La preocupación quedó instalada en las municipalidades gobernadas por el Frente de Todos desde la noche del domingo pasado. Algunas horas después del cimbronazo electoral, que incluyó caídas preocupantes a nivel distrital para muchos intendentes oficialistas del conurbano, comenzaron las reuniones en busca de explicaciones y de nuevas estrategias. En el medio de la semana, estalló el conflicto entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner que derivó en un nuevo gabinete. Las charlas continuaron y dejaron bosquejos sobre la campaña con la que los jefes comunales intentarán ayudar en el objetivo de revertir la derrota provincial. Ese lineamiento tiene algunos puntos definidos, como los espacios a los que ir a buscar hipotéticos votos para el Frente de Todos, la distancia con el conflicto en la cima del poder y la apuesta por lo local que, por ahora, no se admite como un masivo esfuerzo por el corte de boleta, aunque comienzan a escucharse voces que lo propiciarán.“Esperemos que pase el infierno”, se sinceró un intendente de la primera sección electoral al referirse a la disputa entre el Presidente y la vicepresidenta. “Nos complica a todos, pero sobre todo al país. Trato de no enredarme en eso”, advirtió un jefe comunal de la tercera sección electoral. “Es mejor esperar un poco”, señaló a LA NACION un intendente de la zona oeste que, horas antes de que se conocieran los reemplazos y enroques en el gabinete, aguardaba que se tranquilizaran las aguas en la Casa Rosada para poner en marcha el motor proselitista otra vez.El fracaso electoral del peronismo en las PASO activó los diálogos. El martes, un día antes de la andanada de renuncias kirchneristas, los intendentes de la tercera sección se reunieron con el Presidente, en Almirante Brown. El miércoles, cuando la crisis interna se desató, vieron a Axel Kicillof en la gobernación. Los intendentes de la primera sección electoral se habían reunido también el martes, en un encuentro con el ministro de Desarrollo Social y exintendente de Hurlingham, Juan Zabaleta. El jueves, el gobernador bonaerense los recibió en La Plata. Kicillof también convocó a los jefes comunales del interior bonaerense, con los que dialogó el viernes.El jueves, el gobernador Axel Kicillof recibió a los intendentes de la primera sección electoral bonaerense (MARIANO SANDA/)“Se habló de ir por los votos en blanco, de inmigrantes y por los 7 u 8 puntos de partidos filoperonistas que ya no están en las generales [porque no superaron el piso de 1,5% de votos en las PASO, la llave para acceder a la elección de noviembre]”, resumió en diálogo con LA NACION uno de los intendentes que participó de las reuniones que organizó Kicillof en La Plata. “Y se pidió que Axel plantee que paren con esta locura de las peleas. Solo asintió cuando se lo pidieron”, completó.En el Salón Dorado de la gobernación se habló de “redoblar esfuerzos”, subrayó otro de los jefes municipales que participó de las reuniones y que buscará al menos reducir la ventaja que le sacó Juntos en su distrito.“Nos pusimos a trabajar sobre los padrones y la gente que no fue a votar”, especificó un protagonista de los diálogos en La Plata y de una de las reuniones entre intendentes que hubo en la semana. “Vamos a tratar de ver el ausentismo, y estamos en contacto con los que no llegaron al 1,5%”, dijo, en el mismo sentido, un intendente de la zona sur del Gran Buenos Aires.Kicillof reunió a los intendentes de la tercera sección electoral el miércoles (MARIANO SANDA/)Para mejorar el mal resultado de las PASO, las apuestas locales serán fundamentales, diagnostican en diferentes despachos municipales. La posibilidad del corte de boleta aún no se admite mayoritariamente, aunque empiezan a escucharse algunas voces decididas a apelar a ese recurso, que reaparece con fuerza cuando los números para los jefes comunales son adversos.“Campaña y presencia bien local”, es la receta de un intendente que pudo ganar en su distrito. Un colega suyo que no tuvo la misma suerte admitió que trabajará el corte de boleta: “Sí, claro. En los sectores altos y en sectores medio-bajos [que votaron en blanco o a fuerzas que no pasaron el piso]”.Pero, por el momento, predomina la reticencia a trabajar sobre el corte de boleta. “No. Soy peronista y defiendo la causa del peronismo”, respondió uno de los intendentes consultados por LA NACION. “Descartada esa posibilidad”, indicó otro jefe municipal.En el camino de la próxima campaña de los intendentes del conurbano aparece La Cámpora como un factor de poder con el que lidiar. Comparten espacio en la conducción del PJ bonaerense, que en diciembre debe asumir Máximo Kirchner, y en algunas boletas. “Están locos”, fue la lacónica frase que les dedicó a los camporistas un intendente al ser consultado por LA NACION sobre su diagnóstico de la agrupación, una de las protagonistas de la catarata de renuncias que puso en jaque al Presidente.Entre los jefes comunales, también hay renovadas críticas sobre Máximo Kirchner en su rol de presidente electo del PJ. Aunque no asumió, dejan trascender que debería renunciar si la derrota electoral del peronismo se consuma el 14 de noviembre.

Fuente: La Nación

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