Por Crispian BalmerROMA, 23 jul (Reuters) – Para contrarrestar la creciente amenaza de la
variante delta del coronavirus, un número cada vez mayor de países europeos está
elevando sus defensas e intentando presionar a más personas para que se vacunen.
El jueves, Italia siguió los pasos de Francia y anunció que la prueba de
vacunación o inmunidad será obligatoria en breve para realizar una serie de
actividades, como comer en interiores y entrar en lugares como gimnasios,
piscinas, museos y cines.
Grecia hizo obligatorio el certificado de vacunación para poder entrar en
restaurantes y bares cerrados a partir de la semana pasada, mientras que decenas
de municipios portugueses introdujeron a principios de julio restricciones para
comer en interiores.
“La variante delta es una amenaza aún mayor que las otras variantes”, dijo a los
periodistas el primer ministro italiano, Mario Draghi, al defender su decisión
de hacer obligatorio el llamado Pase Verde para participar en gran parte de la
vida pública.
“El Pase Verde no es arbitrario, sino una condición necesaria para no cerrar la
economía. Sin vacunas, todo tendrá que volver a cerrarse”, dijo Draghi.
El número diario de nuevas infecciones por coronavirus registradas en Italia se
ha duplicado en la última semana, llegando a 5.057 el jueves, mientras que en la
vecina Francia los casos diarios se han disparado hasta casi 22.000, desde los
10.908 del 16 de julio.
A diferencia de las anteriores oleadas de COVID, las muertes y hospitalizaciones
no han progresado al mismo ritmo que el aumento de los casos, gracias a la
vacunación masiva desde principios de año.
Sin embargo, con menos del 54% de los adultos totalmente inoculados en la Unión
Europea, los Gobiernos temen que todavía haya decenas de miles de víctimas más a
menos que aceleren la vacunación.
En la semana posterior al anuncio del 12 de julio del presidente francés
Emmanuel Macron sobre el pase sanitario reforzado, un récord de 3,7 millones de
ciudadanos franceses se apuntaron a la vacunación, según el sitio web de salud
Doctolib.
Los gobernadores regionales en Italia dijeron que hubo un marcado repunte en las
reservas después de que Draghi hablara a última hora del jueves. “Creo que el
primer ministro ha conseguido lo que quería”, dijo Giovanni Toti, jefe de la
región noroccidental de Liguria.
RESISTENCIA
Otros países europeos también están apretando poco a poco las tuercas, en mayor
o menor medida.
El viernes, Hungría hizo obligatoria la vacunación del personal sanitario como
parte de sus esfuerzos por contener la pandemia, mientras que Malta se convirtió
este mes en el primer país de la Unión Europea en prohibir la entrada a
cualquier visitante mayor de 12 años que no esté totalmente vacunado.
Tras descartar inicialmente los pasaportes sanitarios para uso doméstico, el
primer ministro británico, Boris Johnson, dijo el lunes que los clubes nocturnos
ingleses y otros locales con gran afluencia de público exigirían una prueba de
vacunación completa a partir de finales de septiembre.
Alemania, que tiene una de las tasas de mortalidad per cápita más bajas del
continente, ha rechazado la vacunación obligatoria, alegando que esto socavaría
la confianza del público en la campaña de inoculación.
En su lugar, la mayor economía de Europa intenta convencer a los escépticos e
indecisos facilitando al máximo la vacunación, por ejemplo, ofreciendo vacunas
sin cita previa en los centros de vacunación y enviando equipos móviles a las
zonas rurales.
Adoptar una postura más dura no siempre resulta sencillo.
A pesar de que Rusia está inmersa en la tercera ola y registra cientos de
muertes cada día, esta semana Moscú tuvo que retirar la prohibición de entrar en
cafés, restaurantes y bares sin tarjeta sanitaria, después de que los
propietarios se quejaran de que estaba acabando con el negocio.
Mientras tanto, el enfado por la nueva normativa COVID en Francia ha provocado
protestas en todo el país, con 100.000 manifestantes el pasado fin de semana,
acusando al Gobierno de extralimitarse.
“No estoy aquí porque esté en contra de la vacuna. Estoy aquí para defender
nuestras libertades. No se nos puede obligar a vacunarnos”, dijo a Reuters
Mohamed Boukifa, un panadero de 40 años, en una manifestación celebrada a
mediados de semana en París.
Hubo pocas señales de tal enfado en Italia, que fue el primer país de Occidente
en ser azotado por la pandemia y que hasta ahora ha registrado casi 128.000
muertes, la segunda cifra más alta de Europa después de Reino Unido.
“Soy un extremista del Pase Verde”, dijo Alberto Gaudino, residente en Roma. “Es
absolutamente vital para nuestra calidad de vida, para el trabajo, para la
salud, superar esta situación. Es una estupidez, simplemente una estupidez,
oponerse… al Pase Verde”.
(Información adicional de las oficinas europeas, traducido por Tomás Cobos)
Fuente: La Nación