Por Polina DevittKRASNAYA POLYANA, Rusia, 1 jun (Reuters) – Los residentes de
un pintoresco pueblo ruso han visto duplicar el precio de sus
tierras a medida que los habitantes de Moscú y otras ciudades
adquieren propiedades para refugiarse del COVID-19, aprovechando
que pueden trabajar de forma remota.Krasnaya Polyana (Prado Rojo) es un hermoso pueblo de cinco
calles en las montañas cerca del Mar Negro. Flanqueado por
montañas, tiene agua de grifo de buena calidad, aire fresco y
cielos azules, cosas que son difíciles de ver en Moscú.El pueblo tiene 5.000 habitantes, lo que es típico de Rusia.
Lo atípico es que hay 20 cafés, restaurantes, un pub y un bar,
además de Wi-Fi rápido.Algunos de los restaurantes existían antes de la pandemia
para atender a los esquiadores que van a los complejos
turísticos cercanos construidos para los Juegos Olímpicos de
Invierno de 2014. Pero los lugareños decidieron abrir todo el
año una vez que superaron los temores de que los visitantes de
Moscú les lleven el COVID-19.La demanda de segundas viviendas ha impulsado un auge
inmobiliario.Los precios de la tierra en Rusia se calculan en unidades de
100 metros cuadrados o sotki. El precio de un sotka en Krasnaya
Polyana ha aumentado a 5 millones de rublos (68.000 dólares)
desde 2 millones antes de la pandemia, dijo a Reuters Nikolai
Rogachev, un agente de ventas local.Es probable que alcance los 7 millones para fines de 2021,
dijo, debido a la fuerte demanda cuando las opciones de viajes
al extranjero son limitadas.”Lo llamamos el apocalipsis zombi”, dijo otro agente de
bienes raíces, refiriéndose a la demanda de los citadinos por
cualquier tipo de propiedad en el pueblo y la calidad de sus
habilidades sociales tras meses encerrados en sus pequeños
apartamentos urbanos.Los precios de las casas de campo en el pueblo varían de 40
millones a 900 millones de rublos, según la base de datos de
bienes raíces de CIAN. La demanda proviene principalmente de
empresarios adinerados de las grandes ciudades, ya que los
precios son inaccesibles para el ciudadano común.Los alquileres también han aumentado, impulsados por la
demanda de las personas que trabajan de forma remota y ven a
Krasnaya Polyana como un escape de la ciudad. El aeropuerto se
encuentra a 40 minutos en coche y las rutas de senderismo parten
directamente del pueblo.”Disfruto caminar por los senderos de montaña y poder
encontrar una compañía agradable en los lugares locales por las
noches”, comentó Kirill Ryzhonkov, analista de datos de Moscú.En octubre se abrió un espacio de coworking, principalmente
para especialistas en TI y emprendimientos.Sus propietarios esperan que Krasnaya Polyana se convierta
en un Silicon Valley ruso independientemente de cómo se
desarrolle la pandemia.”La gente ya ha notado las ventajas: la misma zona horaria
que Moscú, un vuelo de 2 horas a Moscú, esquiar en invierno, el
mar en verano y una infraestructura fresca que dejaron los
Juegos Olímpicos”, dijo Ilya Kreimer, gerente del espacio
compartido de trabajo.
(Reporte de Polina Devitt; Editado en español por Janisse
Huambachano)

Fuente: La Nación

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