En esta generosa tierra donde más del 50% de los chicos son pobres y más de la mitad de quienes ingresan en el secundario abandonan y los que permanecen no se gradúan en tiempo y forma, un considerable porcentaje de políticos oficialistas y opositores disputan la campaña electoral en laberintos discursivos. Que, a juzgar por la chatura del juego, tienen menos chances de salir airosos que si entraran en el entrañable laberinto de espejos del Italpark (centennials, ver Google).Acá andan en un embrollo de ligustrinas, más parecido al histórico paseo cordobés de Los Cocos, pero de 15 centímetros de alto. Se enredan en los tobillos, pero gritan como si les taparan los ojos. Por eso es que quienes están en el poder y quienes quieren volver tienen una pintoresca coincidencia: manuales para la contienda electoral.El instructivo del kirchnerismo tiene entre sus sugerencias basales la de frenar con el “ay, pero Macri”, como respuesta a todo; parece que no les beneficia como creían. Las consecuencias del manejo de la pandemia no se las pueden achacar al “gato” que ocupó cuatro años la quinta de Olivos y ahora transita un involuntario exilio sanitario en Suiza. El manual de Juntos, que debería incluir un prólogo sobre por qué no se bautizaron Todos contra Todos, quedará tirado en un estante porque se niegan a aplicarlo.En el mientras tanto, ese lapso en que la ciudadanía vive, limpia todo con alcohol, está harta del barbijo y de la falta de la segunda dosis de Sputnik, trata de salir de la crisis económica y busca esparcimiento para morigerar tanta tragedia, enciende la TV para descubrir que la batalla electoral tiene otra curiosidad, casi científica: el clon. No, tranquilo, no repusieron la telenovela brasileña de 2001, que fue menos innovadora que el corralito financiero protagonizado por Cavallo y De la Rúa.Es difícil lo que le voy a proponer, querido lector, pero cierre los ojos un instante y recuerde las vehementes argumentaciones de Victoria Tolosa Paz. Admita que es el clon de la vicepresidenta, explicando que vamos muy bien, aunque muchos argentinos no logremos palpar el éxito del kirchnerismo. Y qué decir de Florencia Peña, que en su furioso descargo negando lo que nadie le había imputado por violar la cuarentena al visitar Olivos, con su “no me lo merezco” casi silabeado, nos hizo acordar a aquella frase para los anales políticos “la historia ya me juzgó” de la “one and only”, mientras hacía un alegato sin manual de instrucciones en una causa judicial por corrupción.

Fuente: La Nación

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