Un golpe para River, una cachetada sonora para el fútbol argentino. La eliminación de los millonarios frente a Mineiro, con un resultado global de 4-0, dejó vacía a la formación de Marcelo Gallardo y expuso el peligroso laberinto en el que quedaron atrapados los clubes nacionales, con certámenes devaluados y desorganizados, prescindiendo de los descensos, y con una abismal diferencia económica frente a los poderosos, en particular los de Brasil. Después de cuatro años consecutivos batallando entre los mejores de la Copa Libertadores, River no logra pisar las semifinales y se marcha de la serie sin haber convertido. Además, luego de una década, ningún representante nacional estará entre los mejores cuatro del subcontinente, tanto en la competencia más representativa de clubes que organiza la Conmebol como en la Copa Sudamericana.Una caída sin atenuantes, una derrota por 3-0 que se suma –por la diferencia de goles– a otras cuatro que el exitoso ciclo Gallardo sufrió en el ámbito internacional. El traspié contra Palmeiras en el Monumental en el juego de ida de una semifinal de la Copa Libertadores 2020 es el antecedente más inmediato. En esa misma aventura copera River cayó en el estreno por el mismo resultado contra Liga Deportiva Universitaria de Quito. ¿Hubo otros? Sí, en los cuartos de final de 2007, Jorge Wilstermann lo castigó, aunque el desquite resultó reparador para los millonarios y devastador para los bolivianos: River se despachó con un 8-0 y se quitó la espina.Copa Libertadores 2020: Palmeiras golea por 3-0 en el Monumental, el último antecedente de una caída abultada del River de Marcelo Gallardo en torneos internacionales. (Mauro Alfieri/Pool Argra/)El 3-0 también atormentó a River en una final. Claro: el rival fue Barcelona, con la fórmula que hoy resulta un hermoso recuerdo para los catalanes inmersos en una crisis: Messi-Suárez-Neymar. El tropiezo fue en el Mundial de Clubes 2015, en Japón. Por entonces relucía la gigantesca diferencia entre los clubes europeos y sudamericanos. Esta vez en el Mineirão, quedó de manifiesto que ahora la inmensa brecha para las instituciones argentinas tiene lugar dentro de Sudamérica, sin necesidad de medirse con los mejores del Viejo Continente.Con River eliminado en los cuartos de final de la Copa Libertadores hay que retroceder a la campaña de 2010 para descubrir que, como ahora, los clubes argentinos no logran sentarse a la mesa de los cuatro que toman parte de la definición, de los que se más ilusionan con la corona. Aquella vez, tres de cuatro superaron la etapa de grupos: solamente Lanús quedó en el camino. Pero los en octavos de final cayeron Banfield –ante Internacional, de Porto Alegre– y Vélez, frente a Chivas, de Guadalajara; Estudiantes, que se había coronado un año antes, en 2009, se clasificó para los cuartos de final, en los que Internacional –al final del recorrido, campeón– terminó con el sueño pincharrata y la fortaleza de los argentinos.Mundial de Clubes 2015: con Andrés Iniesta y Sergio Busquets, entre otros grandes jugadores, Barcelona le asestó a River en Yokohama su único 3-0 en contra en una final en el ciclo de Gallardo.Hace casi tres años atrás, después de que el partido definitorio se tiñera por incidentes, River y Boca definieron la Copa Libertadores en Madrid. Dos equipos argentinos, los más convocantes del país, dirimían el trofeo más trascendente del continente. Esta vez, esa posición dominante que exponía el fútbol nacional quedó archivada con la caída de los millonarios en Brasil.
Fuente: La Nación