RÍO GALLEGOS.- “No eran policías, eran delincuentes los que me estaban pegando”, afirmó hoy Sebastián Barrientos, un enfermero universitario de 34 años que el domingo a la madrugada fue víctima de un hecho violento cuando regresaba a su casa tras cubrir la guardia nocturna de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional de esta ciudad. Hoy a la tarde, una caravana de compañeros de trabajo respaldó al enfermero, repudió a la policía y exigió justicia.“No le recomiendo a nadie todo lo que me está pasando porque parece una película de terror; soy una persona fuerte y trato de que las cosas no me afecten tanto”, dijo a través de un megáfono, parado frente a la puerta de la Jefatura de Policía, visiblemente emocionado por la situación traumática que atravesó el domingo y lo dejó durante varias horas en observación en la guardia del Hospital donde él mismo se desempeña.Barrientos denunció que fue golpeado por la policía durante un procedimiento de tránsito que tuvo lugar el domingo a la mañana cuando se dirigía de regreso a su casa y quedó detenido en un control de tránsito policial en cercanía a la autovía de la ciudad. Inspectores de tránsito le reclamaron un permiso de circulación, pero el enfermero explicó que solo contaba con su carnet hospitalario y no con un permiso especial para circular; no le reconocieron la constancia digital del seguro y le pedían comprobante del pago de patente de su auto, modelo 1995.Los agentes de tránsito decidieron el secuestro del vehículo, lo que generó la reacción del enfermero, la llegada de policías al operativo y la posterior demora y traslado a la Comisaría Sexta de la ciudad, dónde, según la denuncia, le propinaron golpes y maltratos que derivaron en su internación. Por los golpes recibidos quedó con analgésicos, cuidados médicos y reposo por 5 días, en tanto que una tomografía conocida hoy constató que sufrió como consecuencia de los golpes una fractura en una vértebra lumbar.Parte de la detención quedó registrada en un video que el enfermero grabó con su celular y será aportada en la denuncia que se presentaría en las próximas horas en la Justicia provincial. El enfermero relató que en la comisaría, una vez demorado, lo arrojaron al piso, le pegaron entre varios agentes trompadas y patadas en las piernas, la espalda, dorsales y el rostro, y cuenta que quedó tirado en un charco de sangre. “Estaba en mi propio charco de sangre, parece que les daba placer golpearme”, afirmó ayer, al borde de las lágrimas.Según su propio relato, los policías le hicieron limpiar la cara lastimada con un trapo sucio y le exigieron que limpiara el piso; incluso detalló que sufrió un trato discriminatorio cuando advirtieron que era de nacionalidad chilena.El abogado Javier Stoessel adelantó que va a presentar una denuncia penal por abuso de autoridad, incumplimiento de deberes de funcionario público y apremios ilegales. La presentación se basará en informes médicos que certifican las lesiones que sufrió el enfermero.Por su parte la policía de Santa Cruz, a través de un comunicado, dio su versión de lo ocurrido durante el procedimiento e informó que se trata de un caso de “atentado y resistencia a la autoridad y lesiones leves”, dado que tres policías terminaron con heridas leves. En tanto que afirmaron que el enfermero, tras ser detenido, “comenzó a autoagredirse, quedando constancia de lo sucedido”. Uno de los policías sufrió una lesión cortante en su rostro.Desde el gobierno provincial informaron que el mismo día que se conocieron públicamente los hechos contra el enfermero Barrientos, el Ministerio de Seguridad solicitó el inicio de una investigación sumaria para establecer responsabilidades del personal involucrado en el procedimiento.“La versión que circuló a partir de un parte de prensa del gobierno es inverosímil, en tanto que las lesiones registradas -por su entidad, gravedad y localización- no serían susceptibles de producirse por “autoagresión”, afirmó el abogado Stoessel a La Nación.

Fuente: La Nación

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