Tenista talentoso si los hay, Nick Kyrgios siempre da espectáculo y es un manojo de imprevisibilidades. Lo malo para él, y muchas veces para el deporte en sí, es que sus ocurrencias terminan en excesos, en reacciones intempestivas, en epítetos, agresiones verbales. Hasta ha sido descalificado. Una auténtica caja de pandora.No le había tocado un debut precisamente sencillo al australiano en este US Open: el duro español Roberto Bautista Agut. Y encima, llegaba luego de una lesión de rodilla. La jornada inaugural en Flushing lo recibió, al igual que al resto de los participantes, con una marcada humedad y los protcocolos por el Covid. El público disfruta de mayores libertades, se lo ve en buen número en las gradas y con pocos barbijos, seguramente por la fuerte política de vacunación en Estados Unidos. Los jugadores mismos disponen de algunas licencias que hace unos meses no tenían. En Roland Garros, por ejemplo, no podían sacarse selfies con los fans ni firmarles autógrafos, algo que en el Abierto de Estados Unidos, apenas tres meses después, se ha flexibilizado.Kyrgios en acción: fue eliminado en tres sets (MATTHEW STOCKMAN/)Kyrgios, a quien le cuesta poco generar una situación de conflicto, lo fastidió sobremanera…¡la ubicación de las toallas en el estadio Louis Armstrong! Lo sacó de foco la necesidad de tener que caminar demasiado para poder tomar la toalla y secarse el sudor en la sofocante noche neoyorkina. La pandemia mundial, entre sus coletazos logísticos, prohíbe a los ball boys alcanzarles la toalla entre punto y punto, un clásico del tenis desde hace décadas. En un momento, Kyrgios arrojó su toalla, pero el juez de silla le informó que era él mismo quien debía ponerla en el cajón destinado especialmente para ello. Lo hizo a desgano, claro. Esa modalidad, que no es nueva en este último año, fue el detonante para que Kyrgios se enfrascara en una charla poco amistosa con el umpire brasileño Carlos Bernardes, que le aplicó una advertencia por infracción al código de juego “por sobrepasar el tiempo entre puntos”. Y de paso, le tiró un palo a su colega Stefanos Tsitsipas.“¿Así que tengo que volver al palco para secarme los brazos porque estoy sudando y recibo una infracción de tiempo, pero alguien puede ir al baño durante 20 minutos y no pasa nada? Explícamelo. No tiene ningún puto sentido”, le recriminó Kyrgios al juez de silla. La referencia apuntó a la polémica generada por el griego en su maratónico partido con el escocés Andy Murray, que incluso habló de “decepción” por la actitud de Tsitsipas.Carlos Bernardes telling Kyrgios to put his towel at the designated place and not just throw it.#USOpen pic.twitter.com/UETH16p9nm— Tennis GIFs ?? (@tennis_gifs) August 31, 2021 “Mi trabajo es venir aquí y jugar, para la gente. No ir y venir a buscar y llevar mi toalla. No es mi trabajo. Es mi toalla. Debería poder ponerla donde quiera en la cancha, de verdad”, continuó Kyrgios.-Es parte del juego, le respondió Bernardes.Fue cuando Kyrgios volvió a estallar: “No es parte del juego. ¿Así que enviar mensajes de texto a alguien también forma parte del juego? ¿Tomar descansos de 20 minutos para ir al baño es parte del juego? Eso forma parte del juego. Todo forma parte del juego. Tengo que cagar. Ah, parte del juego. Es una puta estupidez”.Kyrgios y su talentoThis man is pure entertainment.@NickKyrgios shows off a casual tweener-drop shot combo. pic.twitter.com/nRPk59VqHo— US Open Tennis (@usopen) August 31, 2021 El malhumor no lo abandonaría toda la noche, y para colmo, debía sobrellevar la derrota que se tornaba irreversible frente a Agut (18° favorito). Continuó soltando epítetos por la velocidad de la cancha y por tener que jugar “a la puta medianoche”. Kyrgios en estado puro. Fue derrota y eliminación por 6-3, 6-4 y 6-0.Además de sus reacciones, Kyrgios es un jugador muy talentoso (Frank Franklin II/)El año pasado, Kyrgios no aceptó los procedimientos por el Covid-19 de la gira previa al US Open y se bajó del torneo. Pese a ello, el público lo acompañó y alentó, tratando de hacerlo reaccionar tenísticamente. No pudo: Kyrgios había elegido otro camino y por un motivo insólito.

Fuente: La Nación

Comparte este artículo en: