Siempre se ha dicho que el clima del AMBA (Área metropolitana de Buenos Aires) se caracteriza por ser muy regular; año tras año los fenómenos meteorológicos se han repetido casi exactamente. Sin embargo, desde 2011 se ha evidenciado un cambio en esta regularidad. Hoy enero es igual o más lluvioso que febrero, se acortaron los días frescos y aumentaron los días cálidos durante el otoño; las temperaturas estivales son superiores a la media, y las lluvias invernales se parecen más a las estivales. Estos cambios afectan al ciclo de vida de los seres vivos que incluye, por supuesto, a las plagas y enfermedades de las plantas. Entre ellas, durante fin de invierno y principios de primavera, hay cuatro que atacan especialmente a los rosales.¿Por qué se enferma el jazmín?Cochinilla del rosal (Aulacaspis rosae).Estos insectos se acumulan sobre los tallos del rosal. Normalmente, con la poda no suelen aparecer infestaciones importantes, sin embargo la actual falta de horas de frío invernal trae dos consecuencias predisponentes para esta plaga: una es que la falta de frío no corta su ciclo biológico, y otra es que los rosales no logran “invernar” adecuadamente. La falta de reposo invernal tiene como consecuencia un rebrote posterior a la poda del rosal poco vigoroso. Como respuesta a eso, se observarán fuertes ataques de cochinillas a fines del invierno y principios de primavera, sobre todo en los brotes tiernos del rebrote post poda.Consejos: podar a principios de agosto, no antes. Si el invierno fue demasiado benigno, preventivamente, pulverizar a fines de julio con giberelinas (producto en venta sólo en algunos viveros). Las giberelinas son fitohormonas que, entre otras funciones, estimulan la elongación de entrenudos en el rebrote post poda, y la falta de frío invernal disminuye su acumulación en la planta.De no conseguirlas, hay una opción orgánica: tomar 60 g de pétalos de crisantemo o brácteas coloridas de estrella federal, colocarlas en 200 ml de alcohol y, con la multiprocesadora, picarlas hasta su dilución total. Agregar 200 ml de agua y revolver en la hornalla a fuego lento, evitando que hierva el preparado. Luego de aproximadamente quince minutos (se habrá evaporado el alcohol) retirar, dejar enfriar y está listo para pulverizar sobre el follaje de los rosales. Este manejo puede ser suficiente, pero si aun así se visualiza la plaga, realizar un control químico con dimetoato u orgánico con jabón blanco. Tener precaución de no usar aceites minerales.Cómo aumentar las defensas de naturales de tus plantasPulgón verde del rosal (Macrosiphum rosae)Pulgón verde del rosal.Es característica su invasión en primavera, en brotes tiernos de los tallos florales y en el envés de las hojas. Con los cambios del tiempo lo que se ha observado es la aparición de ataques en pleno invierno, sobre todo en pimpollos florales de plantas que no se han podado.Consejos: poda invernal, fertilizar en el rebrote post poda con fertilizantes solubles que incluyan calcio. Si aun así persiste la plaga, realizar control químico con pirimicard u orgánico con extracto de tabaco, cenizas, tierra de diatomeas, y otros.Caracoles y babosas, cómo controlarlos para que no arrasen con tus plantasOrugas variasAunque los daños no solían ser importantes, cada año aumenta su incidencia. Las orugas de lepidópteros en los rosales se alimentan de hojas, brotes y flores en los que dejan agujeros más o menos redondos.Consejos: ante la visualización de la plaga, control químico con piretroides y orgánico con tierra de diatomeas, trampas amarillas engrasadas para adultos, y purín de ortigas pulverizado sobre el follaje.Acodo, la técnica sencilla de invierno para multiplicar tus arbustosAraña roja común (Tetranychus urticae)Arañuela: así se ven las hojas cuando ataca a las plantas. (Archivo Jardín./)En el rosal los primeros síntomas de ataques se perciben a simple vista en las hojas ya desplegadas de los nuevos brotes, en forma de un fino punteado amarillento que aparece en el haz y que contrasta perfectamente con el verde de la hoja. Posteriormente se observa la fina tela de hilos sedosos que éstos fabrican. Más tarde, las hojas se tornan amarillentas y los brotes detienen su crecimiento. Con el aumento de la intensidad de lluvias invernales se ha retrasado la aparición de la plaga, ya no se la observa a fin del invierno en los brotes nuevos, pero hay que estar atentos porque en caso de tener sequía o bajas precipitaciones en agosto o septiembre, seguramente habrá un brote importante de ácaros en octubre o noviembre.Consejos: control químico con abamectina u orgánico con purín de ajo y habas.
Fuente: La Nación