“El futuro llegó hace rato”, reza una popular canción del rock nacional. En I+Diot Lab, una empresa argentina que desarrolla soluciones tecnológicas, lo saben. Hace varios años que trabajan en la creación de herramientas para mejorar la experiencia de los consumidores en distintos rubros, pero la llegada de la pandemia de coronavirus, que aceleró el crecimiento del comercio digital e impuso nuevos hábitos, los obligó a redoblar la apuesta.I+Diot Lab, un juego de palabras entre “idiota” en inglés y IoT (Internet of Things: Internet de las Cosas), está compuesta por cinco socios que, en 2018, crearon el primer restaurante “inteligente” de la Argentina y de la región. Foster Nutrition abrió sus puertas en un petit hotel ubicado en el microcentro porteño. “Era una mansión francesa de más de 100 años y se generaba ese juego entre lo antiguo y lo tecnológico”, cuenta a LA NACION Martín Zuker, CEO de la compañía.“Siempre me gustó la gastronomía y sabía que había un montón de problemas por resolver en el rubro. Hace cinco años estaba sentado con uno de los socios en un restaurante y empezamos a pensar cómo podíamos eliminar esas falencias con tecnología aplicada ”, recuerda. Así nació Foster, un restaurante en donde los clientes no interactuaban con personas sino con pantallas y los platos se despachaban automáticamente en solo tres minutos.Con la colaboración de inversores, en 2020, la empresa tenía el plan de inaugurar el primer local en Madrid y abrir dos más en la Argentina: uno en el shopping Alto Palermo y otro más chico en formato quiosco, también en el distrito porteño. Sin embargo, la irrupción del coronavirus opacó el proyecto y los obligó a frenar y replantear el recorrido. El restaurante cerró sus puertas en junio del año pasado. “Fue entonces cuando decidimos empezar a ofrecer nuestra tecnología a terceros, adelantándonos dos o tres años a lo que teníamos pensado hacer. Así salimos a la cancha, presentando a otros soluciones de retiro de productos”, explica Zuker.Los negocios del futuro, pero en el presenteEn pleno Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) por coronavirus, los negocios se vieron obligados a bajar las persianas durante varios meses. En ese tiempo, el comercio electrónico, que antes era una opción secundaria, se convirtió en la única forma de vender y comprar productos. Sin embargo, Zuker pone énfasis en un dato: “Si bien aumentó y está teniendo un crecimiento impresionante, se estima que hasta 2030, el 75% del consumo va a seguir siendo en el mundo físico”. En esa instancia es donde la empresa busca meterse. “Queremos digitalizar la experiencia en los locales con tecnología aplicada, cambiando y reinventando la manera de consumir e interactuar con las marcas”, plantea el CEO.La empresa ofrece un sistema para instalar el retiro de productos a través de boxes en las puertas del comercio (Idiotlab/)Así, la empresa desarrolla sistemas integrales que acompañan a las marcas en su camino a la transformación digital. Desde la compra hasta el retiro de los pedidos, busca acortar los tiempos y hacer los procesos más eficientes. Actualmente, trabaja con varias compañías argentinas e internacionales. Una de ellas es Ripley, la cadena chilena de tiendas por departamento, con la que se encuentra en una fase de prueba de un proyecto de colocación de boxes para retiro de pedidos realizados a través del sitio online.“La idea es lograr espacios reducidos más eficientes y ordenados, que permitan entregar la mayor cantidad de pedidos en pocos metros cuadrados y de una forma muy eficiente”, explica Zuker y agrega que el plan es utilizar el mismo sistema para que se puedan devolver paquetes en la tienda. A su vez, en tiempos de coronavirus, la empresa le dio una vuelta a la entrega a través de boxes: todos tienen un sistema de sanitización con luz UVC (ozono) y aspersores con amonio cuaternario, por lo que el consumidor recibe el producto totalmente desinfectado.Solo con el celular, se puede hacer un pedido, pagarlo y retirarlo (Idiotlab/)Con las herramientas que ofrece la empresa, el diseño y las experiencias en los locales cambiaría todo por completo. En una cadena de cafeterías argentina, por ejemplo, se desarrolló un modelo smart service con terminales de autopedido. Así, los clientes pueden ingresar al comercio, elegir una mesa y, tras escanear un código QR, seleccionar lo que desean del menú y pagar desde su celular. Después, tienen la opción de elegir si desean consumirlo en el lugar o retirarlo a través de un box que tiene salida a la calle. “La app le dice a los empleados qué tienen qué hacer, cómo entregarlo. Les cambiamos el modelo de negocio: en vez de tener mozos, tienen runners”, dice Zuker.Junto con una heladería muy reconocida, están por lanzar tres formatos diferentes de locales: uno con pedidos y comandas digitales, otro similar al de la cafetería y, por último, uno 100% digital sin interacción humana. “La idea de éste es poder atender a un gran caudal de clientes en un espacio muy reducido, permitiéndole a la marca acceder a negocios en una muy buena locación ahorrándose metros cuadrados y logrando una experiencia futurista y divertida además de eficiente”, detalla Zuker. El comercio va a tener cuatro tablets para realizar los pedidos de manera autogestionada y pagar sin necesidad de atención de colaboradores de la empresa. El helado o postre se va a retirar a través de una pared con boxes, que tendrá pantallas en las que se reproducirán videos y se indicará cuándo está listo el producto.I+Diot Lab desarrolla distintos modelos de comercios que se adaptan a las necesidades de las marcas (Idiotlab/)“De esta manera, logramos un espacio muy pequeño de atención y retiro de productos, minimizando la inversión en mobiliario tanto de los ambientes comunes como de los sectores de producción. La cocina y depósito quedan ‘escondidos’ tras la pared de SmartBoxes, lo que permite usar ese espacio de manera más eficiente y con instalaciones más económicas, pero sin perder de vista la experiencia del consumidor”, expresa el CEO de la compañía.Por otro lado, I+Diot Lab también está probando un modelo para estaciones de servicio con la premisa de optimizar los tiempos de despacho de productos y permitir que el local funcione las 24 horas del día. Por último, está en proceso de desarrollo de un sistema para cocinas por el que ya estableció conversaciones con una empresa local que piensa instalarse en Miami y Barcelona, así como con una compañía de Bélgica que está expandiéndose a siete países de Europa y necesita optimizar sus procesos.Una de las opciones que ofrece es la de comprar de forma online y coordinar el retiro a través del sistema y de un box en el comercio (Idiotlab/)Al hablar de los “locales del futuro”, los emprendedores recibieron muchas críticas, sobre todo de parte de quienes sostienen que el concepto de digitalizar la experiencia del mundo físico es algo “muy frío” y que “destruiría miles de empleos”. Ante eso, Zuker se planta: “El objetivo es usar tecnología y diseño para mejorar nuestra vida y valorar nuestro tiempo, que todo sea más eficiente. La idea es convertir los puestos de trabajo, empoderar a la gente, que todos hagan cosas que les aporten valor, a ellos mismos y a la sociedad. El resto es un cambio de paradigma”.El desafío de emprenderCuando el coronavirus llegó a la Argentina, los socios de I+Diot Lab estaban a punto de anunciar la ampliación de su proyecto gastronómico. Al igual que les pasó a millones de personas en todo el mundo, su hoja de ruta de lo que sería el 2020 fue a parar a la basura. Hoy, más de un año después, la empresa tiene clientes en distintos países y no para de crecer. “La clave fue que no nos paralizamos, supimos reperfilar. Vimos que teníamos una tecnología muy potente y flexible que podía adaptarse a lo que está pasando ahora. Después, sobre la marcha, nos dimos cuenta de que no solo sirve para hacer la experiencia más eficiente, sino que también tiene un fin relacionado a la salud: tener esta barrera sanitaria va a servir por mucho tiempo más”, afirma Zuker.Emprender, sostiene, es mantenerse flexible y saber adaptarse, pero también “ser creativo y, sobre todo, perseverante”. “Vivimos en un país donde nos obligan a adaptarnos constantemente, por eso hay tantos emprendedores. Si confiás en lo que estás haciendo, aunque te digan que no tiene sentido, tenés que seguir adelante”, remarca. Al reflexionar sobre el futuro de la empresa, también se mantiene abierto a las posibilidades y considera: “Partiendo desde el mismo concepto, se puede volar y pensar de todo. No es diseñar el mundo del futuro, sino del presente, porque esto ya está pasando”.Conocé toda la información del mercado inmobiliario en LN Propiedades

Fuente: La Nación

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