Hace tiempo los analistas económicos venían advirtiendo que el segundo semestre sería más estresante para el Tesoro y el Banco Central por una sencilla razón: habrá menos oferta de dólares terminada la cosecha gruesa del campo y una mayor demanda a medida que se acercaran las elecciones legislativas. Sin embargo, esta semana se adelantaron las advertencias, luego de que el Central vendiera dólares por alrededor de US$70 millones durante tres jornadas consecutivas (US$215 millones en total). La gran duda es: ¿puede mantener el BCRA este ritmo de intervención con el nivel de reservas netas en alrededor de US$7500 millones?Parte de esta duda parece habérsela hecho el propio Gobierno, que decidió mandar un mensaje de tranquilidad al mercado. Con menos de cinco días de diferencia, el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner dijeron que los derechos especiales de giro (DEG, dinero del FMI) que llegarán a fin del mes próximo tendrán como destino pagarle al mismo Fondo el vencimiento de capital de US$1880 millones de septiembre. El resto de los US$4350 millones que le corresponden a la Argentina irán a fortalecer las reservas del Banco Central.“Era esperable ver una situación cambiaria más tensa en el segundo semestre, fundamentalmente porque el Banco Central tendrá un menor flujo de dólares y habrá más pesos en la calle. Pero este ritmo de ventas, en un contexto de demanda de pesos tan débil y con este stock de reservas netas, no es sostenible por mucho tiempo, y ahí aparecen algunas opciones que podría tomar el Gobierno, como volver atrás con la flexibilización de importaciones que sostiene desde mayo”, opinó Martín Vauthier, economista de Anker.Sería la decisión de política económica “menos mala” para el Gobierno, ya que las otras opciones que podrían aliviar la presión cambiaria son reducir el gasto, cerrar un acuerdo con el FMI o subir las tasas de interés para incentivar una menor dolarización. Todas estas medidas parecen casi imposibles de llevar a la práctica a seis semanas de las elecciones primarias.De hecho, en el aspecto fiscal, los analistas económicos proyectan que ocurrirá todo lo contrario: en vez de mostrar austeridad en el gasto, se espera que el Gobierno profundice los anuncios de mayores bonos a jubilados y beneficiarios de asignaciones sociales, que acelere la inversión en obra pública y que aumente las transferencias a subsidios económicos (por las tarifas de energía y transporte congeladas).Emisión y deudaEsta decisión tiene su contrapartida en la necesidad de recurrir al Banco Central para financiar con emisión monetaria la mayor diferencia entre gastos e ingresos. Según destaca la consultora Equilibra, el Tesoro debió recurrir a financiamiento del Banco Central por $180.000 millones este mes, cuando en todo el primer semestre, la asistencia había sumado $330.000 millones.“En lo que va del año, el financiamiento neto a través del mercado de deuda local asciende a $390.797 millones (rollover de 123%) y la asistencia del BCRA suma $510.000 millones. El mix ya está en 55% Banco Central y 45% deuda”, dice el último informe de la consultora.Para el economista Fernando Marull, hay que ver si el Tesoro sube las tasas que paga en el mercado para ver si quiere moderar la emisión monetaria que pedirá del segundo semestre. “Por el lado del Banco Central, tiene reservas tanto para controlar el dólar oficial como los financieros (MEP y CCL), pero hay que ver cuántas reservas está dispuesto a sacrificar. Creo que el Gobierno irá por el camino de poner más cepo, para no perder todos los dólares que compró en el primer semestre. El peor escenario es que esto vaya escalando y que se vuelva a un octubre de 2020, cuando aparecieron agresivamente las ventas de dólares, el giro ortodoxo entre comillas de Guzmán y un dólar que se había ido a casi $200, que son casi $240 de hoy. Eso no le puede pasar en el medio de las PASO y lo van a contener desde ahora”, opinó.Juan Ignacio Paolicchi, analista de la consultora Empiria, por su parte, indica que “el Gobierno se está dando cuenta que el segundo semestre llegó con todo”. Y añadió: “La única noticia destacable es que en los primeros días hábiles de julio se las ingenió para comprar más dólares que en junio, pero esta semana ya empezó a vender reservas. Además, comienzan a aparecer las presiones en los mercados financieros: las curvas de futuro subieron y los bonos dollar-linked [atados a la evolución del tipo de cambio] se ven más demandados, por eso está el rumor de que el Gobierno volverá a emitir estos bonos para decirle al mercado que no devaluará, incluso después de las elecciones”.Finalmente, con relación a las declaraciones del Poder Ejecutivo acerca del destino de los DEG, Nery Persichini, analista financiero de GMA Capital, dijo que “la jugada apuntaría a poner paños fríos sobre las expectativas, especialmente en el terreno cambiario”. Y cerró: “Es un guiño a la racionalidad. La meta es que el dólar no genere malestar antes de los comicios”.
Fuente: La Nación