MADRID.– Sergio Ramírez se presentó en Madrid en su primer acto público después de que la Fiscalía de Nicaragua pidiera su detención por sus críticas al régimen de Daniel Ortega. El escritor, ganador del premio Cervantes, está acusado de “incitar al odio” y de “conspirar” contra la soberanía de su país. Ramírez, quien preside el Festival Centroamérica Cuenta, había brindado algunas entrevistas en los últimos días, pero el lunes por la tarde inauguró en la capital española el evento acompañado por un interlocutor de lujo: Mario Vargas Llosa. “Sergio Ramírez acaba de sufrir un atropello escandaloso. Se ha salvado de milagro de estar en la cárcel con los muchos opositores que tiene esta pareja siniestra”, dijo el premio Nobel de Literatura en referencia al comandante Ortega y su esposa Rosario Murillo.Con un aplauso cerrado Ramírez y Vargas Llosa, ambos columnistas del diario LA NACION, fueron recibidos por los presentes en la inauguración del festival. Después de que los autores se ubicaran en sus asientos, y tras unas palabras oficiales a cargo Enrique Ojeda Vila, director general de la Casa de América, el autor peruano interrumpió el orden del evento. “Quiero decir unas palabras antes de comenzar. Tenemos aquí ante nosotros a Sergio Ramírez un gran escritor de nuestra lengua. Acaba de sufrir un atropello absolutamente escandaloso que ha motivado muchas respuestas en el mundo. Creo que deberíamos rendirle un homenaje. Él es un magnifico escritor, pero también ha participado de manera muy activa de la vida política de su país y lo ha hecho siempre de manera moderada que es la que se asocia más a sus convicciones, a su carácter, a su manera de ser y también a su manera de escribir. Ortega y su esposa han prohibido su último libro [Tongolele no sabía bailar (Alfaguara)] y creo que se ha salvado de milagro de estar en la cárcel con los muchos opositores que tiene esta pareja siniestra”, pronunció Vargas Llosa. Otro aplauso cerrado y esta vez con el auditorio de pie le dio la bienvenida a Ramírez.Ramírez agradeció el respaldo “fervoroso” impulsado por Vargas Llosa. “No son días fáciles los que pasamos mi mujer y yo estos últimos días. Como ustedes saben mi novela fue prohibida y antes de que dieran la orden de prisión contra mí, dichosamente estaba fuera de Nicaragua, en Costa Rica”. Ramírez destacó que hay 140 prisioneros políticos en su país, entre ellos, todos los candidatos presidenciales. Luego, aún emocionado, bromeó: “Siempre me he preguntado cómo será ser un escritor sueco o finlandés, donde la apacibilidad política, el hecho de que en un país como Holanda el primer ministro vaya a su trabajo en bicicleta, esto en Nicaragua es surrealismo, porque cuando Ortega sale a la calle va con un convoy y helicópteros volando encima–opinó–. Es inédito que una pareja sea la que gobierne un país y que imponga las reglas de un país”.Pilar Reyes, editora de Ramírez y de Vargas Llosa, abrió el debate a un contexto más amplio, al vínculo inexorable entre la novela latinoamericana y la política: “Hubiésemos querido que esta conversación fuera meramente literaria, pero como ustedes saben la política se ha entrometido”. Ramírez se refirió a la realidad latinoamericana, violenta desde la independencia y del modo en el que este escenario se convirtió en una epopeya en la novela. “La mayoría de los grandes próceres terminaron en amargura. Derrotados. O no vieron consumada su propia obra, como Bolívar, muerto en desgracia en Santa Marta, o como San Martín muerto en el exilio. Ese fue el destino de loes que quisieron una América distinta. Luego quienes se subieron al caballo de la independencia fueron sustituidos por otros que ya nunca se quisieron bajar del caballo. Este el mal del autoritarismo en América Latina, que es de vieja data”.El diálogo que se extendió durante dos horas recorrió diversos aspectos de la literatura latinoamericana, pero sin alejarse jamás de la política como eje. Vargas Llosa hizo mención a su célebre ensayo “Novela primitiva y novela de creación en América Latina” y abordó la prohibición de la novela durante la colonia, durante 300 años, hasta 1816 con El periquillo Sarniento y al modo en el que la crónica, el teatro y la poesía inauguraron la novela del continente. Y luego el autor de Conversaciones en la catedral expresó: “Es muy difícil ser un escritor latinoamericano y no verse afectado por la vida política. Hay escritores a los que no les interesa la política y se las arreglan para escribir al margen de ella, pero esos son una minoría. La característica de la literatura latinoamericana es estar muy pegada en la política”Jorge Luis Borges tuvo su momento y mención. “Es la gran figura universal de la literatura latinoamericana”, dijo el intelectual peruano. “No hablaba de política, pero hacía política. En la vida se pronunciaba muy claramente a favor o en contra de las dictaduras que vivía su propio país Y aunque no escribía sobre ella, estaba inmerso en la actividad política”. También hubo un momento destacado tuvo en este encuentro Rubén Darío, quien publicó durante décadas crónicas en LA NACION: “Cuando se dice en una enciclopedia que Rubén Darío era argentino es un delito de lesa patria”, bromeó Ramírez. “Sus años en la Argentina son fundamentales, gracias a que entonces esto de las nacionalidades pesaban mucho menos. El presidente Cárdenas lo nombra cónsul en Buenos Aires”.Ramírez fue respaldado en las últimas horas a través de una carta firmada por periodistas, artistas y escritores hispanoamericanos. Juan José Campanella, Hugo Alconada Mon, Marcelo Birmajer, Gabriela Cabezón Cámara, Nelson Castro, Josefina Delgado y Pablo De Santis, entre otras personalidades de la cultura argentina, brindaron con su firma apoyo al autor nicaragüense.El festival de literatura iberoamericana Centroamérica Cuenta se organizó en Madrid por primera vez, de la mano de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y de Casa América. Esta edición contará con la presencia de autores de la talla de Vargas Llosa, el peruano Santiago Rocangliolo, el salvadoreño Horacio Castellanos Moya, los nicaragüenses Carlos F. Fonseca Grigsby y José Adiak Montoya, la argentina Clara Obligado o la venezolana Karina Sainz Borgo. Del 13 al 17 de septiembre se darán cita estas figuras de las letras en Casa de América, en Madrid, que este año oficia de anfitriona.“La función de la literatura, si pudiera hablarse de una función, es la de producir lectores incómodos con el poder. Es una fuente de insatisfacción enorme del mundo tal cual como es. Por eso todos los países han intentado controlarla. La literatura ha encontrado siempre una manera de escapar al control y manifestarse como una equivalente de ese contrapoder. Tiene mucho que ver con ese espíritu rebelde que hay en todas las sociedades”, destacó Vargas Llosa el poder de esta expresión y dejó un halo de esperanza para el futuro de Ramírez. Una nueva ovación despidió a estos dos enormes referentes de la literatura latinoamericana, ambos defensores de la democracia y de la libertad.
Fuente: La Nación