Finalizó la etapa de las declaraciones de los diecisiete acusados de la que es considerada como “la mayor estafa de la historia argentina”: la que provocó el colapso de la empresa Hope Funds, que presidía Enrique Juan Blaksley Señorans, y por la cual, al menos en el juicio en sede penal que comenzó el 18 de febrero pasado, tiene a 318 damnificados por un monto de 184 millones de pesos. Y comenzó el desfile de testigos que, al mismo tiempo, en este caso son querellantes.De los dos previstos para la audiencia de hoy, María Esther Galera no pudo conectarse a la audiencia virtual por problemas de salud. Así que solo prestó testimonio Mateo Proot. En cuanto el presidente del Tribunal Oral Federal (TOF) N°4, Néstor Costabel, le preguntó sus datos y si tenía algún interés en particular en la causa, fue enfático: “Sí, mi interés es cobrar la plata que puse en Hope”. Ese dinero eran todos sus ahorros, plata que necesitaba para pagar su casamiento, cuya devolución solicitó a la empresa de Blaksley, de la que se fue con las manos vacías porque le dijeron que Hope Funds no podía afrontar las deudas contraídas porque todos sus clientes estaban pidiendo el rescate.Confirmaron la mayor condena por lavado de dinero en la ArgentinaRelató que en 2010 llegó a Buenos Aires desde Tandil y haciendo fotografía conoció a Agustín Saguier, consultor comercial de la compañía de Blaksley. “Me habló de las inversiones de Hope Funds, de que tenían la franquicia del Hard Rock Café, el Buenos Aires Design, e hizo mucho hincapié en un barrio que estaban armando en Pilar, Verazul. Me dijo que hasta su madre estaba invirtiendo y estaba contenta con el contrato que había firmado”. Eso fue en 2014, y esa vez le dijo que no estaba interesado.Pero un año después, las cosas cambiaron. “En febrero 2015 me volvió a contactar, me habló de lo mismo. Me dijo que el contrato mínimo que se podía constituir era de 6000 dólares, y eso era justo lo que yo tenía. Le dije ‘Agustín, te estoy dando todo lo que tengo, espero que esto sea real…’”Así llegó la hora de firmar el contrato de mutuo, es decir, el convenio por el cual él le daría su dinero a Hope Funds para que Blaksley -bautizado a raíz de este caso como “el Madoff argentino”- invertiría en “la economía real”. La inversión que pactó Proot era a seis años, al 12% anual, con posibilidad de pedir el “rescate” parcial del producto de los intereses o del total del dinero, en dólares y cuando quisiera. Le dijeron que, al término del plazo, iba a tener el doble de plata.Carta con la que Mateo Proot pidió la devolución del dinero invertido en Hope FundsEl día de la firmaSegún declaró desde una oficina de su trabajo, vía Zoom, ante el TOF 4, lo primero que le llamó la atención, el día de la firma del mutuo, fue que le dieron el contrato ya firmado por la representante de Hope Funds, Verónica Vega, aunque ella no estaba presente en el acto. En las oficinas de Hope Funds solo estaban con él su novia, Victoria Lynch, el asesor que lo había convencido de poner la plata -Saguier- y el escribano designado por la empresa, Mariano Diego Miró.Un año y pocos meses después llegó un momento fundamental en la vida de Proot: le propuso casamiento a su novia. Con el “¡sí!” comenzaron los preparativos de la boda, que se haría en octubre de 2016. Él no lo sabía, pero también comenzaría lo que definió, durante la audiencia, como “un momento negro” de su vida.“Necesitaba la plata para casarme. A partir de mayo-junio de 2016 comencé a llamar a Agustín Saguier porque quería empezar con el rescate de los fondos. Me fue muy difícil comunicarme con él; no contestaba, y si me atendía me decía que estaba ocupado. Yo me puse nervioso porque me casaba en octubre. Él me decía que estaba llamando a Hope Funds y no lo estaban atendiendo. Me decía que llamara allá, a [Rosa] Bullrich y a [Delfina] Murillo. Nadie me daba una respuesta”.Carta con la que Mateo Proot pidió la devolución del dinero invertido en Hope FundsFinalmente, le pasaron un formulario para el rescate y Proot presentó, en julio de 2016, una carta con los motivos por los cuales requería la devolución del capital que había invertido. “Pedí que se cumpliera con la cláusula del contrato que me habilitaba a pedir el rescate. Me atendió un tal Sergio Navarro. Pedía una reunión con alguien que me dijera cómo hacer el rescate y me dijeron que era imposible concertar esa reunión”.La situación para Proot y su futura esposa, a las puertas de su casamiento -un momento feliz que se estaba convirtiendo para ellos en una pesadilla- era desesperante: “Me corrían intereses del salón y del catering, caí en un proceso de angustia bastante fuerte, un momento negro de mi vida”. Hasta que, en septiembre, recibió un mail de Manuel Valencia para tener una reunión. Lejos de tener la respuesta que esperaba, le dijeron que el pago no era posible.“‘No estamos en condiciones de pagarte’, me dijo; le respondí que iba a ir a Legales y me dijo que no me convenía porque podía salir perdiendo y recuperar menos de lo que había puesto. Él me acompañó hasta la calle y me dijo ‘te voy a ser sincero: tengo orden expresa de Enrique Blaksley de no pagar; te recomiendo que vayas a otro lado a buscar la plata para tu casamiento”.Fue el no va más. Se enteró por los diarios que no era el único y que ya había un estudio de abogados -Iezzi y Varone- que estaban armando el caso contra Blaksley y Hope Funds. “Me presenté en su oficina y acá estoy…”, concluyó.
Fuente: La Nación