Tras haber pasado 21 días en terapia intensiva en el sanatorio Juncal de Temperley, Sergio Lapegüe (56) vivió un verdadero punto de inflexión tras superar el Covid-19. Este martes, el periodista y conductor de TN y La 100 habló de cómo atravesó la enfermedad, de su adicción al trabajo y del dolor por la trágica muerte de su colega Débora Pérez Volpin.Andrea Rincón reveló el nombre del reconocido conductor que la quiso seducirEntrevistado en Perros de la calle (Urbana Play 104.3), Sergio Lapegüe habló de cómo se sobrepuso al Covid-19, qué cosas se replanteó desde fines de 2020 en adelante y de cómo vive el presente, a más de dos meses del alta. “Mi libro [Parar. Tocar fondo, resetear y volver a empezar (Planeta, 2020)] lo había escrito el año pasado cuando, justamente, ya estaba tomando la decisión de bajar las horas de trabajo porque hacer 10 horas de aire por día es un locura. Me dije: ‘¿Vale la pena?’. El éxito es tan efímero, la vida es tan efímera. Tengo 56 años, soy un tipo que hace mucho deporte, corro y durante un momento no me podía levantar de la cama. Soy sincero conmigo y lo hablo con la psicóloga. Estoy tratando de entender que tengo que salir un poco del ego y cómo voy a vivir, si puedo dejar algo de eso”, reflexionó en el programa radial de Andy Kusnetzoff, quien también enfrentó la enfermedad respiratoria.Consultado sobre los motivos que lo llevaron a compartir los momentos de su internación y evolución de la enfermedad casi en tiempo real, Lapegüe explicó que lo hizo de esa manera para generar conciencia de los riesgos del Covid-19, enfermedad que pidió no relativizar. “Fue tanto material que hasta hice un documental. Fue para concientizar, para que la gente pueda verlo. Primero lo grababa porque no sabía si iba a salir. Entonces dije: ’Voy a dejar algo’. Subí cuatro videos en 21 días, todos para concientizar”, añadió.Accidente en Pinamar: murió otra de las jóvenes que estaba internada desde hacía mesesLapegüe recordó la manera en la que se contagió el coronavirus y remarcó la necesidad del uso del tapabocas y la constante higiene de manos incluso en el hogar, además de evitar las reuniones sociales en espacios cerrados. “Por algo pasan las cosas, me tocó a mí y me dije: ‘Flaco cuidate’. Yo no me contagié en un boliche ni en un restaurante, me contagié en mi casa, donde uno está más relajado, sin barbijo. Yo a ella [por su hija Micaela] la contagio en mi casa. Estaba haciendo radio en mi casa, vino un amigo de mi banda, Lape Band, me trajo una guitarra, nos quedamos charlando y él me trajo el virus”, compartió.La muerte de Débora Pérez VolpinTras haber recordado su paso por Argentinos, somos como somos (eltrece), Andy Kusnetzoff introdujo el tema de la muerte de Débora Pérez Volpin, en una endoscopía en el Sanatorio de la Trinidad del barrio porteño de Palermo, y el fallecimiento de Sergio Gendler tras batallar contra un cáncer de intestino, para reflexionar sobre el carácter finito de la vida. “Lo de Débora y lo de Sergio fueron golpes tremendos para nuestra realidad. Los tres teníamos la misma edad. Lo de él me pegó mucho porque era mi compañero de radio, de tele y era mi amigo; lo conté en el libro porque fue un momento bisagra para mí a tal punto de que me descompuse, me agarró un ataque de estrés, me puse muy mal. Ahí empecé a pensar en el tema de parar y a los seis meses empecé a escribir el libro. No son golpes bajos, son golpes de la realidad, te pasa a vos, me pasa a mí, uno piensa que es eterno. Y mientras estaba en la cama, dormitando, pensaba: ‘¿Por qué tengo que morir sufriendo, sin poder respirar, sin poder levantar una mano?’”, compartió.La vida después del covidSobre el final de la extensa entrevista, Lapegüe resaltó cómo está encarando su día a día tras el Covid-19 y lo que espera ver reflejado en su vida personal. “Estoy haciendo un cambio que va muy de a poco: psicólogo, reflexología, meditación, reiki, estoy hablando con un astrólogo. Estoy haciendo todo, porque soy una máquina de trabajar, soy el mismo loco enfermo que hace 30 años, pero quiero parar la pelota porque a esta edad comenzamos a tener problemas que tienen que ver con que la vida de la gente que uno quiere, como los padres o suegros, se va muy rápido”, apuntó.Y concluyó: “Estoy en ese proceso. No voy a dejar de laburar, porque esto me gusta, pero sí, a lo mejor, un poco menos. Para que el camino sea más placentero”.
Fuente: La Nación