Japón (ap) —El partido gobernante en Japón votará el miércoles para elegir a su nuevo dirigente y primer ministro, que enfrentará las labores cruciales e inminentes de atender una economía afectada por la pandemia y garantizar una fuerte alianza con Washington en medio de crecientes riesgos a la seguridad regional.El próximo líder también necesitará cambiar la reputación del partido, agravada por el primer ministro saliente Yoshihide Suga, quien irritó al público por su manejo de la pandemia de coronavirus y su insistencia en realizar los recientes Juegos Olímpicos de verano.El conservador Partido Liberal Democrático necesita con urgencia revertir una caída del apoyo del público con vistas a las elecciones a la cámara baja que tendrán lugar dentro de dos meses, según los observadores.Únicamente legisladores y miembros de las bases del PLD podrán participar en la votación del miércoles en la tarde y los resultados se conocerán horas después. Quien resulte ganador de la elección del PLD se convertirá en el próximo primer ministro ya que el partido tiene el control del parlamento.Taro Kono, ministro a cargo de las vacunas, y el exministro del Exterior, Fumio Kishida, son considerados los principales aspirantes, aunque en una situación fuera de lo habitual dos mujeres participan en la contienda: la ultraconservadora Sanae Takaichi y la liberal Seiko Noda.Takaichi adquirió fuerza como tercera opción debido al apoyo crucial del predecesor de Suga, el exprimer ministro Shinzo Abe, con quien comparte una visión conservadora y postura revisionista.Kono, conocido como un disidente y reformista, apoya eliminar la energía nuclear en forma gradual, mientras Kishida defiende el crecimiento y la distribución de acuerdo con su “nuevo capitalismo” tras asegurar que la política económica de Abe solo benefició a las grandes compañías.Takaichi, de momento la política más radical que desea mayor capacidad y gasto militar, se ha comprometido a visitar el controvertido Templo de Yasukuni. Noda defiende los derechos de las mujeres y la diversidad.
Fuente: La Nación