WASHINGTON.- Wall Street vio la histórica derrota que sufrió el peronismo en las elecciones primarias como un rechazo a la política económica del Gobierno y aguarda una reacción del presidente Alberto Fernández para intentar recuperar los votos perdidos. Hasta noviembre, hay una mirada nítida: los inversores y analistas anticipan un aumento del gasto público para remontar la derrota de las primarias y un rol más activo de los gobernadores. Pero esa claridad se pierde más allá de noviembre: las opiniones aparecen divididas entre quienes preludian más de lo mismo, un giro hacia la moderación, o una radicalización liderada por Cristina Kirchner.Los informes de bancos y fondos de inversión con los resultados de las elecciones primarias circularon desde muy temprano y todos destacaron la amplitud –y también, la sorpresa– del triunfo de la coalición opositora, Juntos por el Cambio, ante el Frente de Todos.Alberto Ramos, de Goldman Sachs, escribió que el Gobierno había quedado corto en los tres objetivos que buscaba en las primarias: ganar la provincia de Buenos Aires, apuntar a una mayoría en la Cámara de Diputados, y mantener su mayoría en el Senado. Ramos señaló que los resultados “probablemente debiliten al presidente Alberto Fernández y al ministro de Economía, Martín Guzmán, frente a la vicepresidenta Cristina Kirchner y sus socios más cercanos, más heterodoxos en cuanto a políticas”.Ramos ve en los próximos meses un riesgo de “políticas más heterodoxas, intervencionistas y populistas en un intento por reconstruir el apoyo político”. Pero luego sugiere que puede haber un giro en la política económica, al indicar que “las autoridades probablemente también sean conscientes de que un endurecimiento significativo de las políticas heterodoxas podría dañar aún más la economía y, por lo tanto, fracasar en retribuir dividendos políticos en 2023”. Además, los votantes “parecen haber rechazado la combinación actual de políticas”, agrega.“Los resultados de las primarias muestran un fuerte castigo al Gobierno y una demanda de cambio”, señaló un informe del banco de inversión JP Morgan escrito por Diego Pereira.A tono con la incertidumbre que ha acompañado al gobierno del Frente de Todos, Pereira indicó que la discusión ahora es si el Gobierno “va a apostar por el pragmatismo o a fortalecer su deriva heterodoxa”. Pereira cree la primera reacción del Gobierno dejó escasos indicios y la respuesta llegará después de noviembre“Las palabras iniciales del presidente Alberto Fernández tras los resultados de las PASO no arrojaron ninguna claridad en este frente. Pero observamos que cualquier enmienda creíble al marco de políticas implica costos políticos, lo que en nuestra opinión sugiere una baja probabilidad de cambios de política efectivos y positivos antes de noviembre”, apunta el informe.El banco de inversión Morgan Stanley apuntó que los resultados de las primarias indican “un alto grado de apoyo para un cambio de políticas”. Pero, a la vez, apuntó que es improbable que el actual diseño de políticas del oficialismo cambie materialmente después de las elecciones y, por lo tanto, eso termine ampliando los desequilibrios macroeconómicos actuales.Citibank ofreció otra mirada: reconoció que el triunfo opositor alimenta expectativas de un giro a políticas económicas más amenas al paladar del mercado. Pero, en el corto plazo, el banco cree que el Gobierno reaccionará con políticas fiscales y monetarias más expansivas, es decir, más gasto, y más emisión monetaria.En la visión del banco, el ala dura del oficialismo, encabezada por Cristina Kirchner, probablemente ganará influencia y habrá un cambio de gabinete después de las elecciones intermedias de noviembre, y el ministro de Economía, Martín Guzmán –que es visto como demasiado ortodoxo y austero y muy alineado al Fondo Monetario Internacional (FMI) por el cristinismo– probablemente salga perjudicado.Nadie espera por ahora que el resultado de las elecciones acelere los tiempos del acuerdo con el Fondo, que todavía se espera para fines de marzo de 2022, o, a lo sumo, para fines de este año.Marcos Buscaglia, de Alberdi Partners, despachó un análisis en el que también prevé un aumento sustancial del gasto público antes de la elección general para intentar revertir los resultados de las primarias, sobre todo en jubilaciones y planes sociales. Buscaglia cree que los gobernadores peronistas tendrán ahora un papel más activo por temor a perder sus provincias en 2023. Esto podría imprimir, indicó, “una visión centrista” en el Gobierno. Pero resta ver si Cristina Kirchner lo permitirá, agregó, o si el peronismo continuará enfrascado en su lucha hasta la elección presidencial.Desde Washington, Daniel Kerner, jefe de la consultora Eurasia para América latina, abonó a quienes ven una postura mucho más dura por parte del oficialismo liderada por la vicepresidenta, Cristina Kirchner.“Es probable que la influencia de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner aumente en la administración, lo que es un mal augurio para el ajuste postelectoral, así como para las conversaciones con el FMI”, escribió.
Fuente: La Nación