El conductor de “ESPN F90?, Sebastián Vignolo, consideró este miércoles que el predio de la Asociación del Fútbol Argentino, ubicado en la localidad bonaerense de Ezeiza, debe cambiar su nombre.“Yo creo que el predio se tiene que llamar Diego Maradona”, sentenció el “Pollo” en su programa, tras discutir con sus colegas acerca del polémico mural pintado en el mismo establecimiento con la imagen de los jugadores y entrenadores que pasaron por el conjunto nacional.La dura acusación de Toti Pasman a River PlatePor su parte, el panelista y exjugador de la “Albiceleste”, Oscar Ruggeri, estimó que el recinto también podría ser bautizado como “Bilardo-Menotti-Maradona”. Actualmente, el lugar se llama “Julio Humberto Grondona”, presidente de la AFA entre 1979 y 2014, y en cuya gestión se levantó el predio.“Íbamos a jugar a cualquier lado porque era para recaudar para el predio. Bilardo, que encontró el predio, lo empezó y cortó yuyos y árboles. Esos son los que tienen que poner. Dormíamos con los leones que nos gritaban a dos metros”, recordó el “Cabezón”.”El Diego de Varela”: es igual a Maradona y arrasa en TikTokPor otra parte, Vignolo se refirió a la llegada de Lionel Messi al país para disputar las Eliminatorias y la Copa América, y mandó una advertencia a sus colegas e hinchas: “El primero que en algún momento esboce la mínima crítica a Messi porque pueda jugar mal: te das cuenta estos millonarios para que vienen. Podría estar de vacaciones. Sumergió su cabeza en medio de la pandemia. Trajo a su familia y está en la Argentina”.#ESPNF90 ? | ESPN”EL PRIMERO QUE CRITIQUE A MESSI…”@pollovignolo celebró la llegada de la Pulga al país y aseguró que ya no existen razones extrafutbolísticas para criticarlo. pic.twitter.com/w2SyO3CRDG— ESPN Fútbol Club Argentina (@ESPNFCarg) May 26, 2021“Vino a jugar para la Selección, y ya a esta altura de la carrera y de lo que significa, no puede haber uno que lo critique por razones extrafutbolísticas. Cuando todos están pensando en rajar, él está pensando en venir”, concluyó el relator.

Fuente: La Nación

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