En medio de la crisis política en el Gobierno por la renuncia de ministros y otros funcionarios cercanos a la vicepresidenta Cristina Kirchner tras la derrota en las PASO, en el campo hay voces que temen un intento de “vaciamiento” al Gobierno de Alberto Fernández por parte del kirchnerismo. Otras ven una “maniobra de presión” de parte de esa fracción del Frente de Todos y también hay referentes que consideran que antes que ministros deben modificarse “actitudes”.Para Horacio Salaverri, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), tras la crisis desatada con las renuncias en el Gobierno hay dos situaciones a analizar. Por un lado, según dijo, está la “cuestión práctica” de que luego de una derrota electoral los ministros se pongan a disposición del Presidente. Por otra parte, apuntó que está la “visión clara”. Esa es, según afirmó, “que se esté produciendo un alejamiento del kirchnerismo del poder, o sea un vaciamiento de Fernández”.“Eso sí sería una situación muy delicada y difícil, donde el Presidente debería empezar a modificar de alguna manera su gabinete, restablecer un gabinete propio y establecer contactos para mantener la gobernabilidad”, señaló.Efecto PASO: en Santa Fe sigue el malestar por el cepo a la carne, pero hay expectativas“En este caso es un tema mucho más complejo que un tema de practicidad. Lo importante es mantener la institucionalidad y la gobernabilidad”, agregó el presidente de Carbap.Consultado, Elbio Laucirica, presidente interino de Coninagro, evaluó: “Yo no veo necesidad de cambiar ministros y sí actitudes, políticas, no tomar decisiones por temas electorales, y sí para resolver los temas a la gente: inflación, pobreza, pérdida del valor adquisitivo del dinero, la alta carga fiscal que ahoga a la sociedad en general y a las pymes en particular”. Luego abogó por “un cambio de actitud que signifique tener reglas claras que den previsibilidad a la gente, a los empresarios, y a los jóvenes para llevar adelante sus proyectos”.Carlos Achetoni, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA), afirmó: “No opino por el momento de las definiciones internas del Gobierno. Sí me preocupan estos movimientos que esperamos se resuelvan pronto y bien, con un fuerte respeto de las instituciones democráticas”.En opinión de Javier Rotondo, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), con base en Córdoba, lo ocurrido representa una “preocupación muy grande”.“No son renuncias masivas, son puestas a consideración. Claramente es una maniobra de presión”, dijo. Atribuyó eso a sectores ligados con la vicepresidenta Cristina Kirchner.Preocupación“No nos engañemos, es una maniobra de presión. No nos comamos la curva de querer ver como que hay un vacío masivo; es un mecanismo de presión”, indicó el dirigente de Cartez. Para Rotondo, es “increíble” lo que está ocurriendo por estas horas y remarcó que hay una “lucha” de poder.En este contexto, otras fuentes consultadas de la producción, que pidieron reserva de su nombre, señalaron que el kirchnerismo busca condicionar al jefe de Estado.La Mesa de Enlace apura acciones contra el cepo a la carne y el paro será su última instancia“Estas renuncias de los cristinistas da la impresión que son para presionar a Fernández, acorralarlo, para después ponerle más nombres alineados al kirchnerismo y así reforzar el modelo”, dijo una fuente del sector. Y agregó: “El cristianismo siempre redobla las apuestas”.Según esa fuente, por la derrota en las PASO “el culpable de todo no es Fernández”. Señaló: “Acá hay toda una política por detrás del presidente, generalmente los ministros tienen una opinión, pero después hacen todo contrariamente a lo que habían dicho. Eso quiere decir que hay alguien por detrás tomando otro tipo de decisiones”.Luego añadió: “Acá hay varios culpables porque Alberto Fernández llegó con una alianza entre Massa y Cristina Fernández de Kirchner y está claro que la responsabilidad de las acciones tomadas no han sido propias y exclusivamente de Fernández”.Informe de Mariana Reinke, Pilar Vázquez y Fernando Bertello

Fuente: La Nación

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