BRUSELAS.- Mientras Alemania se dispone a elegir nuevo canciller este domingo, Europa se prepara para el sacudón mayúsculo en la jerarquía no-oficial de los líderes del continente.Durante sus casi 16 años al frente de la mayor economía de Europa, con sus interminables crisis y negociaciones de trasnoche, Merkel se convirtió en la representante de facto y árbitro del poder de la Unión Europea (UE) en el escenario internacional.Tras Uruguay, ahora Chile entra en la lista de países a los que Europa permite viajar sin restriccionesLa influencia de Alemania seguirá siendo inmensa. Pero la experiencia y la reputación de Merkel le daban un peso al que ninguno de sus potenciales sucesores puede aspirar en lo inmediato. Su salida, por lo tanto, abre la puerta por primera vez en una década para que otros líderes asomen la cabeza, se afiancen y propongan su propia visión para el futuro de Europa.Y en esa carrera ya despuntan algunos favoritos. El presidente francés, Emmanuel Macron, al frente de la segunda economía de la UE, puja desde hace años para convertirse en el próximo líder de Europa. Y el primer ministro italiano, Mario Draghi, más conocido por haber salvado el euro cuando era presidente del Banco Central Europeo, también tiene varios de los pergaminos necesarios para ocupar ese rol.Italia reconocerá vacunas no aprobadas por la UE a sus ciudadanos en el exteriorPero analistas, políticos y diplomáticos coinciden en que ninguna persona en particular está a la altura de Merkel, y que probablemente todo involucione hacia una camarilla de mandatarios. Casi con certeza, todos varones.“La salida de Merkel deja un problema de liderazgo, un vacío en el corazón de Europa”, dice Giovanni Orsina, director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Luis Guido Carli, Roma. “O el nuevo canciller llena ese vacío, o habrá que pensar una convergencia colectiva.”Según un alto diplomático europeo, se producirá un marcado cambio en el equilibrio de poder, y otros lideres de Europa tendrán que dar un paso al frente.“Y eso no puede hacerlo una sola persona: tiene que hacerlo el grupo”, dice el diplomático, que prefiere mantenerse anónimo debido a la sensibilidad del tema.Merkel no abandonaría de inmediato sus funciones después de la elección. Los resultados muy probablemente serán confusos, y las negociaciones en la coalición que gane seguramente se extiendan hasta fin de año, o incluso más. Merkel quedará a cargo hasta la formación de un nuevo gobierno.¿Y después? El que acceda al cargo -ya sea Armin Laschet, Olaf Scholz o Annalena Barbock- necesitará tiempo para instalarse y establecerse, antes de esperar concitar el grado de atención del que goza Merkel en Europa y en el mundo.“Cualquier canciller alemán ocupa un lugar de enorme poder”, dice Daniela Schwarzer, directora ejecutiva de para Europa y Eurasia de la Fundación Open Society. “Sea quien sea, el próximo canciller alemán tendrá algo de experiencia y en la mesa de negociaciones tendrá el peso que tiene su país, pero el peso personal no será el mismo.”Si Gran Bretaña siguiera en la UE, parte de ese poder seguramente migraría del otro lado del Canal. Pero en este mundo post-Brexit, Londres ya no puede aspirar a hablar en nombre del continente.Así que muchos ya giran la cabeza hacia París.La opción MacronEl presidente francés Emmanuel Macron “En Francia, las elecciones son vistas como una oportunidad de barajar y dar de nuevo, un escenario en el que gane quien gane, tendrá menos estatura que Macron, y donde Francia acrecentará su influencia”, dice Nicholas Dungan, miembro del Atlantic Council.Y Macron se viene preparando desde hace tiempo para este momento. El francés siempre hace hincapié en su experiencia en política internacional, como marcando la diferencia con todos los candidatos alemanes, que en sus debates televisivos se la pasaron polemizando sobre política interna.También hace años que Macron viene explicando su visión para Europa. Pero sus propuestas -integrar los sistemas de defensa europeos, reformar la eurozona, elaborar una política de asilo en común, aplicar nuevos impuestos a los gigantes tecnológicos norteamericanos-, no despiertan el mismo entusiasmo en todos.“Durante la era Merkel, siempre se intentó manejar y resolver las cosas por consenso entre los 27 miembros de la UE, y en general eso demoraba hasta último minuto las soluciones que Europa necesitaba, porque Merkel creía que solo por consenso se lograban buenos resultados”, dice Sandro Gozi, veterano político italiano que ahora representa a Francia en el Parlamento Europeo por la lista centrista “Renacimiento” de Macron.“En ese aspecto, creo que tanto Macron como Draghi pueden marcar una diferencia importante”, dice Gozi.La opción DraghiMario Draghi speaks during a press conference in Rome Thursday, April 8, 2021. Italian Prime Minister Mario Draghi used strong words against Turkish President Recep Tayyip Erdogan and decried the treatment Ursula von der Leyen got in Ankara as “inappropriate.” (Riccardo Antimiani/Pool Photo via AP) (Riccardo Antimiani/)En su edición de julio, la revista Político apodó al presidente francés y al primer ministro italiano como “la nueva superpareja de Europa”, haciéndose eco de los rumores de un bromance transalpino. A Draghi y Macron los separan 30 años de vida, ambos son exbanqueros de inversiones, históricos defensores de la UE, y tienen objetivos parecidos para el bloque regional, especialmente en materia fiscal, ya que los dos están a favor de una mayor integración financiera.“Creo que en esta nueva fase, el liderazgo debería ser colectivo”, dijo Gozi. “Y yo veo a Macron y a Draghi como protagonistas de eso.”Al principio, ejercerían un liderazgo “de dos patas”, dice Gozi, al que en algún momento se sumaría el nuevo canciller alemán. De hecho, muchos observadores señalan que para implementar sus planes más ambiciosos para el bloque, Macron necesitará que en Alemania haya un liderazgo fuerte. Pero siempre el resultado final será “menos merkeliano”, dice Gozi, o sea reacciones más rápidas, pero también menos cautelosas.Draghi también viene posicionándose desde hace tiempo para ocupar un papel de mayor liderazgo, dicen los analistas. De hecho, fue una de las voces europeas que reaccionó con más fuerza a la retirada de Afganistán, impulsando una cumbre de emergencia del G-20, con críticas a la desorganización de Estados Unidos en el manejo de los refugiados y con llamados al presidente Joe Biden durante las tareas de evacuación.Pero la influencia de Draghi puede verse limitada por el tamaño y la influencia de su país.“A lo largo de la historia, el tema no ha sido solo el conductor, sino el auto que le tocó manejar”, dice Orsina, de la Universidad Luiss Guido Carli. “Hay cosas que uno solo puede permitirse si es Alemania, porque si no es muy difícil, más allá de las cualidades personales de ese líder.”Hay varios otros líderes empujándose para avanzar en la fila, incluido el primer ministro de España, Pedro Sánchez, y el primer ministro holandés, Mark Rutte. Ambos comparten un rasgo obvio con sus homólogos de Francia e Italia: son todos hombres.Tras la partida de Merkel, las cumbres europeas corren el riesgo de volver a convertirse en un viejo club de señores, dijo Schwarzer, de la Fundación Open Society.“La presencia de una líder mujer aporta otro elemento a la mesa de discusiones, o sea que en ese sentido el equilibrio y la dinámica del grupo también se van a modificar”, dice Schwarzer. “Y no solo tiene que ver con lo que pasa adentro de la sala de reuniones, sino con la recepción de la política entre la gente.”The Washington PostTraducción de Jaime Arrambide
Fuente: La Nación