El tembladeral que produjo en el Gobierno el aluvión de renuncias y el vaciamiento del Gabinete no será inocuo para la ya golpeada economía argentina, que parecía tener un guiño del mercado luego de los resultados de las PASO, pero que ahora vuelve a estar empañada por la incertidumbre. Esto es, al menos, lo que opinaron economistas consultados por LA NACION.La crisis profundizó la cautela que había comenzado a mostrar el mercado, tras el festejo por las PASOFernando Marull, socio en FMyA, dijo que, si se confirma que el motivo de las renuncias es la tensión política, se produciría un vacío de poder en el Gobierno. “La primera lectura es un vaciamiento del poder de Alberto Fernández por parte de Cristina Kirchner, con los mercados reaccionando negativamente. Hasta el momento, cayeron un poco acciones, el blue tiende a subir y hay una fuerte suba en el Rofex, dólar futuro, que es cobertura”, opinó el analista, exasesor del equipo económico durante la gestión de Cambiemos.Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa en el búnker del Frente de Todos (José Brusco / POOL Argra/)Para Marull, estas renuncias justo el día en que el ministro de Economía, Martín Guzmán, va a presentar el presupuesto, son un “ruido muy feo”. “Es incertidumbre que te va a compensar la buena noticia que había sido el resultado de las PASO para el mercado. Si Fernández va por un giro y el assismo empieza a tomar el poder, no creo que sea tan negativa la lectura, porque ese giro cierra más que un vuelco hacia La Cámpora”, analizó el economista.La primera conclusión de los analistas es que en medio de una interna tan dura aumentará la incertidumbre y la preocupación, pero aclaran que es prematuro para dar sentencias definitivas sobre qué se desencadenará en la economía.Aldo Abram, director de la Fundación Libertad & Progreso, comentó que el mensaje de las urnas fue claro en el sentido de que hay que cambiar el rumbo y lo que se observó en los mercados fue un apoyo a ese cambio de rumbo. “Pero si ahora hay un cambio de gabinete con predominancia del kirchnerismo, esa no sería justamente la señal que esperan los mercados”, afirmó el economista.Según Abram, que aumente la incertidumbre sobre si va a continuar o no Guzmán, que es visto como pieza fundamental para cerrar el acuerdo con el FMI, y que se abra la perspectiva de que los reemplazantes sean de pura cepa kirchnerista, no será una buena noticia para nadie. “Y todo impacto negativo que haya sobre el mercado repercute negativamente también sobre la evolución económica de los próximos meses, porque cuanto menos optimismo, mayor es la fuga de capitales y el desfinanciamiento de la economía”, subrayó.Para evitar mayores males, Abram observa como más lógico hacer el cambio de gabinete después de las elecciones y después de lograr el acuerdo con el Fondo, con un Guzmán yéndose con su tarea cumplida.Por su parte, Ariel Coremberg, economista y profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), señaló que en cualquier país normal es habitual que todo el gabinete presente la renuncia cuando hay una derrota electoral tan clara, pero el problema de la Argentina, en su opinión, es que “no es un país normal”. “Entonces, acá se le presenta al presidente, que hace rato es un pato rengo, el dilema de si generar un cambio después de noviembre o ahora, como se lo exige el ala cristinista, de la que depende desde que fue designado a dedo”, enfatizó el economista.Para Coremberg, los dilemas estructurales argentinos siguen pendientes de resolución. “Por lo tanto, veo una economía en zozobra permanente y con riesgo de producirse una crisis más estructural, que requiera cambios de gabinete más seguidos, como sucedió en las diversas crisis macroeconómicas locales, de 1975, 1989, 1990, en parte 1991, y 2001, cuando tuvimos cinco ministros de Economía. Acá no hay ministro de Economía de hecho, ya que Guzmán no lo es, desde el momento que no pudo disponer de la renuncia de su propio secretario, [Federico] Basualdo. Esperemos que esta crisis que se avecina se resuelva dentro de las instituciones, y con el presidente resistiendo los cambios de ministros impuestos por el Cristinismo”, concluyó el economista.Federico Moll, economista de Ecolatina, dijo que las repercusiones económicas derivadas de las renuncias existen y seguramente condicionarán a 2022. “Es difícil encontrar el camino que tomarían las distintas variables en los diferentes escenarios políticos. Si los sectores kirchneristas lograran ganar terreno, el gobierno se radicalizaría y daría un viraje hacia políticas mucho más expansivas desde la política fiscal y monetaria. También se podría encontrar que en esta guerra interna el que termine beneficiado sea Massa y ahí hay otro set de políticas a disposición, con una retórica más amigable y prácticas más intervencionistas”, afirmó.Moll agregó que el nivel de incertidumbre es tan alto, que resulta difícil aventurar políticas y es muy difícil, porque ni siquiera se pueden aventurar nombres. “También es cierto que el Gobierno no tiene mucha capacidad de tomar decisiones en un contexto como este, por lo que la posibilidad de que todo se mantenga constante también existe. Y que Guzmán se mantenga, y el rumbo se mantenga, con muchas tensiones políticas que pueden complicar especialmente el mercado cambiario”, remarcó el economista.
Fuente: La Nación