El objetivo de todas las producciones animales es, básicamente, la transformación de los componentes forrajeros o graníferos en alimento para la población humana, agregando proteínas de mayor valor biológico a la dieta diaria de los consumidores de carnes, huevos, leche, entre otros.
La producción pecuaria animal representa un rol destacado en la promoción de la salud y la calidad de vida, para el total de las comunidades. Desde el autoconsumo, en primera instancia, y luego con la perspectiva de la generación de emprendimientos productivos familiares en el marco del programa Prohuerta (Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación / INTA), toma con especial atención el hecho de estar generando alimentos agroecológicos con alto valor agregado de nutrientes y de respeto al medio ambiente.
En el escenario internacional la avicultura es una de las ramas de la producción animal de mayor importancia debido a que contribuye a satisfacer las necesidades proteicas de la población. Esto se logra a partir de dos de sus vertientes básicas: la producción de carne y de huevo.
Desde los territorios aledaños a los grandes centros urbanos, los sistemas productivos sustentables son los que se desarrollan en el marco de crianza agroecológica dado que contemplan actividades amigables con el medio ambiente y uso racional del agua, con condiciones de bienestar animal, evitando el uso indiscriminado de antibióticos antiparasitarios en los sujetos destinados a tal fin. Todo esto aporta sustancialmente a la sustentabilidad del sistema que integran humanos y animales.
Las prácticas de manejo agroecológico se refieren precisamente a la implementación de acciones que tengan en cuenta el bienestar animal, la aplicación solamente de aquellas vacunas establecidas de manera obligatoria por el SENASA, a minimizar el empleo de antibióticos y antiparasitarios y, en definitiva, a proporcionarles a las aves las mejores condiciones de calidad de vida.
Con el objetivo de llevar adelante este manejo, es muy importante considerar los factores ambientales (temperatura, humedad, calidad del alimento, espacio en galpón, pastoreo, entre otros) así como también el respeto y el buen trato del productor hacia los animales.
Otro aspecto a destacar es que, al producir bajo estos criterios, se reduce el riesgo de dependencia de insumos externos y disminuyen notablemente los residuos químicos en los productos, potenciando el fortalecimiento al sector de la pequeña agricultura, el cual genera un alto porcentaje de alimentos, con trazabilidad desde el origen hasta la venta.
El desarrollo de la crianza en el marco agroecológico demanda atender a determinadas recomendaciones:
• Respetar las condiciones de bienestar animal en relación a la densidad de aves por metro cuadrado cubierto, superficie de tierra para pastoreo, acceso al agua de calidad con correctos niveles de bioseguridad.
• Contemplar los tiempos de descanso y las zonas de confort donde se obtiene la mayor potencialidad para el desempeño productivo de las aves, tendiendo todo esto a la disminución de la intensidad productiva.
• Elegir terrenos con buen drenaje, no inundables.
• Orientar correctamente las instalaciones de las aves. El frente del galpón debería “mirar” hacia el Norte (en la provincia de Buenos Aires).
• Considerar que la densidad de aves es de cuatro por metro cuadrado cubierto, libre de implementos.
• Establecer la superficie para pastoreo con cercado perimetral (si es posible con malla anti pájaros sobre el techo (bioseguridad) y media sombra, en el caso de no contar con árboles o arbustos (ideal), para evitar el estrés calórico.
• Destinar un área de cinco metros cuadrados por ave a la caminata y al consumo de forrajes, a fin de evitar el sobre pastoreo.
• No emplear medicación antibiótica en etapas de postura (excepto casos de vital importancia) y utilizar antiparasitarios a partir de plantas medicinales y preparados orgánicos útiles para tal fin.
• Realizar estricto control de humedad de cama, evitar excesos de aquella donde están las aves, combatir la presencia de roedores, moscas, etc.
• No mezclar aves de diferentes camadas en las mismas instalaciones.
• Mantener estricta higiene de implementos (bebederos, comederos, dormideros) y, principalmente, de nidales, para cosechar los huevos lo más higiénicos posibles.
• Aislar a los animales enfermos.
• Comunicar inmediatamente a los técnicos territoriales (de la red de trabajo del área granja del Prohuerta – Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación / INTA), ante cualquier desvío en la salud de la parvada.
Fuente: InfoCampo