Bosco, quien forma parte de la regional de Aapresid Videla y brinda apoo técnico a la agencia de extensión rural INTA Galvez haciendo ensayos.
Entonces, casi por casualidad, como lo describe, comenzó a trabajar con un estrategia de siembra temprana de cultivos de cobertura. Así relata que “volea semillas de especies de servicio dentro de maíz y siempre prueba estrategias a escalas reducidas, no mas de algunos lotes”, explica.
Al año siguiente que detecta que la avena competía bien contra la rama negra, ingresó al lote de maíz de 60 centímetros de altura con una fertilizadora de arrastre y sembró este cereal. “En ese momento, mi propuesta era cara, me decían los asesorados. Entre la siembra y semilla de avena gastábamos unos 20 dolares por hectárea y para controlar la rama negra lo hacíamos químicamente con 10 dolares por hectárea”, recuerda. 
En ese momento, dice, medíamos a los cultivos de servicio con la vara de malezas solamente, pero cuando lo empezas a cambiar el foco, los “servicios” son más importante de lo que ahorrábamos.
“Estos cultivos, al seguir estando verde, sigue fijando carbono, ademas atrapan las chalas del maíz que los vientos llevaban a los lotes vecinos, aumentan la porosidad del suelo, poros que a su vez los necesito para que entre y se almacene el agua y claramente se mantiene la actividad biológica de los suelos”, dice el técnico.
Este año se la “jugó”, anuncia (Ver Video). “Le di una vuelta mas y estoy buscando un equilibrio de especies, que le pueda sacar múltiples servicios, porque siempre estaba entre el monocultivo de maíz, pasaba por monocultivo de avena y terminaba en monocultivo de soja”, comenta.
“Para esta campaña, sembramos una gran diversidad de especies, pusimos vicia sativa y villosa con avena, agregamos especies de verano, como lo son el sorgo y girasol, y también de invierno, como trigo, centeno, cebada más semilla de colza”, detalla respecto a este cóctel de semillas de puentes verdes. 
Según dice, estás son tecnologías de procesos, hay que pensarlas mucho, “hay que hacer el traje a medida de cada lote o situación”. 
 

Probando multiespecies dentro de maiz de 2da
Vicia villosa
Vicia sativa
Trigo
Centeno
Avena strigosa
Cebada forrajera
Sorgo
Girasol
Colza pic.twitter.com/mhlqwjD0aq
— Ing Claudio Bosco (@Boscoclau) February 13, 2020

Fuente: InfoCampo

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