“A nivel mundial se siembran unas 5 millones de hectáreas de remolacha”, aseguró Alfonso Callegari, “y la genética de KWS tiene una participación del 60% del mercado”. El programa de mejoramiento de KWS comenzó en 1856, cuando se fundó la compañía, y el trabajo desarrollado durante más de 150 años le permitió tener el nivel de liderazgo actual.
“Tanto la remolacha forrajera como la azucarera son la misma especie, las que hoy utilizamos como forrajeras son aquellas que presentan atributos interesantes desde el punto de vista del consumo animal: mayor foliosidad, fuente de la proteína, mayor proporción de la raíz expuesta por encima del nivel del suelo y menor % de MS. Estas dos últimas características facilitan el pastoreo directo. Si bien la remolacha se ha utilizado durante siglos para alimentación animal, siempre fue como suplemento en pequeñas proporciones debido a que en muchos casos se producían muertes durante su consumo, y eso desalentaba su cultivo”, agregó Callegari.
Fue recién en 2008 que en Nueva Zelanda detectaron que la mortandad se debía a su elevado contenido energético, produciendo acidosis en los animales, derivando en su deceso. A partir de ese momento se comenzó el desarrollo de una técnica denominada “transición” para generar un acostumbramiento durante aproximadamente 21 días, aumentando gradualmente el consumo de remolacha y disminuyendo el del alimento complementario, como puede ser una pastura. Esto provocó un significativo aumento de su uso en aquel país, pasando de sembrarse 100 has en 2008 a 75.000 en la actualidad.
¿A qué se debe su éxito?
Debido a que tiene un alto rendimiento, de entre 15 a 30 tnMS/ha, se produce una dilución del costo de Materia Seca producida. Además, posee una alta concentración energética, de 2,87 Mcal/kg MS, combinada con un buen nivel proteico, con 10 a 14% de proteína cruda en planta entera, y entre 22 y 25% en las hojas (las hojas representan un 25% del total de MS de la planta). Otra ventaja que tiene es su nivel de utilización, que puede llegar hasta el 95%, luego de la transición.
Características
Se trata de un cultivo bianual, que ocupa el lote durante un año. Se siembra en primavera (sep/oct) y en invierno detiene su crecimiento, pero sin perder calidad. En la próxima primavera se induce la floración, por lo que debe utilizarse previamente para no perder el valor nutricional de sus raíces. La densidad de siembra es de 100 a 120 mil semillas/ha, y tiene un período de utilización de 5 a 6 meses, que comienza a fines del otoño, época en la que suele haber un bache en la oferta forrajera.

Experiencias locales
Verónica Favere, del INTA Valle Medio Río Negro, explicó que en esa zona hay un déficit forrajero muy marcado en invierno, y que encontraron que la remolacha tiene buen rinde y calidad balanceada. Se trata de un cultivo muy versátil, que se adapta a suelos salinos y a diferentes ambientes. “Aquí la sembramos en suelos alcalinos, con bajo contenido de materia orgánica, buen contenido de fósforo, 5 de conductividad eléctrica y se desarrolló muy bien”, contó.
Es bueno destacar que requiere una muy buena preparación de cama de siembra, y que debido a que la semilla es pequeña, la profundidad de siembra no debe ser mayor a 1,5 cm. Luego de la siembra, el control de malezas es clave en implantación, ya que la remolacha es poco competitiva inicialmente.
Alejandro Perez Iturbe es uno de los productores que está sembrando este cultivo, en el Establecimiento Don Antuco de la localidad de Pedro Luro. “Como todo alimento energético, los animales necesitan un acostumbramiento del rumen. En nuestro caso al inicio dimos acceso a un metro de frente por animal, con un consumo de 0,5 kg de MS por día por animal, completando con rollo o silaje“, señaló. “A los 7 días se incrementa en medio kilo cada 2 días, y este proceso de transición o acostumbramiento dura entre 20 y 25 días, hasta que comen ad libitum más 1 kg de materia seca. Los resultados obtenidos arrojaron una producción de 2.900 kg de carne/ha”, detalló. 
Como desafío, Perez Iturbe mencionó que prácticamente no hay antecedentes en el país, y que hay mucho por experimentar. También que es un cultivo sensible a dumping off en primavera y que no hay registrados – al momento – herbicidas específicos para remolacha.
Dentro de las ventajas, destacó que se trata de un buen alimento para terminación, que se puede consumir en pastoreo directo, con un 98% de eficiencia de aprovechamiento. “Con su uso obtuvimos buena calidad de carne y creemos que podría utilizarse para los animales que van a cuota Hilton. Argentina tiene ventajas climáticas, y además, una vez logrado, es un cultivo rústico, tolerante a estrés, elástico y muy tolerante a suelos salinos”, aseguró.
A su turno, Guillermo Facht, de Estancia Lolén, de la localidad bonaerense de Coronel Suárez, comentó su experiencia con este cultivo en secano. “Creemos que puede impactar en la rentabilidad de la empresa debido a la elevada oferta de MS en el período en que el crecimiento forrajero tradicional es bajo, pudiendo triplicar la producción de un verdeo de invierno. En el primer año obtuvimos 10 tn de materia seca por hectárea y esperamos a futuro alcanzar las 18-20 toneladas”, contó. Además, Facht aseguró que “tiene la ventaja de poder distribuir su consumo desde mayo hasta septiembre, manteniendo la calidad de hoja y bulbo”.
En Estancia Lolén utilizan remolacha forrajera para la alimentación de vacas vacías para venta y de novillos de 380-400 kg que son vendidos con más de 500 kg. “Pero la categoría que más nos interesa probar son los terneros de recría, que serán destetados y alimentados a corral durante 2 meses, luego pastorearán praderas 1,5 meses y a continuación 4,5 meses de remolacha forrajera. Luego pasarán a la pradera durante 2,5 meses, para terminarse con sorgo forrajero más suplementación hasta superar los 500 kg. Todo el ciclo será más rápido y con menor costo que el planteo habitual”, aseguró Facht.

Respecto del análisis económico, señaló que “en vacas de invernada el año pasado obtuvimos un Margen Bruto de 1.236 USD/ha, y para este año esperamos obtener 2.000 USD/ha debido al aumento en la producción de la remolacha”. En tanto, en novillos esperan un margen de 2.300 USD, con un costo de 0,065 USD por kg de Materia seca, que incluye moha. “Este costo de alimentación es inferior al del feedlot que veníamos haciendo”, concluyó el titular de Estancia Lolén.
“Actualmente, hay un grupo de 12 productores de distintas regiones del país que está sembrando remolacha forrajera, tanto bajo riego como en secano. Es un cultivo muy versátil, que se adapta a suelos salinos y a diferentes ambientes, por lo que creemos que puede tener  un gran potencial en nuestro país”, concluyó Callegari.
“KWS es una compañía líder mundial en la producción y comercialización de remolacha forrajera y toda esa experiencia estará disponible para los productores argentinos. Nuestro compromiso es continuar experimentando para optimizar la producción local, entender sobre la agronomía del cultivo, su densidad, fechas de siembra, fisiología y así incorporarlo a nuestra oferta de productos que actualmente incluye Maíz, Girasol y Alfalfa”, aseguró Federico Larrosa, Gerente de Marca y Producto de KWS Argentina.

Fuente: InfoCampo

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