Gustavo Holgado es Ingeniero Agrónomo por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y trabaja desde hace 22 años en Entre Ríos, de los cuales 21 los dedicó a ejercer su profesión en una reconocida empresa que posee 65 mil hectáreas en la provincia.
Holgado es el único empleado que tuvo y tiene actualmente campos en el sur, centro y norte de la provincia, y hace un año y medio decidió irse para emprender su propio proyecto: sembrar camelina.
En una charla con Infocampo, el productor nos contó su experiencia como el primero en sembrar camelina en Entre Ríos como alternativa a los cultivos de invierno, y explicó qué lo llevó a ese cambio. Además, señaló por qué un productor debería apostar a “este nuevo jugador que está entrando a la planificación de la rotación y desplazando a la colza“.

Dentro de la empresa donde trabajaba, Holgado manejó, durante todos esos años, alrededor de unas 55 mil hectáreas de colza, pero afirma que siempre estuvo buscando “alguna alternativa a los cultivos de invierno”.
“El cultivo de invierno por excelencia en Entre Ríos es el trigo y por condiciones climáticas que desencadenan una alta probabilidad de hongos en la región, como el Fusarium, el rinde promedio no pasa de los 1.700 -2.900 kg, por lo cual deja de ser rentable en campos alquilados”, explica Holgado.
En la misma línea, aclara que se trata de una provincia “muy errática climáticamente”, en donde pueden llover hasta 1.800 milímetros, sumado que no posee amplitud térmica, por lo cual existen “todos los componentes para que se presenten todos los hongos”.
En la necesidad de encontrar cultivos alternativos para sembrar en invierno y seguir con la rotación de los campos, se encontró con la colza (Brassica napus), la cual dejó de realizar por problemas que van desde plagas -como las palomas-, hasta en el área de los mercados. “En Uruguay se está sembrando mucho la Brassica carinata, ‘prima-hermana’ de la colza, que se hace por contrato, entonces busqué otra alternativa de las familias de las Brasicáceas y hallé la camelina”.
La Camelina sativa es una planta herbácea perteneciente a la familia Brassicaceae, nativa de Europa del Norte y Asia Central. “Se trata de una planta muy similar a la colza, que se siembra en mayo”, explica Holgado, quien también asesorará a unos productores que van a sembrar por primera vez entre 800 y 1.000 ha del cultivo.
“El cultivo se realiza bajo contrato y se comercializa para combustible de aviones. Aunque entre sus cualidades se destaca su alto contenido de omega-3, muy importante para la alimentación de peces, ya que estos no lo pueden sintetizar y lo tienen que obtener de otros peces o a través de la harina de pescado”, detalló. En ese sentido, advirtió que dado que la pesca llegó a un “nivel de saturación”, como alternativa para suplir el omega-3 hoy se destaca la harina de camelina, que contiene altos niveles de ácido graso.
El productor resalta que se trata de un cultivo de ciclo corto, debido a que en cinco meses se puede cosechar y liberar los lotes el primero de noviembre. Además, aclara que no extrae mucha agua unos 30 días antes de la cosecha, lo que permitiría hacer una soja con una fecha temprana “que pasaría a ser casi una soja de primera”.
Otra alternativa, según Holgado, sería inclinarse por el maíz, pos camelina, y liberar el lote unos 45 días antes, “pudiendo juntar agua para la próxima siembra de maíz tardío o de segunda”.
En cuanto a las ventajas que presenta frente a la colza, la camelina se destaca por silicuas que no se abren, que es uno de los principales problemas de la colza al momento de la cosecha. A su vez, las palomas no se la comen.
De todos modos, sí existen desventajas: la semilla es muy chiquita, similar en tamaño de la de trébol blanco. “La semilla corre por todos lados, entonces tenés que estar tapando los camiones con papel de diario o con grasa para que no se escape. En cuanto a la cosecha, se necesita un conocimiento de maquinaria para evitar que se escape la semilla”, remarca el productor.
“Tras varios años de experiencia, estimo que se puede obtener el 50% del potencial de trigo, es decir, si tu lote de trigo da 3.000 kg, podes sacar 1.500 kg de camelina”, dice Holgado, y agrega que se debe tomar en cuenta que el aceite tributa 9% de retenciones y que la camelina se paga al precio Chicago de la soja.
¿Cuánta es la inversión que se necesita para iniciar con camelina?  “La camelina es una planta muy rústica de bajos insumos, prácticamente no tiene insumos en herbicidas, que con 5 a 10 mm de agua ya emerge; los requerimientos de fertilizantes son los mismos que para un trigo, aunque requiere un poco más de azufre”, detalló Holgado. En cuanto a maquinaria, dijo que la siembra es igual a la del trigo. “Se siembran unos cinco a seis kilos por hectárea”, indicó. La cosecha, asimismo, es igual a la del trigo. “No se necesitan herramientas extras, pero sí conocimientos”, sostuvo.
¿Qué podrías decirles a otros productores para que apuesten por este cultivo en Entre Ríos? “La camelina es un cultivo de invierno que te permite liberar los lotes muy temprano, a diferencia de un trigo. La otra ventaja es que es un cultivo que, a pesar de necesitar conocimientos, para aquellos productores que ya sembraron colza o pasturas pueden llevarlo a cabo tranquilamente teniendo en cuenta el tamaño de semilla de la camelina, la dosificación y la profundidad de siembra. Además, se hace bajo contrato, entonces el productor va a conocer lo que le pagan”, detalla Holgado, y destaca que desde su punto de vista es “una gran oportunidad para Entre Ríos“, donde ya el trigo tiene sus limitantes y sus problemas fitosanitarios.
Se sabe que es un cultivo que tolera las heladas, ¿es una ventaja para destacar en la región? “Totalmente, a pesar de que actualmente contamos con inviernos más cálidos. En Entre Ríos, el promedio de heladas disminuyó en los últimos años, pasó de 40 a 19 heladas promedio. Además, en base a nuestro historial de malezas, las camelinas son plantas que hacen rosetas desde temprana edad y no dejan que estas emerjan, por lo cual también ayudaría al control de malezas difíciles como rama negra, yuyo colorado y algunos tipos de gramíneas como capín. En otras palabras, bajan la cantidad de herbicidas y la contaminación”, explicó.
Por último, el experto destacó la importancia de “tomar conciencia” en bajar la cantidad de pasadas de pulverizaciones de los lotes. “Muchas veces estos lotes se encuentran próximos a escuelas o zonas rurales”, cerró.

Fuente: InfoCampo

Comparte este artículo en: