“Hermosa mañana, ¿verdad?”. La frase de un personaje de Guillermo Francella, adaptada por la cultura del meme una y otra vez, llegó a Francia. Ayer, cuando el día despuntaba en París, las redes sociales del club en español recrearon otra vez la expresión, acompañada por la cara sonriente de Lionel Messi, que se golpeaba el pecho a la altura de la Copa América: allí está estampado, en la camiseta de la selección, el deseado parche por el título reciente. A esa altura, el protagonista descansaba en su propio avión junto a Leandro Paredes y Ángel Di María en el vuelo de regreso. Llevaba consigo la mezcla de emociones de una noche demorada: por fin, a los 34 años, había disfrutado de jugar en casa como nunca antes.Messi, junto a Paredes y Di María, en el vuelo de regreso a ParísLa función de gala, con tres goles que le sirvieron un nuevo récord, fue apenas el principio. Porque lo fuerte, lo verdaderamente tocante, lo atravesó después. Desde que entró a calentar los músculos al Monumental junto a sus compañeros, Messi supo que iba a vivir una ocasión especial. Estaba pleno, dejando fluir lo que el cuerpo le dictaba. Si tantas veces agachó la cabeza, esta vez la llevaba en alto, correspondiendo cada grito con su nombre: las manos saludando acá y allá, la sonrisa estampada, las bromas con sus compañeros cuando, al revés de lo habitual, no podía embocar un tiro libre en el arco que defendía Agustín Rossi en ese momento de preparación…El corazón abierto del capitán ahora le permite llorar a cielo abierto. Esas lágrimas al aire libre tras el 3-0 a Bolivia, primero en una entrevista televisiva y luego con la bendita copa en sus manos, retratan lo que en el staff de la selección definen como su “naturalidad”. Messi, dicen, no cambió, en todo caso ahora se permite mostrar sus emociones como no lo hacía antes. Porque lo que sí cambió es la percepción sobre él.Buen día… Hermosa mañana, ¿verdad? ???? @Argentina pic.twitter.com/Q42xjqRdlV— Paris Saint-Germain (@PSG_espanol) September 10, 2021La unanimidad lo abraza como nunca antes aquí donde tantas veces, desde las críticas, se lo señaló. No las bienintencionadas: esas siempre valen. Pero sí hubo momentos de hostigamiento que hasta lo llevaron a renunciar brevemente, por ejemplo, a esta camiseta. En todo eso pensó, admitió él, en ese instante de quiebre: “Están mi mamá, mis hermanos en la tribuna. Se ha sufrido mucho, pero estoy muy feliz”, balbuceó, con el clan familiar ubicado en un palco del estadio. Y ya sobrevolando el océano Atlántico, garabateó en su cuenta de Instagram: “Qué noche hermosa, lo disfruté muchísimo. Inolvidable.”Entre otros regalos, como la plaqueta que les entregó la AFA a los campeones, llevaba en las valijas una camiseta de River con el número 21, toda una curiosidad. Es que después de la fiesta, al vestuario se presentó Diego Fabre, utilero de River, que en agosto de 2000 le había entregado la ropa de entrenamiento para que aquel Messi de 13 años recién cumplidos se probara en el club. Hubo un intercambio que Fabre ya guarda entre lo mejor de su colección (se llevó la 10 de la selección) y un abrazo por aquella vez que Messi no olvida. View this post on Instagram A post shared by Diego Fabre (@diego.panther33)La página en francésCuando el capitán todavía no había aterrizado en Europa, Mauricio Pochettino anunciaba lo lógico: ni él ni sus compañeros de la selección (tampoco Neymar) serán parte del equipo del PSG que este sábado (a las 12 de la Argentina) recibirán a Clermont en el Parque de los Príncipes. Otra vez, Leo se sentará en un palco, por lo que la ansiedad de los hinchas sumará una tarde más de espera. Pero en medio de esa preparación, tampoco el DT pudo escapar de lo que había pasado unas horas antes, en la madrugada parisina: “Fue realmente emocionante para toda Argentina y para toda la gente que ama nuestro país. Sobre todo para nuestros jugadores y, en especial, para Leo que tanto buscaba un título y éste reconocimiento que toda la gente le dio anoche es muy merecido. Estoy muy contento por él porque se lo merece”, acompañó el momento con sus palabras. Messi y Neymar estarán el miércoles en el debut del PSG de Mauricio Pochettino en la Champions League (BERTRAND GUAY/)Messi, un competidor feroz, ya tiene marcado en el calendario el comienzo de la búsqueda de su gran objetivo de la temporada: el miércoles que viene sí será titular (por primera vez, además) en el PSG, en el debut del equipo en la Champions League. Un estadio que puede albergar apenas 29 mil espectadores será testigo de eso: el de Brujas, de Bélgica, que ya prepara una noche de gala. En estas sensaciones renovadas que vive, el ahora número 30 tendrá su primera vez en esa ciudad de cuento, la “Venecia del norte”. Después, si todo marcha bien, sí tendrá su esperado estreno en el Parque de los Príncipes: el domingo 19, ante Lyon, por la liga francesa.¿Y cómo reabsorber ese amor que le brindó su tierra? Lanzado de pleno en la carrera hacia el Mundial, pronto volverán los viajes interoceánicos. En la ventana de eliminatorias de octubre, la selección jugará dos partidos de local (ante Uruguay y Perú) de los tres pautados (el primero es ante Paraguay, en Asunción). Y en noviembre será tiempo de recibir a Brasil, el otro gigante. Mientras las ligas de Europa y la Conmebol se pelean por la cesión de jugadores, razón suficiente para dudar de qué jugadores vendrán, el capitán despeja las dudas: él estará otra vez acá. Como aquel 9 de octubre de 2005, la primera vez que representó a la selección mayor de local, también en el Monumental, en un plácido 2-0 por las eliminatorias. La rueda giró 16 años desde entonces. Hizo falta tanto para que llegara la plenitud, ¿cómo no volver a sentirla?. Aunque él ya esté pensando en el partido que viene…El fin de fiesta, junto a Rodrigo De Paul (JUAN IGNACIO RONCORONI/)

Fuente: La Nación

Comparte este artículo en: